Por José Gregorio Cortés Martínez (*)
El 8 de septiembre del año 70 d.C., el Templo de Jerusalén fue destruido durante la Primera Revuelta Judía, un evento que marcó la historia de la región y del Imperio Romano.
En el año 69 d.C., Vespasiano fue nombrado emperador de Roma, dejando a su hijo Tito a cargo del asedio y eventual captura de Jerusalén, la capital de Judea.
Este asedio resultó más complejo de lo previsto. Ante la incapacidad de romper las defensas de la ciudad en un solo ataque, Tito optó por un largo sitio. El ejército romano levantó terraplenes de asedio y construyó una muralla alrededor de Jerusalén para evitar que sus habitantes escaparan.
La ciudad, abarrotada de peregrinos que habían llegado a celebrar la Pascua, pronto se quedó sin suficientes provisiones, lo que intensificó el sufrimiento de sus habitantes.
Dentro de Jerusalén, las facciones judías rivales luchaban entre sí, agravando la situación. La falta de alimentos y agua provocó la muerte de miles de personas debido al hambre y la enfermedad, mientras que los revolucionarios continuaban resistiéndose a la rendición. Los defensores de la ciudad, aproximadamente 25,000 combatientes, estaban divididos en varios grupos: los zelotes, liderados por Eleazar ben Simón; los sicarios, bajo Simón bar Giora; y los idumeos, dirigidos por Juan de Giscala.
La resistencia fue feroz, y los intentos de mediación, como los discursos de Flavio Josefo en nombre de Tito, fracasaron.
Finalmente, en el verano del año 70, los romanos rompieron las murallas de Jerusalén. Primero tomaron la fortaleza Antonia y luego se dirigieron al templo, que fue incendiado y destruido el 9 de Av, según el calendario judío. La ciudadela de Herodes cayó poco después, en el mes siguiente.
El Legado Numismático de la Guerra
Este conflicto dejó un legado significativo en la numismática. Las monedas «Judea Capta», emitidas por el Imperio Romano para conmemorar su victoria, son piezas emblemáticas que muestran una figura femenina que representa a Judea en actitud de luto, generalmente acompañada por la inscripción «IVDAEA CAPTA» (Judea conquistada). Estas monedas fueron acuñadas bajo los emperadores Vespasiano, Tito y Domiciano. Representan el dominio romano sobre la región y su control total tras la destrucción del Templo y la ciudad de Jerusalén.
Por otro lado, Herodes Agripa II, rey vasallo que permaneció leal a Roma durante la revuelta, también emitió sus propias monedas. Entre las más notables se encuentran las acuñaciones que muestran la cabeza del emperador Domiciano en el anverso, y a la diosa Niké (Victoria) en el reverso, inscribiendo un escudo, símbolo de victoria. Estas monedas fueron acuñadas alrededor del 74-75 d.C., reflejando la celebración romana de la victoria sobre Judea y el papel subordinado de Agripa II como aliado de Roma.
La caída de Jerusalén y la posterior emisión de estas monedas no solo simbolizan la derrota militar de Judea, sino también el cambio irreversible en la región y el fortalecimiento del control romano sobre sus territorios.
Este artículo proporciona un panorama completo de los eventos de la Primera Revuelta Judía y su legado, acompañado de una ilustración de una de las monedas emitidas durante el periodo de Herodes Agripa II.
(*) Coleccionista y experto en la idenificacion de monedas antiguas.
Genial encontrarse uno en un portal de opinadores de la vida común y corriente, que lo empapan a uno de los acontecimientos sociales, económicos y políticos, de miradas a la historia con tanta profundidad y conocimiento.
Me alegra mucho saber que este señor, don Gregorio Cortez, nos aporta (y aportará) de su extensa sabiduría, estas páginas, que contienen los más hermosos, completos y claros, conocimientos de la verdadera historia que nos ha sido negada por muchos desde siempre.
Gracias don Gregorio, y gracias a Luis Fernando por esta nueva y poderosa ventana que ojalá sea acompañada con imágenes de las monedas en mención.