Dos sociólogos, Gaetano Mosca y Wilfredo Pareto, expusieron a principios del siglo pasado su teoría sobre la “clase dominante”. Según ellos, las sociedades están sujetas a una estratificación no igualitaria, en la cual ciertos grupos tienden a monopolizar el poder y a imponer su concepción sobre los intereses públicos.
En Pereira, durante gran parte del siglo pasado el poder se fraccionó entre dos sectores de nuestra “clase dominante”: Uno de ellos, encabezado por el senador Camilo Mejía Duque, controló las actividades políticas, y el otro, el de “los cívicos” liderado por Don Gonzalo Vallejo construyó un proyecto de ciudad basado en la excelente posición geográfica de nuestra ciudad haciendo énfasis en el intercambio comercial y hasta tuvo la osadía de retar a la dirigencia manizalita.
Hoy en dia los integrantes de nuestra actual “clase dominante” no parecen haber logrado mayores resultados. La única obra de impacto estructural realizada fue la renovación del centro de la ciudad, y salvo ocasionales iniciativas el sector privado no da muestras de un liderazgo novedoso. A esto se añade que desde la administración de Uribe Vélez no tenemos mayor representación en el gobierno nacional.
Nuestra zona de influencia enfrenta ahora problemas de saturación; un hecho económico verificable por la presencia de miles de vendedores callejeros, además del exceso de tiendas de grandes superficies que encontramos hasta en Cartago; todo lo cual indica que necesitamos otros horizontes para ampliar nuestro desarrollo económico, tal como hicieron los quindianos con una novísima vocación centrada en el turismo rural.
Mucha gente subsiste por las transferencias del exterior; perdimos el control de varias empresas de servicios públicos y en materia de salud solo hay el proyecto de un nuevo súper hospital; a esto se añade que los gobiernos nacionales nos otorgan poquísima participación presupuestaria, entre otras razones porque nuestra clase dirigente y nuestros alcaldes y gobernadores llevan años sin estructurar nuevos proyectos de desarrollo.
En semejante situación el diagnóstico histórico no parece difícil: nuestra actual “clase dominante” adolece de visión estratégica. Y si no corrige su rumbo, continuaremos improvisando en materia de soluciones geopolíticas.
AGM-IX-2022