PENSANDO EN VOZ ALTA.
*La propuesta del candidato Gustavo Petro, sobre pensiones tomada del Banco Mundial y semejante a la de Alejandro Gaviria y Fedesarrollo, exacerbó la derecha que acude a todo tipo de infundios para escamotear la seguridad de los colombianos que no han alcanzado una pensión para terminar su vida dignamente. El señor presidente, pobrecito él que no sabe lo que dice, inmediatamente acudió a la mentira de “la expropiación”. Los Fondos de pensiones que copiaron el modelo del neoliberalismo pinochetista ya fracasado en el país austral, también esgrimieron falsedades. Saben que Petro es imparable y engañan al pueblo humilde. Da risa que no rebatan con argumentos creíbles sino con mendacidades. Sería muy bueno que lean el análisis del profesor rosarino, doctor Kevin Hartmann, quien con plastilina en mano explica el asunto muy pedagógicamente: Hasta 4 salarios mínimos se cotizarían a Colpensiones y el resto al fondo que quiera el trabajador. La jubilación llegaría por participación de los dos fondos. Como en este momento la bolsa oficial no es viable, el Estado acude a salvar la mesada con 14 billones anuales, los que, con esa transacción no se necesitarían y se transformarían en media pensión para los que nada tienen y ya cumplieron la edad de jubilación. Pero no les gusta la justicia social.
El presidente que invoca la virgen de Chiquinquirá cada vez que quiere congraciarse con los católicos, olvidó que la doctrina llama al compartir con los necesitados, caridad cristiana que significa amor y, en la Carta tal acción se consolida en el principio de solidaridad, artículo 95: “Son deberes de la persona y del ciudadano, numeral 2, Obrar conforme al principio de solidaridad social, respondiendo con acciones humanitarias ante situaciones que pongan en peligro la vida o la salud de las personas”.
Están desesperados ante la inminente posibilidad de que los mismos saqueadores de siempre, como han llegado al tope del desprestigio, aunque cada cuatro años se cambian de ropaje para perpetuar la engañifa, tengan que ceder el poder a un movimiento pluralista y democrático. Entonces, acuden a toda la infamia posible. Pero, no pasarán porque si bien, hasta ahora “al pueblo nunca le toca”, le va a tocar a partir del 7 de agosto.
Sin embargo, necesitamos una fuerte pero sensata oposición para que señale y remarque los errores que pueda cometer. No como ellos que consideran mala la presencia de la izquierda en el parlamento.
Jaime Bedoya Medina