Uno de los próceres libertadores más pintorescos -y grotescos- de nuestra historia fue el general Hermógenes Maza. Maza, Bogotano de nacimiento, desde muy joven se sumó a la causa libertadora participando en batallas memorables como las de Bárbula y de San Mateo (mencionadas en el Himno Nacional), destacándose como un bravo guerrero, lo que le permitió escalar en el mando militar. Además de su notoria valentía en el combate, también fue reconocida su crueldad, sed de venganza, malos tratos, ramplonería, vulgaridad en su comportamiento y hasta trazas de un tosco humor.
De su personalidad se desprendieron muchos relatos, anécdotas y chistes que perduraron en el tiempo. Varias de sus historias le fueron inventadas por lo extravagante de su proceder, convirtiéndose en referente obligado de reuniones sociales por muchos años. Hasta hace unos 50 años, todavía se contaban sus chistes difíciles de creer en todo un general que hubiera combatido al lado del Libertador Bolívar…
Ahora que estamos a pocos días de definir la segunda vuelta presidencial nos encontramos con un nuevo Hermógenes Maza, no por ser un bravo guerrero de la causa anticorrupción (nunca ha hecho denuncia alguna contra nadie y en cambio él sí está imputado por corrupción), sino por su ramplonería, vulgar comportamiento y malos tratos a todos los que se convierten en opositores en su accionar.
Rodolfo Hernández, a parte de su aporofobia, es mitómano, misógino y xenófobo. Es un adicto compulsivo al todo vale para conseguir dinero, sobre todo, teniendo como objetivo en su proceder explotar la fragilidad de la gente más vulnerable: «el mejor negocio del mundo es tener gente pobre con capacidad de consumo, porque los pobres gastan toda la plata en el mes», reza en su singular filosofía.
Rodolfo siempre ha visto en los pobres y en los más necesitados la vaca lechera a la que se le ordeña hasta secarle la ubre. Se vanagloria afirmando que es una delicia tener a un «hombrecito» 15 años pagándole intereses de agiotista de su vivienda, o afirmando que estafa a la población con entrega de lotes a precios elevados. Como si fuera poco, y teniendo como una burla, engañó a sus paisanos cuando se hizo elegir alcalde de Bucaramanga, a quienes les prometió 20.000 casas, que después dijo que eran lotes con servicios y que finalmente no entregó NI UNO, dizque porque en la tesorería del municipio lo único que encontró fue deudas… y la gente creyendo que la nobleza del gran corazón de este «humilde» multimillonario urbanizador, iba a sacar de su fortuna una hoja de zinc y un bulto de cemento para regalarles.
No puede ser báculo de la decencia un fantoche camaján ambicioso que parece sacado de la caricatura de los Simpson (el señor Berns), que vive hijueputiando a todo el mundo, no solo prometiendo dar en la cara, marica, sino dando; no puede ser un creyente católico que pide audiencia con el Papa y luego blasfema el nombre de la Santísima Virgen. No puede ser apóstol de la dignidad un caporal de hato lechero que trata a las mujeres como objeto; no puede ser un buen ejemplo de padre, ni adalid de la lucha contra la corrupción, un funcionario público que facilitó la entidad que dirigía para que su hijo liderara una coima de un millonario contrato –con registro en notaría pública-; no puede ser buen ejemplo de gobernante, ni menos presidente de la república un ciudadano que no conoce las normas elementales, ni sabe qué es el Tratado de Escazú, ni la ley 30 (de educación superior), y que promete limpiarse el culo con las leyes…
Anunció que perseguirá a los sindicalistas, a los funcionarios que están en Carrera Administrativa y a los que estén en nombramientos provisionales (los voy a sacar y que me demanden, dijo); a los maestros y los beneficios que han obtenido en años de lucha; ridiculizó el trabajo de los jueces y de la rama judicial (y eso que está esperando su juicio penal, precisamente por corrupción), se burló hasta de los bomberos; promete hacer trizas hasta los avances diplomáticos; piensa que es muy corta la jornada laboral de 8 horas y demasiado el tiempo para almorzar.
El congreso de la República, por su parte, buscará rodearlo a cambio de la mermelada que les permita cubrir los gastos de una onerosa campaña de elección en donde fueron miles de millones de pesos los que circularon entre los candidatos y los líderes de todo tipo para que muchos de los parlamentarios elegidos que hacen parte de los partidos políticos que hoy se pegaron a Rodolfo sacaran muchísimos votos en regiones diferentes a sus departamentos de origen en donde estuvieron muy pocas veces de visita. A propósito, hace muy poco que fue detenido el senador Mario Castaño, uno de los más enmermelados congresistas que acompañaba a Rodolfo Hernández.
Los 20 años de uribismo en el país han dejado una fea herida que no termina de cerrar, han roto los tejidos sociales en lo más profundo sin que se pueda garantizar que en los años próximos se vaya a curar, o, tal vez, dependiendo de este proceso electoral, volverse a contaminar y convertirse en un eterno edema supurante. El salto al vacío que algunos anunciaban si se votaba por Petro, es el que se daría en el caso de que la población tan maleable por toda esta guerra putrefacta de la desinformación, decidiera hacerlo por Rodolfo Hernández.
A Petro no le perdonan su pasado de guerrillero, pero si aplauden a los guerrilleros que rodean a Uribe como: Hebert Bustamante, Carlos Alonso Lucio, Rosembert Pabón y otros que ahora se han integrado con el patrón del Ubérrimo a la campaña de Rodolfo; a Petro no le perdonan que le hubiera entregado el manejo de las basuras a quienes tienen el derecho natural a usufructuarse de su riqueza, pero sí a Rodolfo que planeaba hacerse mucho más rico con el contrato de las basuras de su ciudad (caso VITALOGIC), un empresario abusador de quienes caen en sus garras de avaro; a Petro no le perdonan que hubiera mandado a la cárcel al 40% de los parlamentarios por sus actuaciones cómplices de paramilitarismo, de despojo de tierras y complicidad de masacres, pero les parece normar que un candidato imputado por corrupción y que esté respaldado por parientes de muchos parlamentarios que se fueron para la cárcel, tenga la opción de ser presidente de la República; pero lo que menos le perdonan a Petro, es que no se hubiera untado del dinero de la corrupción cuando fue alcalde de Bogotá y menos le perdona un país racista y discriminador es que haya escogido como fórmula vicepresidencial a una mujer negra y de humilde origen.
De Petro se ha dicho de todo y uno a uno los argumentos empleados en su contra, junto a las acusaciones y demandas, han sido desmantelados por la justicia misma que tuvo que archivar todos los procesos que se habían abierto en su contra.
Votar por Rodolfo es acompañar en el gobierno a los 45 clanes familiares que se han apoderado de la política en Colombia y su presencia es desbordada en corrupción, es votar por Fico, es votar por Óscar Iván Zuluaga, es reelegir a Duque, es perpetuar a Uribe; es estar de acuerdo con todo el desastre en que se ha convertido Colombia durante los últimos años, es aplaudir todos los escándalos de corrupción que se han presentado en el país desde que Uribe llegó al poder en 2002.
Votar por Rodolfo es hacerle un homenaje al mafioso Ñeñe Hernández, uno de los financiadores de la candidatura de Duque; es estar conforme con los miles de millones de dólares robados en REFICAR, NAVELENA, ODEBRECHT. Votar por Rodolfo es aceptar los escándalos de los pilotos de la mafia –que estuvieron al servicio del Ubérrimo y de su mascota- que han caído en diferentes operativos. Es reírse de los chistes flojos de la Azcárate y de su maridito dueño de una avioneta cargada de cocaína. Es aceptar la presencia del Memo Fantasma y de todo el drama familiar de la vicepresidenta y el abuso de poder de parte de ella; es motivar que aparezcan más altos diplomáticos como Sanclemente y su finca con laboratorios de coca. Es exaltar el robo de los 70 mil millones de la Abudinen; es aplaudir el robo continuado de los recursos de la alimentación de los niños; es tener total indiferencia con el asesinato de líderes sociales, de defensores de los derechos humanos, de ambientalistas. Votar por Rodolfo es dejar en el olvido los 6.402 jóvenes asesinados por el Estado y presentados como falsos positivos; es echar al olvido las decenas de jóvenes heridos, asesinados y desaparecidos en el Paro Nacional del año pasado.
Si por desgracia de la Patria gana Rodolfo, el avivato hijo suyo, va a estar tan ocupado autenticando COIMAS en notarías, que cuatro años de gobierno serán muy pocos para entregar a la explotación minera e industrial los páramos, ríos y selvas de Colombia. Al término del periodo presidencial de su padre, ya estarán maduros los hijos de Uribe para enarbolar la bandera de la lucha contra el castrochavismo y salvar la patria, exacerbando el patrioterismo de millones de «hombrecitos» que saldrán a votar con rabia (como decía Juan Carlos Vélez), mientras se aplastan con ferocidad todos los estallidos sociales, porque también se habrán multiplicado los Zapateiro como lo prometió el general.
¡Votar por Rodolfo Hernández, es condenar a Colombia nuevamente a otros CIEN AÑOS DE SOLEDAD!
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A estas alturas no hay que ser petrista para votar por Petro.
NATALIA REYES
Actriz colombiana
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Nadie puede aterrorizar a toda una nación, a menos que todos nosotros seamos sus cómplices.
EDWARD R. MURROW
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Excelente el artículo. Felicitaciones.
Jaime Bedoya Medina
Y todavía hay quienes siguen creyendo en don Rodolfo, no tenemos remedio, ¡Somos un país de papanatas!