«Pa’la bobada no hay nada», nos decía mi madre a manera de regaño cuando hacíamos algo tonto o estúpido y con los años aprendí que este es uno de los aforismos colombianos más acertado y oportuno para calificar una idea que en verdad sea un despropósito. Y se me vino a la cabeza a raíz de la carta abierta a la opinión pública que entregó esta semana la hija de Jorge Eliecer Gaitán, Gloria Gaitán y dirigida al expresidente César Gaviria, director del Partido Liberal. Al empezar a leerla sentí un buen gusto con su primera frase en la que regaña al exmandatario por descalificar la cordura del actual presidente de la República, Gustavo Petro. Uno podrá estar en desacuerdo con mucho de lo que hace nuestro mandatario, pero me parece desatinado y grosero calificarlo abiertamente, como lo hizo Gaviria, de «loco». Pero no duró mucho la dicha: cae enseguida, la señora Gaitán, en el mismo pecado que condena al calificar de «diabólico» el temperamento de Gaviria amparada en que lo conoce porque estudió con él Economía en la Universidad de los Andes.
A medida que se avanza en la lectura de la misiva se advierte una cizaña sorprendente, de esas que se alberga solo con odio en el corazón. Gloria, la también representante a la Cámara en la misma época y después amante de Salvador Allende —el asesinado presidente chileno— y que llevó en sus entrañas un hijo suyo que no llegó a nacer, reconoce haber sido quien denunció los robos y delitos que cometiera Gabriela Zuleta —representante a la Cámara por el departamento de Risaralda elegida en 1974— sustentada en el expediente que César Gaviria le había hecho llegar con las pruebas respectivas. Agrega Gaitán que «esos documentos Gaviria los había recopilado cuidadosamente, para poder propiciar, torticeramente, una demanda contra la cabeza de lista, para él poderla reemplazar.» ¡Vaya! Como si investigar y denunciar un delito fuera un pecado. ¡Qué desfachatez! Se le olvida que fue ella, Gloria Gaitán, quien presentó la denuncia.
Luego afirma en su carta que «Antes de hoy no había querido hacer públicas las maniobras de Gaviria para infiltrarse ladinamente al Congreso de la República, porque le tengo mucho miedo. Sé que es capaz de todo.» No quiero imaginarme como se viven cincuenta años con pánico y menos cuál fue el hecho o la circunstancia que la llevaron a destapar la olla. Por cierto, ¿una olla con cuál delito? Pa’la bobada no hay nada.
La animosidad de Gloria Gaitán se desviste totalmente en la última frase de la carta en la que afirma que «Gaviria no está loco, es un tortuoso manipulador politiquero que, conscientemente, está al servicio de los intereses de la mafia oligárquica, a la cual ingresó mediante quién sabe qué maniobras». ¿Por qué escribe en tercera persona si la carta va dirigida al expresidente? Al menos debía tutearlo, pienso yo. Los fantasmas parecen perseguir a la hija de Jorge Eliecer. En 2017 hizo otra denuncia pública contra Álvaro Uribe por acosarla políticamente durante su gobierno y haberle levantado 41 procesos judiciales en su contra, como forma de silenciarla por responsabilizar a la CIA del asesinato de su padre.
Pero todo tiene un lado bueno. Gloria se dio cuenta que el expresidente Gaviria no está loco y ahora podrá dormir tranquila sin temor a ser asesinada, desaparecida o quien sabe si torturada. Pa’la bobada ….
No se desvirtuó nada de lo aseverado por la Señora Gloria Gaitán. Qué Bobada !!!