Ahora que estamos en campañas políticas muchos candidatos disfrazan la realidad de la pobreza hablando de no cobrar o rebajar impuestos; craso error cuando queriendo proteger a la mayoría de la población que paga impuestos injustificados, se esté favoreciendo a solo cinco grupos empresariales que no tienen menos de mil empresas que generan más de 300 billones de utilidades, pero sus exenciones tributarias hacen que nuestro país sea de los de menor recaudo impositivo del mundo. Todo por cuenta de que financian a toda clase de candidatos y cuando gobiernan les devuelven el favor de una manera exagerada. Con las exageradas prebendas tributarias pudieran construir vivienda gratuita a los estratos 1, 2 y 3, mas propender por educación gratuita a esos mismos estratos. Allí ya tendríamos un equilibrio en la famosa desigualdad. Colombia no es catalogado un país de pobreza y tampoco es un país rico, ni está en el ranking de los boyantes; lo que sí es claro es que somos ricos en biodiversidad, tenemos tres cordilleras, dos mares, todos los climas, inmensidad de cultivos, en el norte de Sudamérica y en la mitad del continente americano. Tenemos todas las potencialidades para buscar un equilibrio donde podemos tener un mejor PIB, un mejor ingreso per cápita, tener más ricos de clase media y no tener tanta pobreza y cordones de miseria; tampoco debemos tener tan débiles indicadores de educación por falta de cobertura y falta de ingresos, para que la educación para todos sea gratuita. Preguntar si seguirá la pobreza, puede ser una estupidez. Pero no, cuando todos pensamos en que nos vamos a volver más pobres, es cuando hay que voltear la manera de ver las cosas. La corrupción es otra razón, pero por ese hecho no debemos dejar de pagar impuestos justos. Aproximadamente la corrupción vale 50 billones al año, de otro lado los grupos empresariales más poderosos del país, dan utilidades billonarias sin pagar lo justo debido a las aterradoras exenciones de impuestos. Allí tenemos una desfinanciación del Presupuesto General de la Nación por muchos billones al año, con esa cifra no tendríamos inconveniente en combatir la pobreza. Pero lo triste es que cada ocho días llegan vuelos a Cartagena cargados de economistas, donde se gastan dinerales, dizque para hablar de la pobreza colombiana y como combatirla, pura carreta; de otro lado llegan a la misma ciudad vuelos cargados de esos empresarios a reportar trimestralmente utilidades billonarias y contar cómo entre esos pocos, se compran todas las revistas, periódicos, bancos, concesiones viales y media Colombia, gracias a la colaboración del gobierno en no cobrar impuesto a la riqueza. Esto sucede en agradecimiento a las ayudas a las respectivas campañas políticas. No busquemos el ahogado rio arriba y abramos el debate.


