Por ERNESTO ZULUAGA RAMIREZ
A propósito del fallecimiento del más grande hacedor de canciones y compositor de boleros Armando Manzanero y de su cautivadora existencia les traigo en esta columna varias anécdotas curiosas que reflejan “un tantito” su talante y repasan su pródiga cosecha musical. Empiezo contándoles que su primera canción famosa, la que lo lanzó al estrellato —“Somos novios”— fue motivo de polémica y controversia en el mundo musical pues en 1970 el cantautor estadounidense Sid Wayne, quien componía canciones para Elvis Presley, publicó esta canción en idioma inglés titulándola “It’s imposible” y para colmo de desvergüenza denunció a Manzanero por plagio.
En 1950 Armando compuso su primera melodía, “Nunca en el mundo”, pero solo hasta 1967 la grabó y la incluyó en su primer disco. El maestro inició su actividad profesional como pianista y acompañante y jamás soñó con ser cantante en sus primeros quince años de vida artística; hizo parte de los grupos musicales de grandes estrellas de aquella época como Pedro Vargas, Daniel Riolobos, Olga Guillot y Lucho Gatica. Como interprete solista solo se estrenó hasta 1962 con el Primer Festival de la Canción del Palacio de Bellas Artes de México, obteniendo el quinto lugar. A partir de ese instante su vida cambió para siempre hasta convertirse en el cantautor más prolífico de la música romántica latinoamericana.
La canción “Adoro”, otro de sus mayores íconos musicales, Manzanero la escribió bajo la influencia e inspiración de Chabuca Granda y en ritmo de vals criollo peruano; sin embargo cuando decide grabarla la convierte en balada. Ninguna otra de sus canciones ha recorrido más el mundo ni ha sido interpretada en más idiomas; él mismo la cantó alguna vez en lengua “maya” evocando a su abuela quien jamás habló el español.
Muchos artistas de todas las edades abrazaron sus composiciones pero ocupa lugar especial Roberto Ledesma, el bolerista cubano que le sobrevive y que llevó a la fama las canciones del compositor yucateco. Intérprete magistral de este género —en declive hacia comienzos de los 60’s— Ledesma, de la mano de Manzanero, le devolvió al bolero su lugar privilegiado en el alma musical de los latinos.
En la década de los ochenta el cantante mexicano Carlos Cuevas realizó un concierto en Yucatán en el que interpretó, en presencia de Manzanero y su esposa, “Contigo aprendí”. Al terminar expresó: “aquí con nosotros está la musa de esta canción”. Al día siguiente Armando llamó a Cuevas y le dijo: “qué crees, me acaban de mentar toda la madre porque esa canción y todo ese álbum se lo hice a otra señora y mi mujer lo sabía”.
El compositor nacido en Mérida y que tuvo cinco esposas visitó varias veces nuestro país aunque tan solo una a Pereira. Su último viaje a Colombia se dio con motivo del capítulo final de la serie televisiva “Betty, la fea” en el que la protagonista se casó y Armando apareció y actuó en compañía de Olga Tañón, cantante mexicana. Nuestro nobel Gabriel García Márquez dijo de él alguna vez que era sin duda el mejor poeta vivo del mundo y que siempre le cantaba al amor y a la mujer sin hacer apología del despecho ni del sexo. Manzanero fue también un gran impulsador de artistas. Cantantes colombianos como María Isabel Saavedra y Sofía Orozco y el saxofonista Álvaro Rodríguez se dieron a conocer internacionalmente gracias a que Manzanero descubrió sus talentos. Otros interpretes latinos como los Tri-O y Tania Libertad también alcanzaron su cénit de su mano y cómo no recordar a Luis Miguel cuya serie de “Romances” se dieron con la producción musical de “aquel señor”.
Extraordinaria Historia con aire de biografia.