En varias intervenciones hemos dicho que, sin duda, la Avenida de los Colibríes, que sería la segunda conexión entre el centro de Pereira y el sector de Cerritos; es el proyecto vial más importante de Pereira desde al construcción de la Avenida Belalcázar, hace 20 años, puesto que ninguno de los otros, desarrollados en ese lapso, es una vía con las características y la importancia de este para unir dos puntos distantes de la ciudad.
Pero desde la fecha final estipulada para la construcción de la primera etapa de la Avenida, de solo 3,4 kilómetros, la ejecución ha estado enredada y además, los permanentes retrasos, los cambios en el trazado, las suspensiones del contrato, las razones para sacrificar árboles centenarios, el incumplimiento de la promesa de entregar el primer kilómetro asfaltado el 30 de agosto del 2022 y luego al finalizar 2023; la compra pendiente de predios, son parte de los hechos y circunstancias relacionados con la obra, que no tuvieron, durante el gobierno municipal anterior, información oficial veraz.
Solo pronunciamientos grandilocuentes de los funcionarios de esa administración, que pretendieron desdibujar lo que era evidente, por lo menos para los vecinos de la zona donde se ha adelantado la obra, en relación con su avance y la falta de planeación.
Por eso, después del incumplimiento sucesivo de cuatro fechas pactadas para la terminación de la obra, denunciamos públicamente y ante la Contraloría Municipal de Pereira que en los Informes de la Interventoría del contrato de construcción quedan documentados los repetidos cambios en los diseños y medidas de la obra que, además, incumplen las disposiciones geométricas estipuladas del Plan de Ordenamiento Territorial de Pereira, para una avenida de esa categoría, todo lo cual ha incidido en los retrasos y en los reajustes económicos.
También hemos advertido que vendrán demandas de personas que, de manera voluntaria, cedieron anticipadamente franjas de terreno para la obra y dos años después no saben cuándo y cuánto les pagarán, también de vecinos que se vieron obligados a cerrar explotaciones agropecuarias porque las obras de la Avenida les dejaron sin acceso expedito a sus predios.
En conversaciones con la Veeduría de la Avenida de los Colibríes, establecimos que, a 30 de enero de este 2024, no se había culminado la instalación de la red eléctrica subterránea, pues sólo se enterraron los ductos. Tampoco se ha avanzado en el cambio de la tubería del acueducto del sector, que es asbesto-cemento y por ello cancerígena y que, aunque no es responsabilidad del contratista, debe sustituirse inmediatamente, para evitar que después de pavimentada la vía sea necesario romperla.
También se quejan los vecinos porque el contratista de la obra derribó los cerramientos de varias propiedades dejándolas expuestas a los ladrones y se ha negado a restablecerlos, por lo que le han pedido a la Alcaldía que ponga seguridad privada en la zona.
Todos los problemas descritos y otros más fueron una herencia que el gobierno de Carlos Alberto Maya dejó a la actual administración del alcalde Mauricio Salazar y fueron el fundamento de la vehemente protesta de este en su primera visita a la obra. Pero ya ha transcurrido más de un mes desde la posesión del nuevo gobierno de la ciudad y los vecinos perjudicados no reciben respuestas, ni siquiera a los derechos de petición que dejó sin resolver el anterior gobierno y que para el actual ya también tiene los plazos vencidos.
Frente a este cúmulo de irregularidades, incumplimientos y atropellaos, la Corporación VIGÍA Cívica está formulando una queja a la Contraloría General de la República, CGR, solicitándole un control excepcional a la ejecución del contrato.