SIN LIMITES
Todos y cada uno de los seres humanos somos dueños absolutos de nuestra intimidad, en ella nadie puede penetrar, es un gran privilegio del cual alardeamos y en todo momento disfrutamos.
Cuando estamos solos navegamos sin cesar, cruzamos fronteras y llegamos a lejanas playas violando nuestras propias leyes hasta saciar las más vivas pasiones bien guardadas y nunca profanadas, es lo que se llama intimidad.
Las mujeres son muy sensitivas y hacen alarde de su intimidad y en todo momento cuidan celosamente los más íntimos secretos. Sus adoradas figuras y la belleza soberana que no ocultan embriagan de emoción, pero en instantes de excitación caen vencidas sobre el señor tendido, aquí la intimidad se ha perdido.
Los deseos más reservados los vivimos a diario y forman parte de nuestra existencia pura. Ir al baño para alivianar los cuerpos de pesadas cargas que cómodamente sentados depositamos y en segundos de placer se van para no volver.
Hombres y féminas entrelazan su anatomía en lugares ocultos para disfrutar de ratos clamorosos y en olas de misterio perfumes extraños y caricias anheladas llegan en radiantes pinceladas y lanzan gemidos de triunfo y de gozo que se pierden en el infinito, aquí la intimidad deja de ser un mito.
Salir a las calles ver a la gente caminar ensimismadas en profundos pensamientos que no podemos adivinar; es lindo, cada uno de nosotros disfrutamos de ese mundo infalible e insondable por demás, es la eterna intimidad.
Observar el campo florecer, mirar hermosos paisajes, entrar a los frondosos bosques para vivir la intimidad de la naturaleza que se abre como una rosa para mostrarnos la purpura fragancia de una diosa.
Los varones aún en la edad madura, así el pendón este caído la marcha continúa, en pasos lentos y en horas de vencido siguen guardando la intimidad que por el paso de los años de a poco se ha ido. Y ellas con mucho sigilo esconden el rojo vivo de lo más querido que en la fronda oscura está escondido.
Bueno; como ya es bastante tarde, voy cerrando este intimo capitulo, recordándoles que es muy importante mantener el hermetismo hasta que llegue el fin y veamos el abismo, aunque allí la intimidad no nos deja, se va con uno mismo. He dicho.