Cuando la alarma del viejo reloj de cuerda se activó anunciando que era hora de levantarse, la mano rápida de Alejando se estiró para silenciarla. Eran las cuatro de la madrugada del primer día de la semana, y el más importante para él, en especial porque ya había comenzado la cosecha cafetera y las nuevas pilas blancas de Eveready que hacía muy poco tiempo empezaban a comercializarse causaban furor en los pueblos que visitaba, lo que hacía que la actividad del incansable agente viajero se reactivara luego de varias semanas de pausa obligada y las angustias de un padre que veía la alacena de la casa agotarse.
Los diferentes pedidos estaban debidamente empacados en las cajas de cartón que previamente había marcado para no confundir la entrega a cada uno de sus clientes. Con lista en mano revisaba que tanto sus productos como los encargos hechos por diferentes personas estuvieran confirmados, que los recibos y facturas fueran claras y que coincidieran con el dinero recibido y las devueltas a entregar. El dinero justo para los gastos de la semana de la casa, por si no podía regresar a la mitad de la misma como era su costumbre, estaba sobre la mesa, mientras la charla animada con su esposa que ya había dispuesto el desayudo, tanto para él como para el hijo que debía acompañar al padre hasta la sede de la Flota ubicada en la calle 13 entre 8 y 9, abajo del Parque La Libertad de Pereira.
A las 5 a.m., puntual como era la costumbre, habían llegado los dos zorreros para el traslado de la mercancía que, por su volumen, sería enviada en dos buses en horarios diferentes hasta dos de los pueblos en donde Alejandro estaría trabajando el primer día. En su camino hasta el encuentro del transporte, padre e hijo iban conversando sobre las responsabilidades que, como hijo mayor, le correspondía ayudando en los requerimientos de la madre y el cuidado de sus hermanitos menores.
La historia de Alejandro se repite en la memoria de muchos que recuerdan con nostalgia y orgullo todo el esfuerzo hecho por sus padres para trasmitir el buen ejemplo para que la familia saliera adelante. Hacer las cosas con entusiasmo y responsabilidad; esforzarse continuamente siempre haciendo un poco más de lo solicitado…
Todas las enseñanzas aprendidas en la casa se reflejan en el comportamiento humano, social y político de las personas; y se destellan con mayor impacto en aquellos que pretenden dirigir los destinos de su comunidad, de su ciudad.
Hoy que el fragor de la campaña política ha llegado a niveles absolutamente repudiables de las ambiciones personales o de grupo para alcanzar o sostener el poder, podemos notar la diferencia entre los que actúan motivados por la ambición desmedida de hacerse millonarios rápidamente con los recursos del municipio arrasando con todo y pasar de vivir en barrios modestos a convertirse en los nuevos ricos de la ciudad ocupando grandes mansiones multimillonarias. No es sino ver el derroche de miles de millones de pesos en algunas de las actuales campañas políticas que se vienen adelantando.
La crítica situación que afronta Pereira, la arremetida descarada de la apropiación de los recursos públicos por parte de quienes se llenaron los bolsillos con lo obtenido de la administración de los dineros que debían salvaguardar, motivaron a que uno de los más veteranos y batalladores hijos de Pereira –que se encontraba en retiro voluntario de los escenarios políticos-, volviera a enarbolar las banderas de la decencia y la defensa de los intereses ciudadanos para aspirar al CONCEJO MUNICIPAL DE LA PERLA DEL OTÚN.
Se trata del ingeniero civil CARLOS ALFREDO CROSTHWAITE, el hijo de Alejandro, el corajudo Agente Viajero, el hombre que con su responsabilidad, puntualidad y sentido del servicio a los demás, grabó como impronta en el ser de Carlos Alfredo EL BUEN EJEMPLO y los buenos hábitos que lo elevan como una persona proba, íntegra y moralmente consecuente; nutrido con la justicia social, lucha y denuncia de las malas actuaciones de los gobernantes; que lo convertirán –y no tengo la menor duda- en un hueso duro de roer cuando se trate de alzar la voz para denunciar cualquier actuación anómala de quien sea elegido alcalde.
Todo ese palmarés de su comportamiento ciudadano, lo ha llevado a ser atacado y perseguido en repetidas ocasiones por los mismos depredadores que hoy tratan por interpuestas personas de perpetuarse en el poder, quienes no saben qué infamias inventar y publicar sobre él, sin embargo, la humildad del hombre prístino que no tiene nada que ocultar, le permiten continuar en su camino indetenible por alcanzar una curul en el Concejo de Pereira.
Carlos Alfredo ha decidido acompañar en su aspiración a la alcaldía de Pereira a la hija de Alberto Alzate -un intelectual de profesión abogado -, que se destacó como profesor de Ideas Políticas en la U. Libre, quien inculcó por medio del buen ejemplo, el amor por el estudio y por Pereira a MARTHA, que la llevó a convertirse en ingeniera y a complementar su gusto por la lectura con un doctorado en Literatura.
Estos dos hijos del «buen ejemplo», CARLOS ALFREDO CROSTHWAITE y MARTHA ALZATE, se convierten en prenda de garantía para una ciudad que necesita de buenos gobernantes que con transparencia hagan rendir los recursos públicos producto del recaudo de impuestos de los pereiranos, la visibilización y concreción de las obras y proyectos que permitan cerrar las brechas de inequidad y brindar soluciones reales orientadas al progreso.
A mí me hubiera gustado respaldar una candidatura alternativa a la alcaldía que sumara los intereses ciudadanos que motivaron los hechos vividos en 2021 y recogiera todo el sentimiento de rechazo de las prácticas corruptas en la administración de lo público, pero fue imposible allanar un proyecto único ante el egoísmo y la puja de los intereses personalistas que impidieron cualquier acercamiento.
No comparto la posición de quienes no quieren votar el próximo 29 de octubre, por considerar que no se sienten representados por los candidatos en contienda, a lo que yo, como ciudadano activo, los invito a reconsiderar su posición, porque no hacerlo despeja el camino a los mismos de siempre para que se sostengan CUATRO años más haciendo y deshaciendo con los recursos de Pereira. No votar es otorgarles patente de corso para que siga el despilfarro, para que siga el abuso, para que siga el atropello; para que sigan enriqueciéndose con los recursos del Estado y destruyendo lentamente la ciudad. No votar es negarse a la posibilidad de trasformar la política en la ciudad de Pereira. El proceso no es fácil, pero hay que atreverse a iniciarlo ya.
A CARLOS ALFREDO CROSTHWAITE y a MARTHA ALZATE, siempre se les escucha hablar con orgullo del más entrañable amor por sus madres y la gran veneración por sus padres de quienes siempre recibieron EL BUEN EJEMPLO, porque les supieron inculcar el hacer las cosas con responsabilidad e integralidad.
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«Los hijos aprenden poco de las palabras; sólo sirven tus actos y la coherencia de éstos con las palabras.»
JOAN MANUEL SERRAT
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La mejor educación que le puedes dar a un hijo es un buen ejemplo.
AUTOR DESCONOCIDO
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AÑADIDURA 1. Para votar por CARLOS ALFREDO CROSTHWAITE, para el Concejo de Pereira, encuentre en el Tarjetón el logo de INDEPENDIENTES y marque el número 10.
AÑADIDURA 2. Los miles de millones de pesos que se despilfarran en tan costosas campañas políticas toca reponerlos, esa plata no la están invirtiendo por amor a Pereira y a Risaralda, esa plata hay que pagarla y, ¿adivinen de los bolsillos de quiénes va a salir?