Con los de salud me da pena ajena

Por: Martha Rotavista

Antes que a cualquiera le dé por decirlo (porque casos se han visto), no, no vivo del sector de la salud, de hecho si me pongo a pensarlo, los médicos ‘no me gustan’: le huyo a las consultas, me asustan los exámenes, le ‘saco el cuerpo’ a los medicamentos, en fin…pero es que aquí ‘echando’ cabeza, hay algo que no me cuadra: eso de no dejar entrar al personal de salud en algunos supermercados, unidades residenciales y transporte público, raya no solo en lo más mezquino, sino en la total ignorancia.

No sé ustedes, pero yo a estas alturas de la vida no  logro entender cómo los que discriminan a ese personal, no van haciendo (pero para ya), un documento en el que con firma, cédula, huella y foto (si no salen tan feos como su alma), se nieguen a recibir cualquier servicio general o de Urgencias, sea o no por el dichoso virus.

No sé si exagero, pero de verdad creo que estas ‘personas’ que humillan a otro por su profesión, máxime cuando se la están jugando todo por nosotros, deberían autorizar y notariar desde ya su no atención, para que puedan morir en la calle (o mejor en la comodidad de sus casas, cosa que no hagan mucho trancón por ahí), sin quitarle espacio a quien lo necesita y respeta este servicio.

Es complejo que alguien con cinco dedos de frente no pueda entender que estos profesionales son los que están y han estado en el frente de batalla durante una guerra con un enemigo que ni siquiera pueden ver, sin más armadura que un vestido de protección que muchas veces llega tarde y que en algunos casos ni llega y es reemplazado por bolsas de basura grapadas. Algunos pasan días por fuera de sus casas, lejos de sus familias, con jornadas laborales agotadoras, con miedo y además con unos sueldos que no se sabe si dan tristeza o risa…médicos, enfermeros, terapeutas, muchos con contratos de quinta, por prestación de servicios y con pocas o ninguna garantía.

A eso se le suman los contagios, hasta la fecha sabemos por encima que en Italia son al menos 4.824 personas del equipo médico contagiado, casi el doble que en China, mientras que los muertos ascienden a 33.  En España el personal infectado alcanza un 20 % del total de enfermos, mientras que en Colombia se reportan 169 contagiados y cuatro muertos.  Con estas cifras de verdad que muchos quisiéramos hacer más que dar las gracias cada noche desde una ventana.

Por mi parte, me da pena ajena y ni siquiera por los pelees que les hacen el feo, me da pena ajena porque en muchas de sus marchas, yo miré para otro lado, como muchos colombianos, desentendida e insensata.

Esto pasará, pero no podemos dejar que los médicos y su equipo queden en el tintero, la próxima vez, tendremos que reclamar con ellos, mirar a los ojos, escuchar lo que dicen y agradecerles más allá de los aplausos.