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Director Fundador

PolíticaEl hombre es el responsable

El hombre es el responsable

Por AlbertoZuluagaTrujillo

Lo que la humanidad está viviendo desde el pasado 11 de marzo cuando la Organización Mundial de la Salud alertó al mundo sobre los estragos del Coronavirus,  clasificándolo  como pandemia, es algo salido de la realidad que hasta ese entonces desconocíamos, para entrar en una dolorosa experiencia, tanto social, de salud y económica nunca antes experimentada de manera global.

El mundo de ilimitadas posibilidades tecnológicas que nos ha llevado a conocer el universo a través de sofisticadas y costosas naves espaciales, hoy, arrinconado y acobardado por un diminuto enemigo que ha paralizado su normal desenvolvimiento, llenándolo de temor e incertidumbre, lucha por encontrar la vacuna que ponga fin a sus largos días de penoso sufrimiento. En su loca carrera insensible y egoísta  buscando expandir su autoritario proceder, los distintos gobiernos de las naciones más poderosas del planeta han estado invirtiendo en presupuestos de guerra el 2.2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) global, 1.92 billones de dólares, mientras la salud continúa siendo la cenicienta de los presupuestos estatales. La explotación de la naturaleza se paga cara en moneda de contagio. La incontenible deforestación causada por la destrucción de los bosques como la Amazonía, sumada a la construcción de grandes embalses que favorecen la pululación de mosquitos y la concentración de núcleos humanos y de animales en terrenos donde diversos roedores que son los grandes reservorios de virus y los vectores endémicos, limitan su prevención por ser de origen animal (zoonosis), haciendo difícil, si no imposible, dominar las poblaciones de vectores al no poderse extender los métodos de erradicación a zonas rurales por largos períodos. Pero a más del abuso criminal del medio ambiente, la manipulación de diversos virus en laboratorios para investigaciones secretas sin el seguimiento de las severas condiciones de confinamiento máximo, en países como Estados Unidos y China, no exentos de peligrosos accidentes, al igual que la falta de precauciones debidas en el medio hospitalario donde el riesgo de contagio de los internos con sangre o excretas de pacientes infectados con virus no identificados es demasiado elevado, el surgimiento de éstos nuevos virus inquieta a la humanidad que, tras el descubrimiento de la penicilina,  creyó estar protegida de las pandemias. La  debida al virus de la inmunodeficiencia humana, responsable del sida, le mostró al mundo la gran amenaza de las enfermedades emergentes, sin que los gobernantes de las grandes naciones ni la OMS se hayan aplicado en seguir la pista a todos los agentes infecciosos: virus, bacterias, parásitos y hongos. Igualmente los accidentes nucleares como el de Chernóbil en Ucrania en 1986 y el de Fukushima  en Japón en 2011, considerados los más graves en su escala y por consiguiente los más grandes desastres medio ambientales de las historia, seguirán incidiendo en la suerte de la humanidad pues sus efectos alcanzarán varias generaciones no extinguiéndose la radiactividad, según algunos científicos, hasta pasados 300 mil años, así como suena. Lo claro hoy, es que ésta crisis sanitaria no es algo excepcional y continuará repitiéndose en los próximos años de formas impredecibles y diferentes. Las medidas de confinamiento harán parte de nuestro diario vivir. Alberto Zuluaga Trujillo.

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