Fundado el 9 de febrero de 2020
LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

ActualidadLa historia se repite.

La historia se repite.

ESCAMPAVIA.

         Los primeros españoles que llegaron a nuestra tierra no eran pacíficos labriegos, ni astutos comerciantes, fueron aventureros herederos de: Fenicios, Moros, Celtas, Romanos Visigodos y Castellanos; eran carne y nervio de guerreros, de navegantes y de caballeros de capa y espada,  acompañados de curas y frailes, estos últimos portadores de la fe católica y embajadores del poder supremo del Papa, nada distinto a lo que vivió se podía esperar de quienes impusieron lo suyo con la fuerza de la espada y del mosquete, fueron los responsables del exterminio de pueblos, unas veces por la guerra, otras por las enfermedades mortales que contagiaron a los nativos.

         A esos inmigrantes que se mezclaron con quienes aquí moraban, les siguieron sus familias y otros que trajeron cosas buenas: animales y plantas que hoy hacen parte indispensable del buen vivir, nos dejaron un idioma que nos permite comunicarnos y aprender, pensadores y artistas, entregaron normas útiles y, al fin y al cabo, son también nuestros ancestros, basta mirar los genes para encontrar que somos mestizos con sangre heredada de esos navegantes, pero también de amerindios, de negros y más recientemente de gente del Medio Oriente.

         Pero regresemos a España y nuestra relación con la península la cual  es de larga data; la guerra civil española, cruel y destructora nos generó otra migración notable, llegaron a Colombia intelectuales, artistas y muchos más que escapaban del gobierno vencedor de esa guerra, cuyas secuelas y heridas cicatrizaron pero no sanan, como nos muestra la actual situación política de un país dividido casi por mitades y enfrentado en una lucha que va desde la de los separatistas violentos hasta los gobiernos bajo una monarquía que sobrevive en una paradójica expresión democrática.

         En los últimos tiempos la migración se ha revertido, son más los nuestros que emigran a la península que los españoles que optan por vivir en nuestra tierra, son miles quienes han decidido optar por una nacionalidad que les ofrecen con tal de demostrar que son herederos de los judíos que fueron expulsados cuando América se les atravesó en el mapa y muchos más quienes desempañan labores que otros no quieren y que logran el permiso de permanencia con el sudor y la laboriosidad que nos distingue, aparte de los otros migrantes que se dedican a actividades repudiables, estos nos desacreditan y nos producen pena y vergüenza.

         Pero mientras muchos de los nuestros aportan a la tierra que los recibe, con sorpresa nos hemos encontrado con una mezcla variopinta de españoles que están creando empresas o intelectuales serios o simples turistas que han llegado a querer y hacerse querer, bienvenidos y gracias por lo bueno que nos aportan.

Pero también nos llovieron: políticos sin cupo en la península, estrategas, agitadores, abogados, bodegueros manipuladores de la información y graciosos acompañantes a sueldo quienes reciben la ciudadanía sin necesidad de demostrar nada distinto que su amistad con el gobierno.  Recordamos a juristas cuestionados por sus prácticas, aquí redactando leyes, acompañando a los verdugos que han sembrado muerte y destrucción y si ello fuera poco actuando como acusadores de oficio, cuando no de jueces con poderes sobre la vida de los nuestros; otros, más ambiciosos, reciben contratos y responsabilidades de gobierno como no se había registrado nunca en nuestra historia, sin contar con quienes sostienen empresas que registran mediocres resultados allá con las utilidades obtenidas acá.

Lo que estamos viviendo es una segunda conquista de América, esta vez sin mandobles ni pólvora, pero sin duda dejando una honda huella en nuestro devenir histórico.

Qué bueno recibir una migración que trabaja, que labora, que enseña, y que maluco recibir a esos otros que viven del cuento.

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