Por AURA MARLENE RIOS
Sobre el paso del tiempo, encontramos en la literatura varias reflexiones y también podemos hacer la nuestra. En lo personal, puedo decir que es sin duda algo dramático, fuerte, trágico y a veces oscuro, pero tan real que desnuda lo que significa el trasegar de nuestras vidas en este plano terrenal.
Ese olvido, del que nos habla Héctor Abad Faciolince, en su libro titulado “El olvido que seremos”, donde nos narra el inmenso dolor que dejó en él y su familia la pérdida de su padre, un hombre que dedicó su vida a la lucha por la reivindicación de los Derechos Humanos. En lo que a mi concierne, me caso con una reflexión sobre el paso del tiempo, menos fatal y más pasional. La de Borges, “Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo”; esta es una frase que sin duda anima a continuar el camino que debemos recorrer.
Transcurría el mes de febrero del 2014, en mi vida todo parecía normal, cursaba una Maestría en Derechos Humanos. Entre llamadas, invitaciones y algunos regalos, celebré mi cumpleaños el 23 de ese mes, pero como nada es completo, hubo una llamada muy especial, pero cargada de nostalgia por la distancia, “Aura feliz cumpleaños, mañana voy a Guane, a mi regreso celebramos juntos.”
Al día siguiente, 24 de febrero del 2014, la muerte se cruzó en el camino que de Villa de Leyva conduce a Guane en Santander, un trágico accidente acabó con su vida. En la mitad de la vía terminó la vida un hombre brillante; filósofo de la Universidad Nacional, abogado de la Universidad Libre, Músico de la Academia de Música Luis A. Calvo, Doctor en Derecho Público de la UNIVERSITE DE LA SORBONNE NOUVELLE PARÍS III, catedrático de varias facultades de derecho del país, ex Asesor de la Asamblea Nacional Constituyente de 1991.
Uno de sus mejores amigos se dio a la tarea de darme la trágica noticia, vía telefónica, sin rodeos “…Aura, Miguel se accidentó y falleció, hoy es la necropsia en San Gil…”. Llanto, dolor, tristeza, desconsuelo…, me retiré de la Maestría, no tuve fuerzas para continuar.
Sus amigos muy consternados por lo ocurrido preguntaban ¿cómo sucedió el siniestro?, ¿por qué pasó de esa manera?, ¿con quién iba?, ¿por qué conducía él?, ¿en qué carro se desplazaba?, por qué el funeral así…? Recordaban momentos vividos, contaron varias anécdotas de su vida, a sus contertulios más cercanos vi llorar, sus detractores preguntaban cosas por curiosidad, en fin…
Con el tiempo la nostalgia pasa, la muerte conduce el olvido, ese olvido que seremos todos al expirar. Cuatro años más tarde me encontré con uno de esos mejores amigos de Miguel y le conté que habíamos exhumado y cremado sus restos, y sus cenizas llevadas a una de sus propiedades favoritas. Danilo se quedó mirándome y con tristeza me recriminó: “por qué dejó que lo lleven por allá, eso quiere decir que nunca volveremos a saber de él.”
Efectivamente, hoy nadie pregunta por Miguel, ese grupo de amigos con los que solía desayunar cada mes en el Club de Banqueros de Bogotá, se han distanciado entre sí, otros lo han olvidado por completo, siento con dolor que Miguel quedó en el olvido para la mayoría, ya nadie habla del eminente Jurista, del Constitucionalista, del maestro…
A la memoria de Miguel Antonio Ruíz Vásquez, en el séptimo aniversario de su muerte.
Conocí y compartí muchos años con el dr Miguel Antonio Ruiz, conocí siempre sus facetas de filósofo, de escritor, pensador, constitucionalista, hombre íntegro, trabajador incansable, buen amigo, lector infatigable, hombre noble, sencillo y muy sensible. Yo lo ví llorar muchas veces por las injusticias, por la explotación del débil, era frentero y lo admire y respete y como en todo, la oscuridad sembro en su momento dudas sobre su honor, su trabajo, su legado. Nada de eso es cierto. No fue un santo. Fue un hombre, sensible y estudioso que no pretendió ni cambiar ni transformador el mundo o la gente. Desde lo interno lo sufrió, lo vivio y su mensaje, al igual que Nietzsche o Freud fue el de generar la sospecha de todo lo que sabemos y conocemos. Con cariño y respeto recuerdo a mi querido amigo Miguel Antonio Ruiz
Al contrario de todos ustedes, yo sé bien que está ardiendo en el círculo más profundo del infierno, su deceso trajo paz al mundo y de seguro le está dando problemas a Satanás. Le robó una finca a unos pobres campesinos dizque llevándoles la sucesión, era maltratador de mujeres, de vez en cuando tenía sexo con hombres y con las estudiantes; siempre que podía robaba pequeños objetos que no necesitaba, era maniupulador, tacaño y narcisista. Seguramente se accidentó por estar ebrio, o muy enguayabado, como solía. Adoraba ser adulado y admirado y aún en el infierno debe estar muy satisfecho con esta elegía absurda, mientras se le quema la parte del cuerpo que más usaba, que no era el cerebro….
Fue mi maestro y me honrró con su amistad.
Mientras lo recordemos con el cariño que le llegamos a profesar, vivirá entre nosotros…
Imagino que sus cenizas quedaron fertilizando las raíces de alguno de los sauces llorones de su casa en Villa de Leyva. Me gustaría volver allá …
Gran maestro y amigo, lo recuerdo con mucha nostalgia, en los pasillo de la Universidad cada vez que los recorro ahora como docente, viene a mi mente la expresión «les presento a mi carga libro…»
«caminante no hay camino… Se hace camino al andar»
Este artículo es una reafirmación de la magnífica sensibilidad de la autora.
Él no ha muerto, se nos ha adelantado, si nos atenemos estrictamente al principio cristiano: _»El que crea en mí, aunque esté muerto, vivirá»._
«¿Qué trabajo le cuesta al Dios que hila el tul fosfóreo de las nebulosas y que traza las tenues pinceladas de luz de los cometas incansables
dar al espíritu inmortalidad?»
«¿Es más incomprensible por ventura renacer que nacer? ¿Es más absurdo seguir viviendo que el haber. vivido, ser invisible y subsistir, tal como en redor nuestro laten y subsisten innumerables formas, que la m ciencia sorprende a cada instante con sus ojos de lince?»
Amado Nervo
Me conmovió mucho. Felicitaciones
Gracias por recordar ese gran señor y jurista. 🌠📚⚖️
No dejes que sea parte del fácil olvido que comúnmente caracteriza a los que vamos quedando, quienes triste y naturalmente, también seremos olvido.
Felicitaciones por tu artìculo.
Mi hija me escribió para decirme que le pareció muy bella y sentida tu columna, se advierte la cercanía entre las dos almas
Bella y sentida evocacion del amor que se fue en el tiempo…😞😥
Muy buenos días doctora Aura.
Reciba mi profundo agradecimiento por la remembranza que hace de mi hermano Miguel Antonio Ruiz Vasquez.
El siempre estará en nuestra mente y en nuestro corazón como un gran ser humano.
Su ausencia nos duele muchísimo pero su hermoso recuerdo
nos hace sonreír.
Afectuoso saludo doctora Aura.
Stella Ruiz de Cruz.
El Doctor en derecho de la Universidad de Paris, no solo fue un gran jurista, también un gran hombre, se caracterizó por decirnos la verdad en la cara.
Doctora Aura, gracias por recordar la memoria del mejor maestro de todos los tiempos. El Doctor Ruíz fue un jurista como ninguno.