Cuatro reformas urgentes.

Por VICENTE ZULUAGA OSORIO

La justicia, la política, la  tributaria y la salud.

Las dos últimas ya se hundieron en el congreso gracias al paro. Solo falta que en el nuevo trámite se eliminen los motivos esgrimidos por los manifestantes, es decir que sean los ricos y los más pudientes, como los empresarios, y los banqueros quienes asuman su deber de contribuir a la solución de las necesidades de los estratos 1,2 y 3, para lo cual el gobierno tiene la obligación de suprimir las exenciones de impuestos y de ordenar que los entes de control y la fiscalía  general de la nación investiguen y sancionen a los responsables de evasión que todo el mundo sabe quiénes son. Pero, además, es urgente rebajar los sueldos a los altos funcionarios del Estado a un máximo de 25 smlmv, entre ellos los congresistas, el presidente y los ministros y los jefes de los departamentos administrativos y de los institutos descentralizados, así como suprimir muchos cargos innecesarios y todas las gabelas de que gozan los miembros del senado y de la cámara,  y eliminar la reelección en todos los niveles altos.

Y en relación con la salud es suficiente que se derogue la ley 100 es decir que se acaben los EPS y se vuelva al sistema anterior que permitía a los pacientes acceder a medicamentos sin distinción de precios y a especialistas y hospitalización sin costo, como debe ser para que pueda decirse que el Estado ha asumido su obligación de atacar las enfermedades de la población sin las insostenibles ventajas concedidas por uribe a las empresas prestadoras del servicio y a los laboratorios productores de los medicamentos. Pero desde luego que el gobierno debe reasumir su obligación de velar por la prevención antes de la curación.

Sobre la reforma a la Justicia es conveniente decir que debe ser la rama judicial la encargada de administrarla sin interferencia de las otras ramas del poder público, razón por la cual debe eliminarse la comisión de acusaciones de la Cámara de Representantes así como las facultades otorgadas al Consejo Nacional Electoral para investigar y juzgar los delitos  de esa índole.

La reforma política no puede pasar por alto la necesidad de buscar la forma de reducir el tamaño del congreso empezando por el número de miembros que no debe exceder de 64, dos por cada departamento, en un sistema unicameral, sin derecho a disfrutar de las gabelas que ellos mismos se aprobaron, sin reelección y sin pensión de jubilación distinta de la que disfrutan todos los demás colombianos cuando cumplan la totalidad de los requisitos legales y sin otros gastos innecesarios como los relativos a su seguridad pues si los congresistas son de  verdad honorables no deberían tener guardaespaldas ni carros blindados y si son preparados como la lógica y el sentido común lo aconsejan no deberían contar con un cuerpo de asesores con cargo al presupuesto nacional.

Si lográramos esas cuatro reformas como han sido concebidas no hay lugar a temer más menoscabos en la salud de la nación pues el pueblo habrá adquirido conciencia de su responsabilidad y de la necesidad de erradicar la corrupción, si, por otro lado, todos los órganos de control y la Fiscalía General de la Nación y la Rama Judicial cumplen a cabalidad sus funciones.

PD. Gracias a EGAR BERNAL,  campeón del Giro de Italia, porque nos permitió olvidarnos por un tiempo de la tragedia nacional, que el gobierno pretende controlar con la militarización extrema de nueve departamentos, incluido Risaralda.