Siempre se oye que el comandante en jefe de las fuerzas militares es el Presidente de la República y de igual manera esa responsabilidad también la tienen en las regiones los gobernadores y alcaldes; ellos a su vez delegan funciones en ese sentido en el ministro del interior y los secretarios de gobierno. Eso es muy entendible y las acciones civiles en materia de seguridad las dirigen ellos, además de ejecutar presupuestos en los respectivos planes de desarrollo; cada que hay elecciones ellos en sus discursos siempre y sin excepción dicen que uno de los tres puntos esenciales de sus propuestas es el tema de la seguridad. Pero cada que finalizan sus períodos el balance en esa materia es negativo, ya que la percepción ciudadana los evalúa negativamente a pesar de mostrarse cifras de mejoramiento en acciones militares y de policía. Pero nosotros somos los culpables ya que no somos exigentes y buscamos el ahogado rio arriba; mientras les exigimos a los gobernantes resultados, los que operativamente deben dar resultados son los comandantes de las fuerzas militares, ni siquiera lo son los soldados y policías que cargan con la responsabilidad y la mala imagen. Los comandantes, brigadieres, coroneles, mayores, capitanes y tenientes se acartonaron, se enclaustraron, se durmieron en los laureles y no quieren salir de la zona de confort esperando ascensos y el tan anhelado retiro; hay que resaltar que existen las excepciones y no todo es malo en un gran contingente de oficiales juiciosos, troperos y arriesgados, pero los resultados definitivamente no los favorecen. Hoy en día rotan por todos los cuarteles del país y no salen a combatir la delincuencia por temor a ser investigados y ser amenazados en las diferentes regiones por la delincuencia. En las celebraciones civiles son condecorados, condecoran a gobernantes, lucen sus medallas, son arrogantes y perdieron su contextura física que los caracterizaba. De memoria comunican donde está la insurgencia, quienes son los cabecillas, cómo operan, donde están las ollas, donde se distribuye el microtráfico, en fin tienen clarísimo el mapa de la delincuencia y su operación. Pero que pasa, ahora se debate la reforma a la policía, que es muy bien evaluada en el mundo, no más diagnósticos y más bien exijamos que operen y salgan de su acuartelamiento. Deben salir a las calles en turnos nocturnos y diurnos como hacen hoteles y establecimientos que deben estar en contacto con la gente. No más desfiles, saquen la artillería y combatan a la delincuencia sin pereza, den resultados y no les de miedo señores comandantes al fantasma de los soles y del retiro, su función es acabar con lo que a diario dicen que existe como inseguridad.
Completamente de acuerdo.
gracias Alvaro, creo que lo importante es que entre todos hagamos presión para que no os sigan echando tanta carreta en seguridad.
gracias Alvaro, creo que lo importante es que entre todos hagamos presión para que no os sigan echando tanta carreta en seguridad.
Respetado Columnista: excelente , gracias por poner en líneas claras y con argumentación el estado de inseguridad en que vivimos y ante todo visibilizar la actitud pasiva de los representantes de las fuerzas militares, estas se ven en las calles para atacar a estudiantes, obreros , maestros, y no miden su capacidad de artillería, para atacar a un pueblo que exige sus derechos.