Se nos ha dicho que grandes naciones, las más poderosas del mundo, las del G-8 se enriquecieron a costa del emprendimiento, trabajo y frugalidad de sus líderes; pero no se dice que el trabajo de millares de seres humildes y el despojo de los recursos naturales de naciones pobres, que fueron sometidas militarmente, es lo que ha permitido a esas naciones enriquecerse; una verdad que a grandes sectores de nuestra sociedad les suena a herejía y comunismo.
¿Qué los países pobres hacen ricos a los países imperialistas? ¿Cómo es posible decir ese absurdo? suena a Castro-chavismo, blasfemia o ignorancia socialista sobre las bondades del capitalismo, que genera riqueza para toda la sociedad (Argumento que usan hasta los que se enriquecen con corrupción y donaciones de tierras del estado, caso del banquero Luis Carlos Angulo ¡que desfachatez!). Para demostrar la verdad de la primera pregunta, basta saber que los ingleses en la revolución industrial, tenían máquinas que podían reemplazar a 40.000 tejedores y que, al necesitar compradores para sus productos textiles, se preguntaron ¿Cómo podían aprovechar sus adelantos tecnológicos? En la India, cada hogar fabricaba telas de manera casi artesanal ¿Cómo lograr que sus productos de más calidad y más caros reemplazaran a los rústicos productos locales? Sencillo: declararon a esta industria monopolio inglés, prohibieron la fabricación de telas nacionales, destruyeron los telares indios y apresaron a quienes querían continuar con un oficio milenario, ahora ilegal y prohibido por leyes extranjeras.
Las potencias, no solo explotaron a las gentes humildes, también se enriquecieron robando, o comprando a bajos precios las materias primas de los ahora llamados países tercermundistas, obligándolos a comprar sus mercancías, no siempre productos industriales, también vicios, caso del opio, una droga que sumerge a sus consumidores en un mundo de ensueños que los inmoviliza, Marx por analogía llamó a la religión “el opio del pueblo”. Para monopolizar el comercio de opio, los ingleses declararon la guerra a China, despojándola de territorios, u obligándola a entregarlos bajo tratados firmados tras ser derrotada por la potencia del siglo XIX, La Gran Bretaña.
Pero el imperialismo no solo es económico sino también cultural y político, ¿Cómo un grupo minoritario de blancos, dominaron en Suráfrica a las mayorías negras, ganando las elecciones y tomando el poder político? Muy simple, prohibiendo a la mayoría negra participar en elecciones.
“Desde que el imperio existe, jamás hemos experimentado peligro semejante. Este veneno debilita a nuestro pueblo, seca nuestros huesos; es un gusano que roe nuestro corazón y arruina nuestras familias”. En estos términos se expresaba una súplica presentada en el año 1838 al emperador Tao-Kuang (1821- 1850) solicitando que “el contrabando de opio fuese inscrito entre los crímenes castigados con muerte”. Ahora bien. No fueron los chinos quienes inventaron la opiomanía; hasta el siglo XVIII solamente utilizaron el opio como medicamento, pero los ingleses dueños de la India, donde la adormidera se cultivaba en abundancia, buscaron mercados de exportación para la droga y lograron éxito al extender el vicio en China, donde innumerables fumaderos esparcidos por el país no tardaron en funcionar” (nota 1).
“También de Bengala, parte de la India, procedía el opio que los británicos obligaron a sembrar y a cuyo monopolio oriental aspiraban ahora. Verdadera manzana de la discordia…se mecía entre la flotilla de juncos y sampanes imperiales, blandengues, y aquellos compactos acorazados a vapor y con artillería pesada, contrastando los elementos de su renovado apocalipsis. Cuando cayó la sorpresiva descarga de retumbante calibre y esparció metralla por la playa” (Hong Kong y la guerra del opio, Pedro Acosta, Lecturas dominicales “El Tiempo” 22 de junio de 1997, pagina 2-3).
“Las guerras del opio o las guerras anglo-chinas fueron dos conflictos bélicos que ocurrieron en el siglo XIX entre los imperios chino y británico. La primera duró entre 1839 y 1842. La segunda, en la que Francia se implicó con los británicos, estalló en 1856 y duró hasta 1860” (artsandculture.Google.com). “Sus causas fueron los intereses comerciales que crearon el contrabando británico de opio en China y los esfuerzos del gobierno chino por imponer sus leyes a ese comercio” (es.m.Wikipedia.org).
“El 3 de noviembre de 1839 una columna de acorazados de su majestad británica abrió un arrasante fuego de artillería contra Hong Kong. Su majestad la reina Victoria coronada solo dos años y medio antes, había cumplido apenas 20, de manera que florecía su plenitud juvenil”. “Pero, quizá, lo único que el almirante se negó a recordar cuando ordenó ¡fuego¡, fue que esta su soberana, virtuosa intachable y estricta en los rigores de la moral, había prohibido en la gran Bretaña el consumo de la droga maldita. El opio, inescapablemente mortal, pero para el que -precisamente-, abría las puertas de la aislada China a redobles de cañonazos. En el interior de tan extenso imperio de incógnitas milenarias, también estaba prohibido incluso con el cadalso”. “Para la reina Victoria, absorta en sus preparativos matrimoniales, era otro de los incontables misterios del oriente con esas gentes todavía bárbaras – aunque hubiesen inventado la pólvora, el papel, la imprenta- y de ojos oblicuos y una extraña palidez, quienes blandían sables descomunales entre galopes de vértigo, y con unas especies de túnicas idénticas a las que había conocido Marco Polo por allá antes de 1300” (Hong Kong y la guerra del opio, Pedro Acosta, Lecturas dominicales “El Tiempo” 22 de junio de 1997 páginas 2-3).
“Más allá de las metrópolis, ya en la otra cara de occidente, había reflejos de progreso irradiados por la revolución del vapor que imprimía velocidad insólita a la navegación y volvía más cercanas las colonias, pero que así mismo multiplicaba la producción de los telares o cualquiera otra manufactura. Que exigía, pues, nuevos mercados para sus telas. O para el opio, prohibido en Inglaterra por la reina Victoria. Por lo tanto, recelaba de imperios milenarios tras aislamientos aparentemente infranqueables…De entrada. El ímpetu implacable británico había quebrado sistemáticamente los telares rudimentarios de la India” (Hong Kong y la guerra del opio, Pedro Acosta, Lecturas dominicales “El Tiempo” 22 de junio de 1997 páginas 2-3).
“Los cañones exigían la recuperación del monopolio inglés extinguido en 1837, después de 70 largos años de ignominia y durante los cuales la inundación de opio doblegó a China. Una cifra que pasó a la historia confirma el clímax de esa maldición de suicidas. Al iniciarse el siglo se estimaba que, a lo sumo, China importaba un poco más de 245.000 kilogramos de opio. En 1880, transcurridos dos decenios de las derrotas en las dos guerras del opio, casi 5.900.000 kilogramos. Los espectros dibujaban esa gráfica estadística sobre amarillo letal” (Hong Kong y la guerra del opio, Pedro Acosta, Lecturas dominicales “El Tiempo” 22 de junio de 1997 páginas 2-3).
“El 29 de abril de 1842, el tratado de Nankín abrió al comercio europeo, cinco puertos chinos y obligó a China a ceder el islote de Hong Kong, que domina la entrada del río Cantón”. “La guerra del opio- escribe Jacques Leclercq- es sin duda el episodio más vergonzoso de toda la historia moderna. Al menos jamás he encontrado uno más sórdido. Puede uno percatarse, después de ello, de lo que pensarían los chinos cuando los europeos pretendieron aportarles su civilización” (Nota 2).
La guerra del opio afectó el prestigio de la dominante dinastía manchú, los chinos no perdonaron esta debilidad y exaltados por predicas religiosas, los taipings, ocuparon la cuenca del Yangtsé y tomaron Nankín, redistribuyeron tierras entre los campesinos, crearon industria local, al fracasar la marcha sobre Pekín, acabó la insurrección. Franceses e ingleses enviaron tropas en dos ocasiones, en 1860 la valiente caballería manchú, que defendía el puente de Palikao, al este de Pekín fue aniquilada por obuses de artillería; días más tarde, fueron incendiados por los occidentales los Palacios de Verano; los chinos fueron obligados a una nueva negociación, el nuevo tratado (Pekín 1860) que abrió al comercio internacional once puertos, confirmó la libertad de religiones y amplió el territorio inglés de Hong Kong. “Por su parte Rusia, que se había aprovechado de los acontecimientos para explorar el río Amur y apropiarse de la orilla izquierda, por el tratado de Aigun (1858) obtuvo los territorios entre Ussuri, Corea y el mar del Japón, donde se fundó Vladivostok” (Nota 3). “la transferencia de la soberanía de Hong Kong por parte del Reino Unido a la República Popular China, ocurrió el 1 de julio de 1997.
En el caso de nuestras relaciones con USA, ellos nos impidieron legalizar la marihuana, y ahora que cultivan una variedad mejor que la nuestra, legalizaron su uso; nos impiden legalizar el comercio de cocaína, creado por la demanda los gringos viciosos; nos meten en guerras donde ponemos los muertos, compramos sus químicos, sus helicópteros desuetos, extraditamos narcos y, no hay un solo capo gringo preso allá, ni extraditado aquí ¡seguimos siendo su colonia ¡
Notas.
1-Historia universal, tomo 11, Círculo de lectores S.A. Bogotá 1985 página 273.
2,3–Historia universal, tomo 11, Círculo de lectores S.A. Bogotá 1985 página 274.
Hola Isdaen: mil gracias por su muy interesante comentario. Cuando era imperialismo por las armas, podíamos enfrentarlos con armas, ahora somos dominados por ellos a través del comercio y nuestros gobernantes, el nudo corredizo es más sutil y no se nota, por eso no es fácil liberarnos de el.mil saludos y bendiciones
Saludos Danilo.
Tenaces esas guerras del opio por el vicio.
voy a opinar desde dos puntos de vista: El primero es la manera como nos han sometido las potencias mundiales durante toda la historia a través de su poderío económico, político y militar pero si estudiamos su interna, son países que siempre han invertido en educación e investigación, además, no se pierde el tiempo y la disciplina para dominar al mundo es algo que lo destaco ya que no es gratis lo que son pero son muy cochinos, malvados, torcidos y no «comen de ninguna», es decir, invierten para dominar al mundo sin sentimiento.
Destaco de Inglaterra, la mamá de los Estados Unidos un detalle y es que ni los Romanos ni los Nazis pudieron doblegarlos. Esos Pictos se le pararon a los romanos y los hicieron devolver y Churchill le dio duro a Hitler . Toda esa sabiduría la recibieron los gringos y miren donde están: Gobernando el mundo.
El tema de la droga es tenaz ya que Colombia pone los muertos y la mercancía para que ellos se enriquezcan pero al mismo tiempo se pudran con tanto consumo.
En fin, me salí un poco de nota pero el poder es muy bueno. Esperemos que las brechas no se alarguen pero la tenaza es muy fuerte. A veces es utópico pensar en quitarnos ese yugo, como si estuviéramos predestinados a ocupar un lugar en la cadena alimenticia donde el pez gordo nos come como peces pequeños que somos.
Yo asocio esta realidad como el día que una cebra haga correr a un león. Será qué lo veremos algún día, así como liberarnos de este yugo ?. Ojalá, pues ya vimos al Deportivo Pereira ser campeón je je je. Por molestar pero sueño con ese momento.
Muchas gracias Danilo.
Feliz descanso y felicitarlo por tan interesantes y bien elaborados documentos.
Éxitos.