James Fonseca Morales – Vigía Cívica
Las amenazas que recibió Carolina Giraldo Botero por denunciar la desaparición de un guadual, en la zona de la carrera 15 bis entre calles 10 y 11, lote 3, no le apuntan solo a ella pues denunció, como miembro del Ágora Cívica, un colectivo local, integrado por pereiranos comprometidos en acciones de participación ciudadana, para buscar la corrección de errores, para señalar caminos o, simplemente, para opinar con argumentos razonados, sobre la marcha de la ciudad y su desarrollo futuro.
En ese contexto, las amenazas a uno de los miembros de ese colectivo, originadas en el quehacer común, conllevan advertencias macabras que deben entenderse, no solo para todos los que hacen parte de él, sino para cualquier ciudadano que se oponga a quienes consideran que tiene la fuerza suficiente para lograr que sus intereses, personales o económicos, se pueden anteponer a los de toda la comunidad y están dispuestos a llegar a cualquier extremo o a usar cualquier recurso, para que así ocurra.
Una conducta inaceptable en un estado de derecho, que nos recuerda la época aciaga, cuando los carteles del narcotráfico imponían sus apetitos por la convicción de los sobornos o por la fuerza de sus armas.
Pero, así haya amenazas, los pereiranos no renunciaremos a nuestro derecho de señalar cualquier cosa que afecte la vida de la comunidad. Siempre se ha hecho y siempre habrá ciudadanos que lo hagan, porque el civismo es más que la participación en convites, es también velar, entre todos, por los bienes de la comunidad y reclamar por el cumplimiento de normas que se deben acatar para convivir en esta ciudad.
Al solidarizamos con Carolina, reconocemos en ella su probado valor civil y la destacamos como un miembro valioso de nuestra comunidad.
De otro lado, al examinar el origen de este mal suceso encontramos que, en el acta de la primera visita de la Dirección Operativa de Control Físico de Pereira, a la dirección anotada, en abril pasado, aparece la licencia N°001133. El texto de ese documento, archivado en la Curaduría Urbana Primera de Pereira, autoriza construir una vivienda unifamiliar de un piso, con 127 m2 y una terraza descubierta, de 90,32 m2 y no un hotel, como se anuncia en un aviso exterior a la obra. Entonces, cabe preguntar: ¿Qué documento le exhibieron al funcionario de Control Físico, con ese número?
Este asunto nos hace recordar la lucha de la Secretaría de Gobierno de la pasada administración, por detener la edificación que, sin licencia, se levantó frente a la pista del Aeropuerto “Matecaña”, y también que, aunque su demolición está ordenada, el edificio sigue en píe. Derribar ese edificio sería una advertencia clara para quienes pretendan construir sin licencia en Pereira.
En el país del Sagrado Corazón:
Se vulneran los derechos a:
> libertad de expresión.
> veeduria a proyectos y acciones de mandatarios.
> libertad a la protesta civil, publica.
> libertad de asociación( sindical)
Mandato totalitario, con decretos lesivos a los derechos sociales.