Hasta ahora toda la investigación médica sobre el cáncer ha sido orientada en la búsqueda del lugar de implantación de un tumor o del cambio en la forma de las células; el cáncer se busca principalmente en un órgano o en alguna parte del cuerpo físico del paciente: en el pulmón, hígado, senos, huesos, etc. El problema planteado en ese momento se reduce a investigar algunas hipótesis tales como ¿Por qué las células del organismo empiezan bruscamente a proliferar de forma anárquica? ¿Será un virus o acaso agentes externos tales como el tabaco, productos químicos en la alimentación, herencia, etc., que podrían estar trabajando en el organismo cambiando la forma de las células y alterar su composición? Dado lo anterior, el tratamiento se convierte en la necesidad de encontrar nuevos medios que se adapten a la circunstancia específica del paciente y detengan la proliferación celular, el crecimiento del tumor o la invasividad del cáncer a través de cirugías para extirpar los tumores, quimioterapia o radioterapia. A partir de su propia experiencia el médico alemán internista, siquiatra y radiólogo Rike Geerd Hamer retoma el problema desde otra perspectiva: La sanación emocional. Para comprobar su teoría estudió su propio caso (él tuvo un cáncer de testículo) y el de los enfermos a su cargo (aproximadamente 6.000 historias clínicas) lo cual le llevó a constatar a través de los años que siempre hay un síndrome emocional bien determinado en el origen del cáncer. Para que determine este síndrome se precisa de unos poderosos detonantes como un choque psíquico emocional brutal que el paciente haya sentido como un gran suceso de su vida, un conflicto agudo y dramático, vivido en aislamiento psíquico, lo cual no es necesariamente en soledad absoluta, sino no haberlo pronunciado y que no se haya resuelto. A este síndrome inicial o proceso por el descubierto y verificado cuidadosamente en miles de paciente lo denomino Síndrome de Dirk Hamer (SDH) en honor a si hijo cuya trágica muerte en 1978 fue el origen de su propio cáncer. La experiencia de estos miles de casos individuales, diagnosticados y tratados lo condujeron a desgranar a poco las constantes y a formular una ley, que se verifica siempre de forma precisa, “La Ley de Hierro del Cáncer” y que no ha sido rebatida con razón suficiente hasta ahora. Esta ley de lo que el SDH es la pieza clave se enuncia como sigue: 1-Un gran número de pacientes con cáncer se inicia por SDH es decir por un choque emocional psíquico extremadamente brutal, un conflicto agudo y dramático vivido en aislamiento y percibido por el paciente como el más grave que jamás haya vivido. 2-Es la forma en que el paciente lo ha experimentado en el momento de SDH lo que determina: a) El foco de Hamer es decir la zona específica del cerebro que, bajo la influencia del choque psíquico, sufre una ruptura de campo y da las directrices anárquicas a las células del órgano dependiente de esta zona. b) La localización del cáncer en el organismo. 3-Hay una correlación exacta entre la evolución del conflicto y la del cáncer, en su doble nivel cerebral y orgánico. Una vez que el conflicto principal desaparece, o a través de tratamientos específicos que buscan la solución del problema entre ellos la sanación emocional del paciente, la zona cerebral afectada deja de dar órdenes anárquicas, reanuda su trabajo sobre el campo tal como lo realizaba anteriormente y las células cesan en su anárquica proliferación es decir habrá una restitución orgánica del paciente.
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