Por HUGO OCAMPO VILLEGAS.
“Qué quieren que hagamos, le pego un tiro a cada uno de los muchachos…?”. Eso lo dijo el técnico del Deportivo Pereira, Néstor Orlando Craviotto en la rueda de prensa virtual luego del empate en casa frente al Envigado, 1-1
Obviamente, esa respuesta desencadenó en las redes de periodistas reacciones adversas y hasta más explosivas que las palabras de Craviotto. Busqué el video de sus declaraciones pensando en que de pronto le hicieron una pregunta entre tonta y perspicaz, pero a mi parecer era una más dentro del acostumbrado molde de las apreciaciones sobre el rendimiento del equipo.
Luego leí la transcripción de un pronunciamiento del gerente deportivo Felipe Eusse, que en la red de prensa deportiva compartió el editor de deporte del Diario del Otún, Carlos Arboleda. En su primer párrafo decía:
“En estos momentos la emoción de todos está a flor de piel, la respuesta quizás no fue la mejor, pero se desprende de la jerga argentina, es básicamente como si nosotros dijéramos “no puedo echarle la culpa a los jugadores de todo”.
En el video se observa a Craviotto incómodo de entrada, molesto tal vez por el pobre rendimiento del equipo. Pero deja pensando lo que dijo de entrada y luego lo volvió a reiterar reprochando por -supongo yo- un entorno pesado ‘en toda la ciudad’, según sus palabras: “vuelvo a insistir hay mucho negativo (por negativismo) en la semana, no se por qué, no lo entiendo, habíamos hecho medianamente un buen partido ante el Once Caldas más la posibilidad de tener los otros dos puntos (por la demanda ante la inclusión de un jugador suspendido), espero que entiendan que las cosas siendo positivos es mucho mejor”.
Pero hubo otra frase en medio de una de sus respuestas que me llamó la atención: “Así es el fútbol, no se qué quieren inventar, la verdad no entiendo”.
En Néstor Craviotto reconozco un técnico serio y capaz, lejos de la charlatanería de muchos, pero se percibe muy sensible a las críticas o los comentarios adversos, como lo reflejan esas dos mencionadas respuestas suyas, ocasionando desencuentros con algunos periodistas u opinadores que le han fustigado duramente la conducción del equipo en la cancha –atención que no su trabajo- a los que el año pasado respondió como debe ser para un técnico: no en los micrófonos sino con los resultados en la cancha que le dieron al Pereira el título en la B y el ascenso a la A.
La respuesta de Craviotto es prevenida y recelosa –desconozco que lo tiene tan indispuesto y cual es ese negativismo que denuncia- acudiendo a una metáfora bélica que el gerente Luis Felipe Eusse, quien se profesionalizó en Argentina, intenta mostrar como algo propio de la jerga gaucha.
No ha de extrañarse el lenguaje bélico en el argot futbolero que está ligado a la existencia misma de este deporte y, utilizado de manera constante en las trasmisiones de fútbol: al portero lo fusilan, a la portería la cañonean, los delanteros disparan misiles, ese remate fue un balazo, será una batalla hasta el final, mañana daremos la pelea.
Parafraseando al escritor Eduardo Galeano el fútbol es la sublimación de un ritual de guerra. En un partido de fútbol se dispara, ataca, patea, defiende, pega fuerte, agrede, hay un enemigo, etc. En otras palabras, es un lenguaje guerrero, que también habla de falta y de castigo.
Advierto que no estoy justificando esa apreciación. En un país como el nuestro sacudido por la violencia diaria, esa metáfora o jerga, -como la queramos llamar- de la respuesta de Craviotto fue inapropiada y desafortunada, pero tampoco es para ‘llevarlo al paredón y fusilarlo’.
Ahora, respecto al “no se que quieren inventar, la verdad no entiendo” creo que el análisis periodístico a lo que está mostrando el Deportivo Pereira en su retorno a la división A, ha sido fiel a lo que el equipo ha mostrado en la cancha. No es un invento, es lo que hemos visto, con juicios claros sobre sus buenos y malos momentos. No se ha rendido a plenitud como el mismo Craviotto lo reconoció en su juego contra Envigado y cuando habla de que su plantel ha rendido medianamente en las últimas cuatro salidas.
La dificultad de Craviotto es que tiene que acomodarse a lo que tiene. El Pereira requería de unos tres jugadores para hacerse más competitivo. Le falta un zaguero centro líder, un volante con más ideas y un atacante con mayor capacidad de desequilibrio.
Ah… y otra cosa: que no quede duda que a este ritmo desenfrenado de partidos cada cuatro días, el Pereira acusa la veteranía de su plantel. Un joven Envigado así se lo recalcó.