Volvemos con la tarea y esa tarea es: cuál es la diferencia entre las cifras generosamente difundidas hasta el 2019 y cuáles son las que están sirviendo de base para formular hoy el nuevo plan de desarrollo, para los próximos 4 años (2020-2023).
Y he dicho, bajo argumentos que no son sacados de maquillados informes de rendición de cuentas del cuatrienio risaraldense administrativo anterior, que habrá que fijarse muy bien hacía dónde van dirigidas las metas del Plan de Desarrollo » Sentimiento de Todos», veamos las cifras tan increíbles como sorprendentes:
Las matrículas en el 2019 bajaron ostensiblemente en por lo menos 1.000 alumnos, cifra que bajó en 0,73 % la cobertura en educación básica y media.
La caída de 0,29 en el desempeño de los estudiantes risaraldenses en las pruebas saber, nos invita a muchas reflexiones sobre la calidad que hoy tenemos.
El aumento del consumo de alucinógenos en la población joven es muy preocupante y no estamos hablando de Pereira y Dosquebradas, estamos hablando de los 12 municipios, con altos problemas sociales, no solo para las autoridades, también para la sociedad en su conjunto; y a eso le sumamos aumento de consumo en alcohol y tabaco.
El déficit cuantitativo de vivienda está por el orden del 67% urbano, (19.648), pero más alarmante el 64% rural (25.696).
Este departamento cuenta con una red vial de 2.290 kilómetros y lean este dato, solo el 10% está pavimentada (239 kilómetros).
De la red vial que está a cargo del departamento, este es el balance: solo el 18% se encuentra en buen estado (70 vías), el 37% en regular estado (146 vías) y el 45% en mal estado ( 180 vías).
No trabajamos ni actuamos en una población que reclama mucho de nosotros y es la población en condición de discapacidad, a hoy las estadísticas nos dicen que está en 28.446 habitantes, de las cuales 2.150 son víctimas del conflicto armado, con una premisa, no hay inclusión ni accesibilidad.
No hay que llorar sobre la leche derramada, Nada que hacer y la historia lo dirá, lo que esperamos todos y sobre todo la comunidad Risaraldense, es que veamos un plan de desarrollo productivo, real, visionario y aterrizado; que vaya enrutado a mejorar la calidad de vida de una población muy olvidada por el estado, donde le hemos creído a las caderas de Shakira, pero que han sido engañados por las cifras maquilladas de gobiernos irresponsables.