Por FABIO OLMEDO PALACIO
“Haced política… porque si no la hacéis, alguien la hará por vosotros y probablemente contra vosotros”. En muchos de mis escritos, cito al poeta español Antonio Machado, quien en 1939 trajo a colación esta famosa frase repetida y recogida por muchos escritores, pensadores y políticos, para incentivar o criticar la poca participación de muchos sectores de la comunidad, en lo que realmente va a repercutir positiva o negativamente en el futuro y construcción de una sociedad más justa y equitativa. Esta frase, trae consigo un llamado para meternos en las decisiones políticas, que son las fuentes de poder y en igual sentido nos muestran lo que podría ocurrir si no lo hacemos.
Para hacer esto, se han creado los partidos políticos, que según el consejo nacional electoral (CNE), son instituciones permanentes que reflejan el pluralismo político, promueven y enseñan la participación de los ciudadanos, y contribuyen a la formación y manifestación de la voluntad popular, con el objeto de acceder al poder, y a los cargos de elección popular y de influir en las decisiones políticas y democráticas de la nación. Los movimientos políticos, son asociaciones de ciudadanos constituidos libremente para influir en la formación de la voluntad política o para participar en las elecciones. Pero participar en política, no es solo estar afiliado a un partido o movimiento político que sería lo ideal, o ser candidato a un cargo de elección popular, también lo es, cuando aportamos al debate sobre el futuro del país, cuando proponemos acciones para mejorar la vida de todos, cuando nos juntamos con otras personas que comparten intereses comunes o defienden valores o principios similares. También lo es, cuando defendemos con argumentos una idea o postura frente a decisiones que nos afectan individual o colectivamente. Pero esa participación exige también el entregar propuestas a diferentes temas, no solo quedarse en la posición facilista de algunos, que su narrativa solo les alcanza para criticar y oponerse a todo porque si. Proponer argumentos abre el debate, permite una confrontación racional y respetuosa de las ideas, da la posibilidad de que la sociedad revise las posiciones y asuma posturas frente a los asuntos del estado, en lo local, regional y nacional.
La corrupción, los malos gobiernos a todo nivel, el débil sistema de los partidos, la mediocridad de algunos que nos representan en las corporaciones de elección popular, han venido ahuyentando la participación ciudadana, y esto le ha servido de excusa al ciudadano de a pie, para no involucrarse, en la realidad de la ciudad, región o país, lo que puede convertirse en un verdadero peligro para el fortalecimiento de la democracia y la cabida al populismo de extrema, que en países como Venezuela, Nicaragua o Cuba, hoy son un claro ejemplo de pobreza, miseria y violación continua de las libertades y los derechos humanos.
Los jóvenes están decepcionados de la política y tienen bastantes razones para hacerlo, pero no participan o si lo hacen, algunos de éllos están por moda. A los jóvenes les gusta cambiar las cosas, son dinámicos mientras que a la política la ven como estática. Cada vez más los sentimos entre la indiferencia y el rechazo al sistema. A los empresarios y los gremios de producción, los vemos jugando papeles diversos, unos, solo piensan en sus jugosas ganancias sin percatarse que están cruzando líneas rojas, que la mayoría de la población los percibe como explotadores o con un balance social muy pobre y aseguran que esa palabra de “exprópiense” como está ocurriendo en países vecinos, según ellos, a Colombia no le pasará. Otros, con más conciencia social son respetados y apoyados porque comprenden que el capital tiene que cumplir un gran papel social, más allá de las justas ganancias que reciben por apostarle al país. Sin embargo, estos sienten que no deben meterse en el tema político, la política les huele mal y por eso no participan, poniendo en peligro no solo sus inversiones, si no también la estabilidad laboral de sus empleados y del país.
Josepn. M. Coloner, profesor del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, (CSIC), en su artículo sobre la agonía de los partidos políticos, se pregunta si estos podrían ser sustituidos por otras instituciones, como por ejemplo expertos en vez de partidos y es a lo que algunos le están apostando. Está quedando muy poco espacio a los que actúan desde la ética, la reflexión y las propuestas. La política es el vehículo para alcanzar el poder y solo con poder se pueden generar los cambios. Participar en política es una forma de ser dueño de nuestro futuro.