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ActualidadAPAGÓN EN EUROPA, UNA ADVERTENCIA GLOBAL

APAGÓN EN EUROPA, UNA ADVERTENCIA GLOBAL

 

*Por: Ana María Flórez Bueno

Ana María Flórez Bueno

Ayer se vivió un día para no olvidar en la Península Ibérica. En una jornada que parecía transcurrir con normalidad, la energía eléctrica se fue repentinamente, dejando a millones de personas afectadas y a ciudades enteras sumidas en el caos. Sin control del tráfico, con trenes subterráneos varados y repletos de gente, sin acceso a dinero en efectivo, sin internet ni medios de comunicación para entender qué ocurría, el tiempo pareció detenerse. Como si fuera una película de Hollywood o la serie recién estrenada en Netflix Día Cero, la vida moderna se apagó.

Mientras unos aprovechaban el día para recordar cuando la vida era más simple, otros intentaban resolver emergencias aplicando protocolos en papel –esos que solo se usan durante simulacros.

Desde el otro lado del mundo, veíamos las noticias con una curiosidad lejana, pero seguimos con nuestras vidas sin mayor reparo. Me sorprendió, sin embargo, lo poco que se habló del tema en el vox populi, considerando la magnitud del evento. En Europa la historia era diferente. Las personas se apresuraron a las tiendas a comprar baterías y radios -de esos que ya nadie compra- para escuchar noticias, compraron velas para recibir la noche, pidieron aventones en la calle para volver a casa, jugaron con sus hijos porque no había pantallas para entretenerlos, desempolvaron los juegos de mesa, caminaron, se aglomeraron fuera de las estaciones de tren… esperaron, esperaron y esperaron.

Esto me hace pensar en lo dependientes que somos de servicios que solemos dar por sentados, que se han vuelto parte del paisaje cotidiano. En este caso, la energía eléctrica. Creemos que lo esencial en nuestro día a día es el internet, el celular, el computador, los audífonos o incluso el dinero en nuestras cuentas bancarias, sin detenernos a pensar que todo eso necesita energía para funcionar, o al menos para poder acceder a ello.

Basamos nuestra vida en un sistema frágil, y entre más nos hacemos dependientes de la tecnología – hoy, con la inteligencia artificial incluida – más nos exponemos a situaciones como la que se vivió ayer en España, Portugal, Francia y Andorra. Cada avance tecnológico que celebramos nos vuelve más dependientes de una infraestructura compleja y, por momentos, inestable. Hemos construido una rutina hiperconectada que se destruye con un solo apagón. Nos acostumbramos a lo inmediato, lo digital, lo automatizado, olvidando que sin energía todo eso deja de existir. Y en esa desconexión de ayer quizá lo más valioso fue el recordatorio de nuestra fragilidad y de cuánto damos por hecho.

Hasta ahora no hay un comunicado oficial sobre las causas del apagón, se manejan diferentes hipótesis: un ciberataque, un fenómeno atmosférico, la desconexión de alguna línea o una caída abrupta en la generación solar. Lo cierto es que, cualquiera que sea el origen, este episodio dejará aprendizajes para Europa y para el resto del mundo. Lo vivido nos recuerda que la energía no es solo un servicio: es la columna vertebral de todo lo que hacemos y el punto de partida para cualquier futuro.

 

*Comunicadora social y periodista, con especialización en comunicación corporativa. 

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