Por: Juan Guillermo Ángel Mejía
Podemos entender entropía como un estado de equilibrio entre los componentes de un sistema, concepto que nos permite entender como el hielo se derretirá mientras el agua circundante se enfriará al punto de llegar a la igualdad entre los dos subsistemas.
Si extendemos el concepto de la termodinámica a la sociedad, entendida ella, la entropía, como el grado de desorden molecular, podríamos concluir, con Córdoba, que cuando un sistema social se degenera deja de existir como sociedad, tal como ocurre en Venezuela.
Publica el Washington Post “O muere el capitalismo salvaje o muere la civilización humana”, artículo con el cual coincidimos en que no hay derecho que unos pocos posean mucho más que la inmensa mayoría, desequilibrio evidente cuando se compara la fortuna de los gobernantes, de los artistas famosos, de los deportistas trillonarios, de los banqueros opulentos, de las inmensas empresas multinacionales, de los derroches de los hijos y herederos de los dictadores cubanos o venezolanos.
Ahora bien, echarle toda la culpa al capitalismo es una verdad a medias, la gigantesca fortuna de los Kitchener, los Maduro, los Chaves, o el inmenso poder de Putin, muy superior al efímero de Trump, el incuestionable de los Ayatollah, es de lejos mayor a la desproporcionada fortuna de Messi, Ronaldo, o nuestro Falcao.
Los reyes, emperadores, zares, caciques o faraones, quienes compartieron el poder con shamanes, sacerdotes y brujos, disfrutaron de todo lo material en sus dominios, sistema que se derrumbó hasta donde llegó la influencia de la Revolución Francesa y de las guerras de independencia de América.
Surgieron dos propuestas de gobierno y de articulación social, la del de las manos sin los cayos, la de Carlos Marx y la de su opuesto, el señor Adam Smith, ambas teorías elaboradas y aplicables a las sociedades de hace siglos, tesis a las cuales es necesario incorporar a los regímenes musulmanes, los teocráticos.
Esta pandemia está minando a las estructuras sociales, pero el repudio al capitalismo salvaje no debería conducirnos a los brazos del despiadado y aún más salvaje sistema socialista o comunista; el de la China o el de la Unión Soviética de hoy son dictaduras salvajes y a pesar de ello albergan a más multimillonarios que el resto de los países poderosos, y qué decir de lo que ocurre en el vecindario, de la miseria de cubanos, nicaragüenses y venezolanos.
Las recetas para una sociedad que no existía cuando los teóricos Marx y Smith pontificaron sin siquiera imaginar la tragedia ambiental, o la inteligencia artificial que elimina la necesidad del trabajo humano, o la enorme sobrepoblación, tan lejos ellos como los románticos que añoran al buen salvaje, destructor y despiadado
Pretender que todos seamos iguales, que no haya ni gigantes ni enanos, que todos tengamos los mismos conocimientos, habilidades, costumbres y tendencias, que sean iguales los sabios y los ignorantes, que no valga la pena trabajar, que la cigarra que guardó para el invierno entregue lo propio con quien dilapidó lo que a mano tuvo, soñar que cuando tengamos una igualdad similar a la inevitable térmica tendremos la sociedad perfecta eso sería, por el contrario, el fin de ella, puesto que estaría integrada por iguales, por robots; ese será el horror del estado propietario y señor de todo, de lo material y hasta de las libertades y de lo que soñamos.
Mucho tiempo paso sin leer un documento del ex-senador Juan Guillermo Angel, pero quedo extrañado porque continua como alfil blanco , apuntando al equipo negro, esa estrategia ha causado mucho daño y genera un circulo vicioso del que no se sale en décadas de debates y discusiones visantinas, mientras los que ostentan el poder se alzan con comisiones (ODEBRETCH) o participan de ferias de contratos ( REFICAR, RUTA DEL SOL,ETC), sean de derecha o de izquierda.
Gran trayectoria política, mucho que esperar, pero prefiere hablar de las fortunas del difunto Fidel, Chaves y hablar de gobiernos como Maduro, Putin, pero un caballero de gran armadura, no toca a las fichas del ajedrez colombiano, que han estado vinculados en genocidios como el de los niños en la guajira y de todos los territorios pobres de , solo para hablar de un tema. (Sin mencionar ñeñe política y otros personajes pintorescos de los que nadie quiere hablar.)
Si usted no escribe sobre los bandidos colombianos, estamos perdiendo casi un siglo en la depuración de la administración pública