Por: FERLEY HENAO OSPINA
ferleyhenao@gmail.com
La incorporación del Tolima a la RAP Eje Cafetero plantea una nueva concepción de la ruralidad regional. Basados en las más recientes estadísticas ENA-DANE y cotejándolas con las de FAO, esta RAP tiene cerca de 200 mil Unidades de Producción Agropecuaria UPAS que emplean cerca de 2.9M de hectáreas (5,7% del total nacional), de las cuales 573 mil (20,1%) destinada a la agricultura; un poco más de 1.6M (58%) al sector pecuario y 553 mil (19,4%) en Bosques.
El sector agrícola representado en variadas especies, la inmensa mayoría de ellas se obtiene con rendimientos muy bajos, ejemplos:
Maíz, mientras Chile rinde 12,1 t/ha, España 11,7 y Estados Unidos 10,5 el promedio colombiano es de 3,7, el de la RAP Eje Cafetero 3,8 con departamentos cosechando así: Tolima 4,7; Risaralda 4,5; Quindío 3,9 y Caldas 2,2 t/ha.
Fríjol, esencial en la seguridad alimentaria, en la nueva RAP Eje Cafetero solo tiene un rendimiento promedio de 1,1 t/ha, mientras Canadá y Estados Unidos superan las 2,0 t/ha y Chile obtiene 1,7. Aquí mismo en Colombia, Cundinamarca y Santander cosechan 1,9 t/ha, y con registros de 1,8 están los departamentos de Meta, Putumayo y Norte de Santander. De los departamentos de la nueva RAP el mejor comportamiento lo tiene Risaralda con 1,5, le siguen Caldas y Quindío con 1,2 y finalmente Tolima con 1,0 t/ha.
Cacao, mientras Perú rinde 1,0 t/ha, el promedio ponderado de la RAP es de 0,7 t/ha (70%). solo Quindío obtiene rendimientos superiores, 1,2 t/ha, Risaralda 0,8, Caldas y Tolima 0,7 t/ha.
Café, Brasil rinde 1,65 t/ha, el promedio colombiano es de 1,3 t/ha y los departamentos de la RAP cosechan Risaralda y Quindío 1,4, Caldas 1,3 y Tolima 1,1 t/ha.
Caña panelera, Bolívar, Sucre y Santander rinden entre 8,4 y 9,0 t/ha, el promedio de la RAP es de 5,7 y los departamentos cosechan, Risaralda 6,5; Caldas 6,3 y Tolima 4,6 t/ha.
Plátano, Guatemala, El Salvador y República Dominicana pasan de 20 t/ha, el promedio de la RAP es de 7,9 t/ha de los cuales Quindío está en 12,6; Risaralda en 9,4; Caldas en 6,9 y Tolima en 5,0 t/ha.
Aguacate, mientras Brasil rinde 15,9 t/ha, el promedio de la RAP es de 7,8 con Quindío a la cabeza registrando productividad de 12,3, Caldas y Risaralda entre 10,6 y 10,9; finalmente Tolima con 5,9 t/ha.
Mora, una especie fundamental en el programa de conversión agroindustrial, mientras Nariño y Huila pasan de 15,0 t/ha la RAP Eje Cafetero tiene una media de 5,5 t/ha con Risaralda que rinde 13,9, Quindío 9,2; Caldas 6,8 y Tolima 4,7.
Esta información, así graficada, tan escueta y precisa nos lleva a entender por qué estos departamentos de naturaleza rural se debaten inauditamente en una pobreza tan sentida y tan visible. Claro, si sus rendimientos agrícolas son tan bajos, por un lado sus productores resultan teniendo costos demasiado elevados por cada unidad de producción, (kilo, tonelada, quintal, arroba) y obviamente no arrojan utilidades lo cual ocasiona un estancamiento de las economías locales. De otro lado, no pueden desarrollarse alternativas agroindustriales porque en esos niveles tan bajos de productividad no serían competitivos y finalmente, esas circunstancias combinadas terminan abriendo las puestas a la importación de especies agrícolas que bien pudieran producirse aquí para generar mano de obra local y para contribuir al dinamismo de la economía.
Y ni hablar de las más de 1.6M de hectáreas, es decir el 58% de la superficie en la que pastan más de 1.4M de cabezas o sea 1,15 hectáreas por cada cabeza de ganado que podrían alimentarse en la décima parte de la superficie, con mayor bienestar animal y con mayor eficiencia en carne y leche, si se evolucionara del tradicional sistema de pastoreo al sistema silvopastoril como se ilustra en esta imagen.
Se requiere un cambio de fondo en las políticas públicas que provoque una reingeniería rural, integrando la sabiduría ancestral con la agroecología y adicionando tecnología y los conocimientos de la investigación científica, entre ellos la fundamental biotecnología que ponga a disposición de las plantas el suelo adecuado y el bienestar que ellas requieren, para que como consecuencia de estas condiciones sanas, entreguen todo su potencial productivo.
Si se quiere que de verdad estos departamentos y estos municipios vayan superando el atraso, la pobreza y la marginación, hay que comenzar en serio por la ruralidad, pero no con retórica y regalando semillitas e insumos, no señores, es poniendo en práctica programas de transferencia tecnológica, de generación de conocimientos y de innovación. ¿Habrá voluntad política para ello?
Hace 20 años existía en la región CORPOICA, y más bien que mal prestaba asistencia técnica, cultivos de clima frío eran muy importantes y promisorios como lulo ,mora, tomate de árbol, tuvieron un impulso importante. Un genio decidió acabar con la sede de CORPOICA en Manizales y llevarse sus investigadores para La Selva, en Rionegro, diciendo que esta región se podía atender desde allí y Palmira. Habrá alguien medido esto? No creo esta región es huérfana de investigación y transferencia, por más de que las Secretarias de Desarrollo rural y las Universidades hagan algo, falta el eje conductor.
Excelente aporte, Clemencia. Gracias