Por HUGO OCAMPO VILLEGAS.
Siempre acontece en el fútbol. El lazo se rompe por el lado del cuerpo técnico y no de los jugadores. La responsabilidad en el rendimiento y el manejo de un equipo pasa por el lado del entrenador y su grupo cercano, pero de la culpabilidad no pueden escapar tan alegremente los jugadores quienes son al final de cuentas los protagonistas en la cancha.
Si la renuncia del Néstor Craviotto en el Deportivo Pereira tiene que ver exclusivamente con los recientes malos resultados del equipo en la Liga A -9 fechas sin ganar- entonces también habría que pasarles la carta a unos cuantos jugadores que de lejos no respondieron a la confianza que depositó en ellos el técnico cuando se jugó al comienzo de año por la continuidad de la actual nómina.
Y es justamente de la conformación del plantel de donde empiezan a emerger las razones para explicar el flojo accionar del equipo en su regreso a la División A. El Deportivo Pereira requería al menos de cuatro jugadores para armar un equipo mucho más competitivo.
Intuyo que al mantenerse al grupo campeón de la B, con ligeras excepciones, hubo solidaridad de cuerpo. Algo así como… lo más justo es darle prioridad a los jugadores que le dieron el ascenso al Pereira.
Esa fue una decisión poco acertada del técnico y del señor liquidador que hoy administra al Deportivo Pereira. Con un agravante: son 11 los jugadores, todos ellos habituales en las alineaciones del partido tras partido, que pasan la barrera de los 30 años de edad.
En circunstancias normales, de pronto manejable. El Pereira antes de la cuarentena jugó 8 partidos ganando 3, empatando 2 y perdiendo 3. Pero luego de la parálisis del torneo las fechas llegaron unas tras otras y esta exigencia física tuvo que incidir en el rendimiento de los veteranos.
La peor imagen la visualizamos en el pasado juego ante Junior, perdido 2-0 en casa. El Pereira fue un equipo sometido por su rival y terminó siendo no sólo impotente sino indolente. Los jugadores terminaron jugando para ver pasar los minutos sin que en su actitud se apreciara temperamento, vehemencia, para intentar con ganas y lucha alcanzar lo que por expresión futbolística no podía conseguir: darle vuelta al partido.
Soy de los que reconocemos el trabajo de Craviotto en el Pereira, pero en medio de la crisis de resultados la conducción del equipo que saltaba a la cancha se le hizo confusa y, además, afloró en él un comportamiento con su entorno que le quitó puntos, pues al menos en su relación con la prensa se hizo prevenido y de alguna manera provocador con sus respuestas y/o sus evasivas.
El pecado de Craviotto fue no haber reforzado el equipo para la temporada de regreso a la División A. No sabré decirlo si él exigió y le respondieron que no. El desacierto de su liquidador – representante Jhon Omar Candamil fue no haberse decidido por tener un equipo más competitivo, y con un agravante: en medio de la incierta situación de un club en subasta y apenas a comienzo de temporada, haberle prorrogado el contrato al cuerpo técnico por tres años a un exorbitante costo que no se compadecía con su precaria y limitada nómina.
Obvio, los jugadores tienen mucho que ver en el fracaso en que se ha venido convirtiendo la campaña del Deportivo Pereira 2020 a cinco fechas de la culminación del campeonato regular. Son muchas las versiones que hablan de una vida disipada de algunos de ellos. Pero hay otros que simplemente no tienen como dar más o no encajan en la estrategia del técnico. Y uno que otro de pronto mal utilizado por el técnico.
Craviotto no tuvo una nómina consistente: atrás careció de un líder en defensa, en el medio todo el peso de la contención recargado en la funcionalidad de un solo hombre, en tanto que los tres creativos que utilizó no le dieron luces a un ataque con dos típicos ‘9’, que aparte de no tener el acompañamiento de un jugador que desequilibrara, estuvieron distantes de lo que fueron en el torneo de la B.
Tan escasa es la nómina del Pereira que basta mirar el valor de las plantillas del fútbol local. Según la firma especializada Transfermarkt dedicada al tema, el Deportivo Pereira es el equipo más barato entre los 20 que juegan la Liga colombiana.
No miro a Craviotto bajo la óptica de la culpabilidad pero tampoco lo exonero de su responsabilidad. Al fin y al cabo él aceptó jugar con lo que tenía.