Por AURA MARLENE RÍOS
Una de las principales fuentes de empleo del país es el sector de la construcción el cual, según cifras de la Cámara Colombiana de la Construcción, CAMACOL, genera alrededor de 300.000 empleos directos y 450.000 indirectos al año. Tan es así, que el Gobierno Nacional fue al primer gremio que le dio vía libre para comenzar labores pospandemia, con el fin de reactivar la economía del país.
Por consiguiente, esa principal fuente de empleo del país, tiene que ver con el auge de la construcción de pequeños espacios para rentar, de entre 15 y 30 m2, los cuales oscilan entre los $200 y los $450 millones de pesos. Este tipo de proyectos inmobiliarios están dirigidos a un mercado de estudiantes universitarios, ejecutivos, turistas y personas solas que lleva un estilo de vida distinto al de las familias tradicionales que hoy está en desuso, en la medida que el siglo XXI impone la familia unipersonal, no solo en Colombia sino en el mundo entero, sobre todo en las grandes metrópolis.
En consecuencia, se ha generado el auge de la inversión en el sector inmobiliario, en ciudades como Bogotá, Cartagena, Barranquilla y Medellín, las cuales albergan el mayor tráfico de clientes para este tipo de proyectos, en la medida que se trata de ciudades donde se ubican las principales universidades del país, centros empresariales y atractivos turísticos para nacionales y extranjeros.
Entonces, para este tipo de clientes, el mercado ofrece diferentes tipos de inmuebles según sus necesidades. Entre los más destacados están los miniapartamentos, para ejecutivos jóvenes y solos. Seguidamente los miniapartaestudios, para estudiantes que migran a las grandes ciudades a adelantar estudios superiores; este tipo de proyectos se ofertan muy cerca a los centros universitarios. Finalmente, se impone el mercado de los apartasuites para alquilar a viajeros, ya sean ejecutivos que deben desplazarse por viajes de negocios, o turismo nacional y extranjero.
En las grandes urbes como Bogotá, la vida es muy agitada y generalmente transcurre entre el trabajo y la universidad, razón por la cual las personas entre los 25 y 40 años imponen un estilo de vida donde predomina la familia unipersonal, razón por la cual, para vivir buscan zonas céntricas que les permitan evitar largos desplazamientos en medio del congestionado tráfico capitalino. Este tipo de vida requiere además, la necesidad de vivir en lugares donde se tenga algunas comodidades a la mano, a saber: restaurantes, cafés, cines, teatros, centros comerciales y por qué no, algo de rumba, diversión y esparcimiento para todos los gustos.
Por lo anterior, los sitios predilectos para este tipo de proyectos y su clientela en Bogotá, resultan ser zonas de la ciudad muy Cosmopolitas, como el Centro de la ciudad, Chapinero y sectores como El Chicó, Rosales y la Cabrera.
Así las cosas, si lo que usted busca es invertir en el sector inmobiliario, ya tiene una idea de dónde hacerlo según su presupuesto. Pero si se trata de un estudiante o ejecutivo joven y solo, en una ciudad como la capital del país, no tiene que buscar el apartamento de 100 m2 con cuarto de servicio; basta rentar un miniapartamento o estudio de 20 o 30 m2, el cual le ofrece sala de juegos, zona de coworking, gimnasio, zona pilates, minimarket, lavanderia, BBQ, sports bar, clumb room, sky lounge.
En conclusión, con las imposiciones de la vida moderna, atrás quedaron los apartamentos de más de 100 m2 para familias de 4 y 5 personas. En el mundo de hoy, predomina la familia unipersonal, y por supuesto, los proyectos inmobiliarios debieron ajustarse a este tipo de necesidades.
Excelente análisis. Actualiza, puntualisando, la forma de vivir y de invertir.