Por: Eduardo Montoya Pérez
¿Cuántos hemos llorado por amor, o hemos confundido el amor con el placer, o el placer con la costumbre? Bueno, en el mundo LGBTIQ (lesbianas, gais, bisexuales, transgénero, intersex, queer y hasta la Z) también pasa igual. La diferencia es que en algunos casos vienen la mayoría de veces cargados de inseguridades, miedos, desconfianzas y complejos por los estándares que impone el mundo multicolor en el que vivimos.
Lo que sí es claro, es que la presión para conseguir pareja es cada vez más complicada: si es activo, si es pasivo, si es versátil. Los roles en la cama parecen que marcan uno de los principales requisitos, ya que de eso podría depender el amor, ¡perdón!, el placer que se puede brindar y obtener de otra persona y, peor aún, la lista de chequeo es cada vez más infinita; de difícil acceso e imposible de aplicar en ella.
Luego va si es afeminado, tiene ademanes, es macho del closet, macho reservado y se suele poner un sinfín de clichés, sólo por si se es algo delicado o un empedernido hombre que no ha asumido su orientación sexual y teme ser incluido en el mundo gay, como si eso fuera un delito en el siglo XXI.
Nos seguimos complicando, cuando queremos encontrar otra persona para compartir la vida, parece que es una carrera maratónica en Grindr o Tinder (aplicaciones para hacer citas) para acostarse con la ciudad entera y así experimentar cuál de todos ellos es el amor verdadero. Pero es que uno de los grandes problemas de la mayoría es que olvidamos tomar café, conquistar, conocer las verdaderas intenciones del otro, y sólo una vez allí, en la cama, donde repetimos una y otra vez decidimos iniciar algo estable y duradero, algo similar al proceso de Paz.
Pero terminamos siendo traicionados, como algunos lo hicieron con la Paz. El corazón termina roto. Ya sólo creemos en la crueldad del mundo, y más del mundo multicolor gay en el que solemos estar. Todos somos víctimas y victimarios, presas del amor que nació en una aplicación, en un bar, en un centro comercial y que nos llevó a la cama.
La verdad sea dicha, es hora de amar más el ser humano, menos al cuerpo, el pene, el trasero, lo físico y tocar más allá que lo exterior, ahondar en el interior de las otras personas, no sólo como carne, también hay muchos corazones solitarios, mentes abiertas a transformar sus realidades en posibles estados, relaciones que trasciendan. Para lograrlo creo que debemos ver al otro tal y cómo es, quitándonos el complejo de discriminarnos a nosotros mismos.
Datos finales:
Ya leyeron la columna «Pico y género ¿Medida excluyente?», pues se la vuelvo a compartir https://elopinadero.com.co/pico-y-genero-medida-excluyente/, me uno a la solicitudes de los colectivos LGBTQ de Caldas, el pico y género no da garantías efectivas a las personas transgénero o las personas no binarias (quienes no se identifican como hombres ni como mujeres), así como intersex y queer.
Durante esta semana, se conmemoró el Día de la Visibilidad Lésbica, una fecha que invita desde el año 2008 a trabajar en los derechos de las mujeres que han sufrido discriminación o han sido víctimas en su integridad. Es un llamado a vivir cada 26 de abril como un día clave para sus luchas y para el apoyo que merecen.
La cultura, es la clave para conocernos y entendernos, el dialogo con otras culturas es fundamental, para profundizar en ese conocimiento y entendimiento.
Nos acercamos desde Grecia, desde el vocablo : philia: que significa amor y amistad.
Y existen tipos de amistad: por negocio, por política, por estudio y otras.
La amistad ética,, que se plantea desde los griegos , es la que proporciona al amigo, solo en la persona íntimamente unida a nosotros, por los vínculos del espíritu y la moral, es duradera, comunica sus sentimientos, es depositaria de confianza, supone igualdad de nivel.
Desde Platón: amor que haga vencer el miedo, dar generosamente, lo mejor que tenemos: una caricia, una sonrisa, atención, tiempo, confianza.
Amar: es DAR, es es dar desde las luchas y esperanzas del otro.
Sino es así, nos quedamos con lo que dice el Sacerdote Juan Jaime:» el precio mayor del amor.es tener sexo».
Totalmente de acuerdo, tristemente cada vez es más difícil llenar la «lista de requisitos» de alguien más, las expectativas y estándares son muy altas, lo cual a mi parecer es ridículo y a riesgo de sonar idealista, la belleza física es efímera, pero la del corazón crece con el tiempo. Pienso que muchos tienes mucho añor para dar, ojalá llegue el momento en que ese amor sea recibido y recíproco. Es difícil creer en el amor cuando está bajo tantas capas de basura superficial y banalidad, pero indudablemente ahí está, afortunados aquellos que logren alcanzarlo.