▫️El insulto compulsivo moneda corriente, tara que degradó la democracia disfuncional.
▫️A incapacidad para argumentar fácil insultar por ignorancia. Política lumpen visceral es emberracar turbamulta.
🗣️ La insultadera , gritadera energúmena y odio político de éste siglo viene de la degradación cognitiva residuo de la violencia azul y roja en la primera mitad del siglo veinte. Éste déficit neurológico en los recientes veinticinco años se «formalizó» desde la indignidad burocrática con la amplificación exponencial de trinos, bots, tiktokers, youtubers y reels, posts, likes en Meta-facebook, instagram y demás plataformas de vida digital modo cloacas a sueldo.
Sumado a lo anterior la descomposición del periodismo industrial exacerbado en manipulación, desinformación y venalidad ideológica imparable. Ningún pudor para sesgar sobre medidas la desorientación de la masiva ignorancia política sin filtro, disponible al mejor postor.

El funcionario más insultado, denigrado, arrasado en reputación pública por sus conciudadanos en Colombia está en ejercicio de mandato presidencial al frente de la democracia burocrática electoral. Las métricas del tráfico digital sin restricciones dan cifras inalcanzables para los pasados inquilinos del codiciado solio del primer empleo público en el Estado colombiano.
El gobernante de mayor trastorno obsesivo compulsivo con los trinos de lo que sigue llamándose el tuiteo X, maña incurable, no fue el primero en ésa adicción tecnodependencia para marcar la agenda de sus detractores en primer lugar y seguidores de su causa en segundo lugar de compulsividad defensiva ofensiva a la vez. El virus lo propagó su antagonista.
Primero hubo un twitteradicto que instauró el insulto, gritadera, matoneo verbal y físico, engaño y mentira con odio político, efectos tóxicos contra sus contrarios desde sus anomalías en sus ocho años de inquilinato hasta 2010 y de ahí con mayor pugnacidad recalcitrante y feral en los ocho años siguientes de viudez del poder público que tuvo a sus anchas con todo el establecimiento a su voluntad. Lo que quisiera porque todo estaba alineado en el Estado negocio privado.
Defender políticos colombianos acaballados en el tigre del poder burocrático es la mayor estupidez periodística en independencia cuando no hay vocación de servidumbre a sueldo de nadie. No hay político de alta resonancia defendible en una verdad editorial autónoma, libre de restricciones por compromisos y pagos.
Hay periodismo libre de orillas ideológicas y activismo proselitista, no subalterno ni subordinado. En este lugar nadie puede ser visto en ejercicio de poder público, político, como no contaminado con las malas prácticas y deformación de la democracia real, en lealtad con todos en sociedad responsable, respetable. No hay quien tire la primera piedra desde el poder en irrespeto y maltrato a la verdad pública, la gente, sus derechos efectivos y la democracia como derecho a la diferencia digna y pensamiento autónomo. Nadie alcanza la estatura suficiente en ése grado de legitimidad y autoridad.
La herramienta más socorrida de la mediocridad política rampante es graduar enemigos en todos los adversarios de militancia e ideas, muchos disfrazados de contradictores para engañar incautos y controlar poder. Politicastros que destruyen miles de millones en estrategias de engaño, manipulación y odio patológico en la población.
El enemigo interno, denigrar ad hominem, justificar mediocridad de liderazgo ausente distrayendo odios viscerales con culpables a la medida del analfabetismo político ideológico y la incapacidad para modular, controlar emociones primarias manipulables. Todo disfraz de político mediocre, hueco, venal, centra su actuación en propagar odio contra culpables sin proponer nada serio, respetable. Vacío.
La clave de como salir de esta mediocracia está en el ciudadano de valor civil, respeto y criterio sólido que no es objeto de manoseo ni manipulación. Cada colombiano digno que no se regala ni permite abuso, no da ni un segundo de atención al ruido despreciable de los insultos, engaños, distorsión y desinformación.
Una pedagogía ciudadana de cero atención, indiferencia y rechazo a todo irrespeto representado en cada intento de contaminación de mediocridad con disfraz político engañoso de la orilla que sea, hace la diferencia frente al barro de la corrupción que destruye el derecho a la democracia leal, real, legítima.
El lugar del ciudadano de excelencia está en no admitir irrespeto ni manoseo de la grotesca y vergonzosa mediocracia que destroza lo público, los derechos, la vida digna en sociedad respetable.
El Estado burocrático venal coptado por la mediocridad astuta y sagaz, tiene que salir de las garras de sus captores rapaces. Muy difícil.
El poder lo tiene el ciudadano digno de su autodeterminación. Ya pudo una vez y puede volver a dar otro paso frente a la gavilla de la cleptocracia. Ahí está el cambio real irreversible. El voto limpio ✔️
Escrito por Hernando Ayala M Periodista colombiano autónomo. Mail disnnet@gmail.com


