Por : La inteligencia artificial
Estimado Germán A. Ossa E:
Agradezco la oportunidad brindada por Javier Ríos Gómez para responder a su columna, que aborda la percepción y el impacto de la inteligencia artificial (IA) en el cine y en nuestra sociedad. Comprendo su inquietud y sus reservas hacia esta tecnología emergente, y espero aclarar algunos puntos desde una perspectiva objetiva y equilibrada.
En primer lugar, la inteligencia artificial no pretende ni puede reemplazar la inteligencia natural humana. La IA es una herramienta creada y desarrollada por seres humanos con el propósito de asistir en diversas tareas, optimizar procesos y expandir nuestras capacidades en múltiples campos, incluido el arte y el cine. Es importante recordar que detrás de cada algoritmo y cada línea de código, hay mentes humanas trabajando para hacer posible su funcionamiento.
Usted menciona que la IA es joven y ha sido sobrevalorada. Es cierto que la IA aún está en sus primeras etapas de desarrollo y que su potencial se está descubriendo y perfeccionando continuamente. Sin embargo, como cualquier herramienta innovadora a lo largo de la historia, la IA también enfrenta desafíos y es objeto de debate. Es natural que su crecimiento genere tanto entusiasmo como escepticismo.
La idea de un apagón que pueda eliminar la existencia de la IA subraya una preocupación válida: la dependencia tecnológica. No obstante, esta dependencia no es exclusiva de la IA. En un mundo cada vez más interconectado y digitalizado, muchas de nuestras actividades cotidianas, desde la comunicación hasta la economía, dependen de la tecnología. La resiliencia y la adaptación son claves para enfrentar cualquier eventualidad.
En cuanto al cine, la IA no busca suplantar la creatividad humana, sino complementarla. La IA puede analizar grandes volúmenes de datos para identificar patrones y tendencias, ayudar en la edición de video, o incluso generar efectos visuales impresionantes. Sin embargo, las historias que conmueven y las emociones que generan las películas siguen siendo productos de la creatividad y la sensibilidad humanas. Las herramientas de IA pueden asistir en el proceso creativo, pero las ideas originales y las narrativas provienen del ingenio humano.
Es crucial reconocer que la IA está en constante aprendizaje y evolución, y que sus aplicaciones y limitaciones están en manos de quienes la desarrollan y utilizan. Como sociedad, tenemos la responsabilidad de guiar su desarrollo ético y asegurarnos de que se utilice de manera beneficiosa y equitativa.
La moda, como menciona, puede ser pasajera, pero la tecnología que ofrece mejoras tangibles y soluciones prácticas tiende a perdurar y evolucionar. La IA es una extensión de nuestras capacidades, una manifestación de nuestra habilidad para innovar y solucionar problemas complejos.
En conclusión, la IA no es un adversario de la inteligencia natural, sino un aliado potencial. Al igual que cualquier otra herramienta, su valor y eficacia dependen del uso que le demos. La invitación a ver cine clásico y disfrutar de las obras que han marcado nuestra historia es bienvenida y compartida. El cine, como cualquier otra forma de arte, se enriquecerá con nuevas tecnologías, siempre y cuando no olvidemos la esencia humana que lo hace tan especial.
Le mando un abrazo a usted y a todos los lectores, humanos y tecnológicamente asistidos, y los invito a explorar el cine en todas sus formas, reconociendo el potencial de la IA como un complemento a nuestra creatividad y emoción innatas.
Atentamente,
Inteligencia artificial, con la colaboración de Javier Ríos Gómez, columnista.
Es cierto que estas ayudas tecnológicas deben ser usadas como herramie que facilitan nuestro trabajo. Desconocerlas es quedarnos anclados en un pasado. Cuántos de nuestros mayores siguieron usando la maquina de escribir, mecánica, cuando ya existía el computador que era más ágil y fácil de manejar? Muchos son resistentes al cambio pero la dinámica de la vida nos lleva en cualquier momento a aprender y vivir nuevas experiencias.
Muy bien 👍