Fundado el 9 de febrero de 2020
LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

PolíticaAgua y aguacates

Agua y aguacates

*OSCAR GUTIÉRREZ REYES

Empecemos señalando que el agua es indispensable para la vida. Sin agua no hay vida. Pero, sin agua tampoco hay producción agropecuaria y sin alimentos, tampoco hay vida. Eso determina que el agua que requerimos para la agricultura sea permanente, abundante, de buena calidad, almacenable en los periodos de lluvia y disponible en las temporadas secas del año. Sin embargo, aunque eso podría ser así en el país -dada su condición de poseedor de agua suficiente para todos los usos que la requiere- la verdad es que tenemos regiones con deficiencia elevada del recurso para usos domésticos, agrícolas e industriales. Y, durante buena parte del año, tenemos o inundaciones o prolongadas sequías. En resumen, en casi todo el país, no manejamos el agua, ni la cuidamos y las fuentes del agua están altamente amenazadas por la destrucción de los bosques y demás ecosistemas necesarios para la generación y conservación del líquido vital.

Las áreas más degradadas son los páramos, los bosques altos y medios andinos, la selva amazónica y la orinoquía y los humedales, que abundan en el territorio nacional pero que, por la tala masiva, los desarrollos de gran minería a cielo abierto, usos agropecuarios para cultivos de uso ilícito, secamiento de humedales y mal manejo de las fuentes de agua llevan a que, la oferta hídrica nacional este mermando considerablemente.

Sin embargo, el agua de que dispone Colombia para los diversos usos, agrícola, industrial, minero y domestico es, aún, suficiente. Eso ha llamado la atención de potencias, con escasez de agua y necesidades en el uso de la misma. Tienen los ojos puestos en el recurso hídrico nacional. Y, lo ven así, no solo en los usos de generación de energía sino, también, en el aprovechamiento que puedan hacer en varios cultivos en los que quieren la tierra y el agua, indispensable para la agricultura.

Según el Estudio Nacional del Agua 2018, “La demanda de agua en Colombia aumentó cerca del 5 % al pasar de 35.582 millones de metros cúbicos al año en 2014 a 37.308 millones en 2018. El sector agrícola es el que más utiliza agua (43,1 %), seguido del energético (24,3 %)”.

Esas realidades llevan a que en Colombia se estén estableciendo grandes compañías multinacionales para adelantar, en nuestras cordilleras andinas y también en los valles fértiles del caribe y del pacífico, al igual que en la altillanura, plantaciones de diversos productos entre ellos, el aguacate.

Y con relación a esa fruta, lo primero a señalar es que se está estableciendo un nuevo monocultivo, en las zonas medias de las cordilleras central y occidental de Antioquia, Viejo Caldas, Norte del Valle y Norte del Tolima, con la variedad Hass. La altura recomendada para sembrar ese aguacate es entre 1.800 y 2.200 metros sobre el nivel del mar. Se requieren terrenos que cuenten con luminosidad y disponibilidad de agua y, para su sembradío, se pide el descarte de tierras arcillosas, es decir que, preferiblemente se haga en tierras arenosas como las que abundan en las zonas en que se está sembrando.

Estas recomendaciones, que entregan técnicos nacionales o extranjeros sobre el cultivo del aguacate Hass, en el que hacen presencia no solo pequeños y medianos productores, sino grandes compañías que, además, están comprando centenares de hectáreas para establecer medianas y grandes plantaciones, secando humedales y talando árboles nativos para establecer dichas explotaciones.

En varias de esas regiones se presentan contradicciones entre esas compañías -varias extranjeras- y habitantes tradicionales de dichas áreas. Los enfrentamientos giran alrededor del uso del agua, los nacimientos de la misma, la conservación de esta y las formas tradicionales de organización de las comunidades alrededor de sus acueductos comunitarios. La siembra de aguacate hass, requiere de agua abundante, pero, no puede ser tanta que lo ahogue. Las particularidades señaladas en cuanto a la destrucción de bosque en zonas de altura media -en algunas zonas- el secamiento de humedales y ojos de agua -en otras- y, el establecimiento de otro monocultivo que incluye la venta de la tierra del país a compañías extranjeras, lleva a preguntarse si eso, así como se está haciendo, es lo que debe aceptarse, permitirse, para desarrollar nuestras zonas agrarias.

Debe señalarse que ya hay más de 80 mil hectáreas sembradas con aguacate Hass y una producción de 210 mil toneladas/año. De esas, la gran mayoría van al consumo interno así su siembra se promueva como cultivo para la exportación, exportación que no es fácil, para pequeños y medianos productores, por el elevado costo para establecer el cultivo y por las prácticas y controles de calidad necesarias para lograr la exportación de la fruta.

No decimos que no deba sembrarse aguacate en el país, lo que afirmamos es que no será, con el establecimiento de otro monocultivo y con los problemas ambientales que genera, como se logrará un desarrollo armónico del agro nacional.

*Oscar Gutiérrez Reyes

Director Ejecutivo Nacional Dignidad Agropecuaria Colombiana

Manizales, Abril 13 de 2021

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