La baby sister

En las  novelas Rosa, la baby sistser, es generalmente una mujer joven y bella que termina enamorada o enamorándose de su empleador.  En ésta, es la protagonista de un novelón policiaco con ribetes de espionaje político donde la niñera no es ni joven ni atractiva, pero sí locuaz y capaz de poner en graves aprietos a su patrona y al patrón de ella, que resulta ser nada menos que el presidente de la República.   Todo porque en la casa donde prestaba sus servicios se perdió un maletín con la bobadita de 7.000 dólares que guardaban, ¡vaya uno a saber por qué! En vez de tenerlos consignados en un banco, pero bueno eso es harina de otro costal.

La señora, que llamaremos sospechosa o como dicen en la serie de CSI, la ignota, fue sometida a la prueba del polígrafo, nada extraño si entendemos que prestaba sus servicios no en mi casa donde ya no hay secretos, sino en la de la jefe de gabinete de la Presidencia, donde además del billete cualquier cosa que desaparezca o aparezca podría ser objeto de rigurosa revisión.  Y aunque la señora no vive propiamente en el Palacio de Nariño, es comprensible que se activen los protocolos de seguridad.   ¿O usted que haría si algo así le sucediera?

Pues bien, el resultado del polígrafo indica que mintió a la pregunta sobre si ella se robó el dinero.   Sin embargo, la prueba no es concluyente.   Hay espías bien preparados que podrían haber superado dicha prueba sin consecuencias en su contra.  Pero no fue así y la señora siguió siendo sospechosa.   Candidata Uno A para denunciarla a la Fiscalia y pedir en su contra un seguimiento que llevara hasta hallar el botín.  Pero resulta que en Colombia donde hay separación de poderes, el Fiscal no rinde cuentas al Presidente por investigaciones que debieran ser de su resorte, es además su opositor político y no le genera confianza al Jefe del Estado, antes lo desconoce y le pide a la fuerza pública no obedecerle. Así que la funcionaria al parecer prefirió investigar por su cuenta y encomendarle la misión a Seguridad Presidencial, que depende administrativamente de ella.

Paralelamente, entra en acción otro personaje, no de reparto sino con un papel protagónico, qué digo yo en este caso antagónico, porque es la directora del medio periodístico que conduce la opinión pública en contra de todo lo que diga, haga o deje de hacer el presidente.  Esta señora publica en portada la foto de la niñera con el Palacio de Nariño al fondo y un titular que dice que se sintió secuestrada cuando la llevaron a interrogarla.   

Lo demás, es como para la serie de Misión Imposible, otro de los  hombres de confianza del Presidente, nada menos que el Embajador en Venezuela Armando Benedetti aparece en medio de la trama.  Se sabe que fue patrón de la misma niñera a quien despidió por indelicada ante la pérdida de otro maletín con efectivo, pero aun así vaya usted a saber por qué se la recomendó a la jefe de gabinete para que le diera trabajo en su casa.  Con amigos así…Y eso que Benedetti tuvo a la alta funcionaria en su Unidad de Trabajo Legislativo y fue él mismo quien se la recomendó al Presidente.

El escándalo estalló como una bomba en plena sala del despacho presidencial.  Ahora se sabe que Benedetti sabía de la publicación antes de salir al aire y que en vuelo chárter de su propio bolsillo se llevó a la niñera para la Casa de la Embajada en Venezuela, de donde regresó directo a entrevistarse con la revista. 

Tremendo novelón, un drama que servirá sin duda para ocultar la extraña actitud de fiscales que se convierten en defensores de sus acusados cuando comulgan su mismo credo político, que nada hace por evitar crímenes de testigos de crimenes de lesa humanidad y que además es una gran cortina de humo para ocultar las revelaciones de Mancuso a la JEP sobre las macabras alianzas del paramilitarismo con los sectores políticos y empresariales del país, cosa que se sabía pero que hasta ahora nadie confirmaba.