ESCAMPAVIA.
Las señales que se colocan en las vías públicas son de diferente forma y color, las circulares rojas son de obligatorio cumplimiento, las amarillas son indicativas más que restrictivas, así las cosas un colega, integrante de la veeduría Autopistas del Café, tomó la vía que va de Pereira a Armenia, su sorpresa no fueron los iniciales diez kilómetros de la congestionada vía de un solo carril; por el contrario, la verificación de las señales, que por curiosidad contó una por una, le llamaron poderosamente la atención; las de obligatorio cumplimiento mostraban que esta es una autopista en la que la velocidad permitida es o de 30 o 40 kilómetros por hora, con la excepción de dos tramos, de algunos cientos de metros, en los que se autorizan los 60 kilómetros por hora.
La velocidad aceptada es consecuencia del diseño de la vía, aunque en algunos tramos también se reduce por la vecindad con sitios que requieren de atención especial; además, en Colombia, las velocidades máximas están reguladas entre los 80 y los 100 kilómetros por hora, es entonces mal bautizada la Autopista del Café puesto que, no cuenta con dos calzadas en toda la extensión a la que nos referimos y los avisos restrictivos nos indican que velocidad de diseño es apenas comparable con la de las carreteras de tercer nivel.
Quienes transitan por esta carretera superan ampliamente los límites de velocidad anunciados, sin embargo las autoridades no multan a los infractores, quizás por lo absurdo de la situación y parcialmente, como consecuencia de esta circunstancia, la concesionaria aporta esta advertencia para tener en cuenta por eventuales demandas por accidentes y de otro lado nos recuerda que la llamada bella autopista es una secuencia interminable de curvas y curvas, cuando lo bello es el paisaje de esta tierra hermosa en la que habitamos.
La vía que se construirá entre La Paila y Calarcá está diseñada con puentes y viaductos que evitarán el caracoleo de sortear curva tras curva. La que nos ocupa mantuvo el antiguo camino de las mulas, a media ladera y sin obras de ingeniería de importancia.
ARGOS, la poderosa con antecedentes de multas por prácticas no santas y encartada por actuaciones recientes, propone prorrogar por treinta años los más caros peajes por kilómetro de que tengamos noticia, para destinar lo que se recauda aquí para construir allá una carretera en otro corredor vial y de paso hipotecar, por una generación, la posibilidad de resolver los inmensos problemas de movilidad que hoy afectan a toda la población.
Para modular las protestas a la Iniciativa Privada que se financiará con el abusivo uso de los dineros con los que ofrecen excusar a la nación de su obligación de atender obras que son de su responsabilidad, y que son necesarias, importantes para Colombia y que todos reclaman se construyan de inmediato pero con los dineros que ella genere y con el presupuesto nacional si fuere necesario, incorporó a su nómina a poderosos dirigentes para que, con su concurso lograr el respaldo que perpetúa los cuellos de botella que ofreció resolver desde su creación hace casi tres décadas, que son ilegales y de paso atentan contra la solidaridad y las relaciones creadoras y de vecindad que históricamente han vivido: Caldas, Risaralda y Quindío, añadiendo al perjuicio ya conocido a la orgullosa región que ha sido una, por cultura, estirpe, desarrollo equilibrado y que ha proporcionado riqueza a Colombia.
Quienes se filan con el concesionario y no con los intereses de la comunidad, lo están haciendo partiendo de falsas premisas o quizás y ojalá no sea así, por razones inconfesables.
ese articulo de denuncia, sin nombres concretos,…. poco sirve..
Y quienes son esos “poderosos dirigentes” que intentan traicionar a toda una región, seguramente por una jugosa comisión de exito? Seria muy bueno conocer sus nombres. Pereira no puede seguir auspiciando a una decena de empresarios y dirigentes que se han lucrado por decadas de las coimas y favoritismos que el poder local les ha dado.