Por JESÚS SALDARRIAGA GAVIRIA
Ayer cuando estaba escribiendo esta columna llegó a mi chat de WhatsApp un video con la parodia basada en la canción de Cortez “cuando un amigo se va, queda un espacio vacío..” … dicha parodia es alusiva al difícil momento que están viviendo nuestras empresas en Colombia por efectos del paro nacional. Problemas adicionales a los generados por la pandemia en las actividades empresariales, llámese empresas grandes, medianas, pequeñas, microempresas, familiares, establecimientos comerciales, multinacionales, etc.
La mayoría de los sectores productivos están afectados, pues de acuerdo con la estructura económica de las regiones de Colombia, priman los altamente vulnerables al aislamiento social como el comercio, restaurantes, hoteles y servicios de reparaciones. En otras como la Costa Caribe y los Llanos Orientales porque la explotación de carbón y petróleo es la principal actividad. Esto explica en parte las complicaciones de la economía y pobreza en casi todas las regiones del país.
Por lo anterior, los ocho días que llevamos entre protestas pacíficas (legítimas como derecho constitucional), infiltradas por violentos y el paro que continuó, parece justificar la solicitud de muchos actores políticos y empresarios al Gobierno Nacional de decretar el estado de conmoción interior. Este es un estado de excepción que como institución le permite al Gobierno tomar medidas inmediatas con rango de ley para conjurar la crisis y restablecer el orden. Tiene control automático por parte de la Corte Constitucional y es una norma transitoria, durante la vigencia de la conmoción, esto es, 90 días prorrogables hasta dos veces por el mismo término. (Art.213 de la C.N de Colombia)
Afortunadamente el presidente no lo ha hecho, pues con dicha declaratoria agravaría la situación y no solucionaría nada, pues dicho estado tiene grandes limitaciones. José Gregorio Hernández, reconocido constitucionalista de Colombia, publicó esta semana en su cuenta de Twitter “Según la jurisprudencia sentada por la @CConstitucional desde 1992, no es válido declarar el Estado de Conmoción Interior invocando motivos originados en actos, hechos o situaciones provocadas por actuaciones u omisiones del propio Gobierno o de sus agentes”. Son muchas las situaciones que provocaron la situación de crisis actual, pero solo la pretensión de hacer una reforma tributaria en medio de la pandemia fue una gran provocación.
En conclusión, el estado de conmoción interna no es el instrumento idóneo para solucionar la crisis actual, el Gobierno debe buscar otras herramientas más eficaces para el tipo de crisis institucional del momento. Del portal Ámbito Jurídico de Legis, tomé el siguiente texto referido al estado de excepción en Colombia: “no escapa a la regulación constitucional, es una respuesta jurídica a una situación excepcional y está sometido… a las reglas de los tratados y convenios internacionales sobre derechos humanos y derecho internacional humanitario que obligan a Colombia ..”
Una declaratoria de Conmoción Interior en este momento, afectaría mucho más la estabilidad política, económica y social del país. Sería un mensaje negativo a las calificadoras de riesgo, pues si se planteó una reforma tributaria para disminuir el déficit fiscal y atender las necesidades sociales aumentadas por la pandemia, con una declaratoria de ese tipo, directamente perderíamos el “grado de inversión” que es la preocupación de la economía colombiana. Los inversionistas saldrán corriendo, las inversiones que están en proceso de llegar al país no lo harán, la desconfianza en el país aumentará a nivel internacional. La llegada de turistas, las ayudas para la política de seguridad y la cooperación internacional empezaría a limitarse. Sería muy grave ya que el financiamiento de la política de seguridad depende en alto grado de recursos de Estados Unidos.
Blog Personal: jesussaldarriaga.blogspot.com
Gracias por leer mis columnas
Excelente columna Jesús Arbey, entiendo el problema de los empresarios por 10 días de paro, pero la gente lleva décadas de explotación, miseria, mala educación, también en salud, sin infraestructura, la lista es larga, es bueno que la élite sepa que no más, no importa que algunos aunque sea un poco y sufran del cocinado que ha debido soportar la población, pero a la gente qué le importa el grado de inversión y lo que diga las calificadoras de riesgo, si igual siguen mal. Cada día es peor, todo es menos a su alcance porque lo hace el poder de los grandes capitales y tanto político corrupto, así apretando y apretando y … a la gente. Feliz día