Por GERMÁN A. OSSA E.
En 1895 unos señores mostraron a un público muy reducido (escasas 30 personas), un puñadito de películas que reflejaban en cierta medida, momentos reales de lo que se vivía en el París de entonces. Un desayuno de un bebé, unos trabajadores que salían de una fábrica de implementos para fotografía, cuatro señores derribando un muro, dos jardineros regando un prado y un montón de pasajeros en una estación, viendo la llegada de un tren a su sitio, entre otras. El asombro y la fantasía juntas. Nacía un arte nuevo: el CINE y con él, el espectáculo y el ARTE más nuevo de que se tenga noticias. (Unos teóricos argumentan que existen nuevas artes, pero, a decir verdad, son variaciones las que aparecen cada rato, pero de artes ya creadas, inventadas, nacidas, usadas y que circulan).
Quiero decir con ello, que el arte nació contando verdades, recreando la realidad.
Un gran amigo mío, “Chucho” Navarro, que vive hace más de veinte años en Estados Unidos, y que ama al cine como yo, consumidor empedernido de NETFLIX, me recomienda decenas de películas cada rato, casi hasta enloquecerme. Pero por su culpa e insistencia, he visto unas joyas que debo agradecerle obligatoriamente.
EL JUICIO DE LOS 7 DE CHICAGO
El juicio de los 7 de Chicago es una película estadounidense de 2020 de género histórico y drama legal, escrita y dirigida por Aaron Sorkin. Sigue al grupo conocido como los Chicago Seven, un grupo de manifestantes opositores a la guerra de Vietnam, acusados de conspiración para cruzar fronteras estatales y causar disturbios en la Convención Nacional Demócrata de 1968 en Chicago. Cuenta con un reparto coral que incluye a Yahya Abdul-Mateen II, Sacha Baron Cohen, Daniel Flaherty, Joseph Gordon-Levitt, Michael Keaton, Frank Langella, John Carroll Lynch, Eddie Redmayne, Noah Robbins, Mark Rylance, Alex Sharp y Jeremy Strong.
Su dueño y autor, Sorkin, originalmente escribió el guion en 2007, con la intención de que fuera Steven Spielberg quien dirigiera el largometraje, con la condición de que contratara un elenco de actores desconocidos. La huelga de guionistas de ese año y no una absurda pandemia y muchos problemas de presupuesto, llevaron al director de “La lista de Schindler” a abandonar el proyecto. Sorkin fue anunciado como director en octubre de 2018, y gran parte del elenco fue anunciado en ese tiempo. El rodaje tuvo lugar en el otoño de 2019 en Chicago y en los alrededores de Nueva Jersey.
Fue originalmente planeada para su estreno en cines a cargo de Paramount Pictures, sin embargo, los derechos de distribución luego fueron vendidos a Netflix, a causa, ahora sí, de la pandemia de ese COVID-19 que nos tiene jodidos a todos. Gracias a ello, podemos verla en la comodidad de la casa, en un celular, en un portátil, en un centro de acción comunal y/o en una sala de exhibición cualquiera, sin pasar por las complicaciones de la rigurosidad de las estrategias de esa bioseguridad que nos ha condicionado todo.
Cuenta la historia (Según el señor Google), que en agosto de 1968, Abbie Hoffman, Jerry Rubin, Tom Hayden, Rennie Davis, David Dellinger, Lee Weiner, John Froines y Bobby Seale, hacen preparativos para protestar en la Convención Nacional Demócrata en Chicago. Cinco meses después, los ocho son arrestados y acusados de intentar incitar a un motín. John N. Mitchell, el Fiscal General, nombra a Tom Foran y Richard Schultz como fiscales, mientras que todos los acusados excepto Seale, están representados por William Kunstler y Leonard Weinglass.
El juez Julius Hoffman muestra un prejuicio significativo para la acusación. El abogado de Seale, Charles Garry, no puede asistir debido a una enfermedad, lo que llevó al juez Hoffman a insistir en que Kunstler represente a los ocho acusados. Esta insistencia es rechazada repetidamente, tanto por Kunstler como por Seale. Seale recibe apoyo de Fred Hampton que el juez Hoffman asume es ayuda legal. Abbie Hoffman se opone abiertamente a la corte. El juez Hoffman comienza a destituir a los jurados sospechosos de simpatizar con los acusados debido a las amenazas reportadas por el Partido Pantera Negra y acusa a los acusados y sus abogados de múltiples cargos de desacato al tribunal.
Numerosos policías locales encubiertos y agentes del FBI testifican. En el momento de la convención, Hayden notó que dos policías seguían a Davis e intentaron dejar salir el aire de su neumático, pero fue atrapado y luego arrestado. Abbie y otros dirigieron una protesta hacia la estación de policía donde se encontraba detenido Hayden, pero se dieron la vuelta al ver el bloqueo policial afuera. Al intentar regresar al parque, la policía se había hecho con el control de la colina con órdenes de dispersar a la multitud. Se produjo un motín y los manifestantes se enfrentaron con la policía en un intento de reclamar la colina. Kunstler señala que ninguno de los acusados instigó el motín.
Días después, los acusados se enteran de que Fred Hampton fue asesinado durante una redada policial. En represalia a que Seale continúe defendiendo sus derechos constitucionales, el juez Hoffman lo lleva a otra habitación, lo golpea y lo devuelve amordazado y encadenado. La fiscalía y la defensa objetan la orden del juez, y el juez Hoffman declara nulo el juicio del caso de Seale.
La defensa decide poner a Ramsey Clark, fiscal general durante los disturbios, en el estrado. El juez Hoffman no permite testificar que se negó a iniciar procesamientos después de los disturbios debido a la evidencia de que el Departamento de Policía de Chicago los instigó. Dellinger golpea a un alguacil, lo que resulta en su arresto.
Kunstler presenta una cinta que implica a Hayden a los acusados y prepara a Hayden para un interrogatorio. La noche del motín, Davis trató de apaciguar a los policías que intentaban arrestar a un menor que se subía a una asta de bandera. Después de que la policía golpeó la cabeza de Davis, Hayden enfurecido exclamó: «¡Si la sangre va a fluir, déjela correr por toda la ciudad!». Los acusados fueron finalmente acorralados por la policía, quienes les quitaron las placas y procedieron a agredirlos. Abbie deduce que Hayden fue sacado de contexto, afirmando que la declaración original habría comenzado con «Si nuestra sangre va a fluir …»; Hayden le pide que testifique.
En su testimonio, Abbie refuerza que Hayden fue malinterpretado y manifiesta su desdén por el liderazgo del gobierno de Estados Unidos. Al final del juicio, a pesar de las instrucciones y objeciones del juez Hoffman, Hayden usa la declaración final para nombrar a los 4.752 soldados que murieron en la guerra de Vietnam desde que comenzó el juicio. Este acto incita a muchos en la corte a ponerse de pie y vitorear. Un epílogo describe las vidas de Abbie, Hayden y el juez Hoffman después del juicio.
Esa mezcla de documental grabado directamente en los momentos de las revueltas en los años sesenta, con la filmación del año pasado, refuerza su valor testimonial, aportándole más elementos de verosimilitud a la película y la actuación de todos los que aparecen en la cinta haciendo el papel de jueces, abogados, testigos y líderes de las protestas y hasta los montones de policías que absurdamente usan contra ellos sus finísimos bolillos y su fuerza bruta, es impecable.
De nuevo se demuestra que, así como los Hermanos Luis y Augusto Lumiere con sus ingenuas películas de por allá por el año 1895 como ahora, recientemente el Maestro Aaron Sorkin con su extraordinaria cinta “El juicio de los 7 de Chicago”, el buen cine se hizo para dar testimonio de la realidad, por dura que ella sea.
Por algo será que “El juicio de los 7 de Chicago” ya tiene 5 nominaciones para llevarse igual número de Globos de Oro a casa, ahora que llegue la hora de entregar esos premios a las mejores películas del 2020.
Excelente columna, también la película