Por JUAN CARLOS PARRA SANABRIA
El ser humano está rodeado de universos, cada uno infinito, indescifrable, inhóspitos, pero con secuencias lógicas que se pueden observar y calcular tomando una sola muestra de cualquier parte de su mágica materia.
Este bípedo implume, camina en una cuerda invisible, tambalea y cae fácilmente en otro escenario del pensamiento, puede llegar al universo de oro de Dionisos o al caótico mundo del desorden, del desequilibrio, las tormentas sociales y el calor de lo prohibido o la magia del mito.
Les recuerdo en unos renglones la fragilidad del ser, la debilidad del humanoide que se cree el centro del universo, pero que es capaz de vender su alma por un soborno, como lo hacen a diario millones de empleados públicos en el mundo, como lo vimos en Colombia, donde prestigiosos profesionales de exclusivas universidades se vendieron cual meretriz de la calle, a la multinacional brasilera #ODEBRETCH, dejando muy mal parada la ética y la administración pública del pais.
Saber que en el mundo nos conocen por arrodillados y fáciles de sobornar, no es el único problema, también todos sabemos que los colombianos somos muy fáciles para vender el voto, el sufragio universal, que debe significar tanto para la humanidad, por sus orígenes en la democracia de la antigua Atenas, por la promesa de poder de gobernar y la máxima de que la soberanía está en manos del pueblo, pero los colombianos siempre hemos aterrizado el debate político a cambio de un tamal o un plato de lechona, por eso el líder comunal que se respete tiene contratos con las administraciones o su familia trabaja en la gobernación o las alcaldías, es un tema de poca monta y por eso, en cada tema problemático del pais, es muy difícil, encontrar la soluciones a los problemas, porque cada líder se hace el ciego con la mitad de ellos, porque está involucrado él o su familia, así de difícil es la cosa.
Lo mas grave, es que esa pérdida de pertenencia con el pais, esa pauperización de la palabra respeto y el desmoronamiento progresivo de la ética, genera que no seamos empáticos con los problemas de las familias de otras ciudades, los pobres campesinos que se hunden en la miseria en el lejano campo y las víctimas de la violencia.
Somos un gigante de dos océanos, que se ha dado él mismo un tiro en el pie, esa promoción de la politiquería sobre la ciencia de la política, la ley del más vivo y la famosa malicia indígena, ha dejado que los grupos de jóvenes pragmáticos y de mentalidad criminal, sean muy exitosos en sus negocios dentro del bajo mundo de la violencia, por eso nos importó muy poquito lo de Tumaco, nos burlamos de la miseria del Chocó, elaboramos mitos sobre las costumbres indígenas, para tapar los niños muertos por desnutrición en la Guajira, pero lo mas grave es que por décadas nos queremos hacer los ciegos con la bomba de tiempo que significa el bello puerto del mar de Buenaventura, donde diferentes grupos han ejercido cambios sociales a la fuerza, mostrando imágenes dantescas de la incursión de un derecho natural a manos de privados, grupos delincuenciales independientes, otros que representan la seguridad de grupos de narcotráfico y muchas manifestaciones agresivas de la vida sin sociedad, sin estado y dirigida por células de bandas que han tejido límites y fronteras invisibles defendidas a sangre y fuego.
Con el caso de Buenaventura debemos reconocer que somos insensibles y alcahuetes con los gobernantes de turno, son décadas de abandono, las familias pobres del país son victimas de un atraco a la luz del día, son explotados todos los días y el país no se preocupa del bienestar de esas familias, sino que se ocupa de no perder ganancias en las exportaciones, la violencia que penetra la piel de la sociedad es invisible para nosotros, pero nos quieren vender desde el gobierno central y los medios de comunicación, que es solo un tema mediático, que mañana se nos olvidará y que el próximo lunes, empezarán de nuevo su vida normal.
Mientras tanto, como una rueda suelta, estamos los trabajadores de la seguridad vial, en medio de ese bosque de problemas, como una isla aislada, poniendo nuestro granito de arena para salvar vidas de la violencia vial, pero todos los días se presentan tragedias.
Este fin de semana, muere otra persona a manos de un conductor en estado de embriaguez en el municipio de Dosquebradas.
¿Hasta cuándo se le va a dar licencia de conducción a todo el mundo?
Este es un país que parece vivir en la época de los piratas, en el gobierno actual no sólo tenemos ladrones, sino también criminales, estúpidos que no pueden manejar el lenguaje después de haber pasado por prestigiosas universidades, gobernantes a quienes les importa poco o nada los ciudadanos a quienes pueden hacer matar como quien mata una gallina, lo que les importa es el provecho personal que puedan conseguir con sus crímenes
Excelente.
Como veedor y exfuncionario se lo compleja que es la corrupción y la indolencia. Factores que conjugan degradación social, consecuente con la inoperancia administrativa y la inacción de los órganos de vigilancia y control que se tiran la pelota, para no perder el puesto. Porque todo se lo deben al villano político.