Fundado el 9 de febrero de 2020
LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

PolíticaEscampavia – La linterna de Diógenes

Escampavia – La linterna de Diógenes

Por: Juan Guillermo Ángel Mejía

Diógenes portando una lámpara buscando un hombre justo, esa es una alegoría de lo que debería ser el elemento fundamental del estado de derecho, LA JUSTICIA, así con mayúsculas, es decir el derecho del ser humano de recibir a lo que se ha hecho merecedor como consecuencia de sus actos, de su comportamiento. 

A la justicia se la muestra con la imagen de una mujer que porta una balanza en una mano, una espada en la otra y tiene los ojos vendados, imagen que es tan antigua como la civilización; para los egipcios la única manera de llegar al paraíso era pasar la prueba de la balanza, es decir cuando las buenas obras pesaban más que las malas acciones.

El principio es claro e indiscutible, el problema está en encontrar al juez que sea un hombre justo, puesto que es ese el pilar fundamental del estado de derecho, de nada valen las leyes y normas las cuales así estén bien elaboradas, ellas se convierten en letra muerta cuando caen en manos de un juez que carece de los valores fundamentales para ser justo, es decir obrar y decidir sin prejuicios, ni prebendas, ni valores personales y ateniéndose exclusivamente a la ley y a los hechos que se someten a su consideración.

Encontrar a ese ser desprovisto de un acervo de conocimientos y valores que influirán en su comportamiento es una ilusión, pero, consciente de ello, para dar alguna garantía, el estado de derecho da el derecho a que el inculpado sea juzgado por una persona que por lo menos no haya prejuzgado y para ello basta analizar sus posiciones relacionadas con el inculpado, expresadas con anterioridad al evento que a su consideración ha sido puesto.

Ahora bien, hay quienes aún en medio de lo que estamos viviendo soñamos con un estado de derecho, con un sistema judicial que esté por encima de la corrupción, de los prejuicios y que por lo tanto sea garantía para todos.

La publicación de posiciones políticas que reflejan animadversión y odio o simpatías y amores, las relaciones afectivas y formales entre los actores, la inferencia indebida del dinero en el comportamiento de los más altos jueces, la defensa a ultranza de lo actuado así ello vaya en contra de los derechos fundamentales de las personas, el desconocer olímpicamente la voluntad popular expresada de manera formal y legal, en fin todo esto que estamos conociendo del comportamiento de nuestros jueces y togados nos hace pensar que nuestro estado de derecho ha caído en niveles inaceptables para una sociedad que se vanagloria de ser un estado democrático.

La democracia entonces se sustenta en lo que Jefferson, Rousseau o Montesquieu pregonaron, es decir la balanza entre los tres poderes para evitar la injusticia y la tiranía; cuando uno de los tres poderes logra subyugar a los otros dos, como está ocurriendo cuando el poder judicial se alía con el ejecutivo aparece la dictadura, la inmoralidad, situación que tendría un juez postrero, quedaría un baluarte, el llamado cuarto poder, la prensa, ella era una trinchera inexpugnable, recordamos nuestros periódicos de ayer los cuales en su bandera publicaban cual su orientación política, elemento que le permitía al lector juzgar con imparcialidad lo publicado, hoy parece que lo que se atribuye a Salvador Allende cuando afirmaba que la prensa no podía ser imparcial puesto que su deber era con la revolución se hace realidad, triste situación a la cual hay que sumarle lo que en tauromaquia se llamaba el sobre, el dinero que se paga por el manejo de la verdad, y cuando todo esto sucede tendremos que decir con El Chavo del 8, ¿y ahora quién podrá defendernos?

1 COMENTARIO

  1. «…todo esto que estamos conociendo del comportamiento de nuestros jueces y togados nos hace pensar que nuestro estado de derecho ha caído en niveles inaceptables para una sociedad que se vanagloria de ser un estado democrático». Excelente análisis de una situación que nos toca a todos y que perjudica en conjunto a toda la sociedad, aún a aquellos que parecen favorecidos.

    Cordial saludo, Juan Guillermo

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Más articulos