Ya no hay ni dónde parquear los carros. La mirada chata de nuestros dirigentes nos dejó sin espacios vitales para el exigente crecimiento de nuestra Villa Olímpica. Permitimos indolentemente la construcción de viviendas y otros proyectos en áreas reservadas para nuevos escenarios deportivos.
Es a la Villa donde deberíamos trasladar esas dos “mechas” de coliseo. El de la 19 que el gobernador Botero se comprometió en 2005 a modernizar. Nada de nada. Y el Rafael Cuartas, da pena y está para demolición. Alguien con imaginación debería gestionar ese traslado. Digo, si queda algún predio disponible.
Cada vez tenemos más un remedo de Villa Olímpica. No como la pensaron líderes de la talla de Francisco Polanco y el padre Antonio Valencia, quienes a mediados de los años 70 encabezaron la soñada gesta cívica de un gran escenario deportivo, como se lo merece Pereira.
Aún quedan al margen algunos predios con cañabrava y el enorme predio que ocupa Almacafé, esperando que llegue al gobierno o al Concejo un buen pereirano que tome la iniciativa de preservarlo para la Villa Olímpica.
Porque hasta el estadio, que al decir de nuestros locutores deportivos, dizque es el “Monumental”; manera muy pereirana de pasar agachados olvidando que se nos llenaba el corazón diciendo: el “Olímpico” Hernán Ramírez.
Hace más de dos décadas a un opaco funcionario del Inder le dio por construir en la glorieta de la Villa, un obelisco que nada dice, nada representa y de nada sirve. Deberíamos demolerlo.
Incluso la policía, ante la indiferencia de todos, sin pedir permiso, cometió el error de construir una clínica a escasos metros del estadio y nadie dijo nada. Hoy la policía se ha recortado con vallas y cintas de seguridad, media calzada de la vía.
En el pasado torneo preolímpico de fútbol fueron enormes las filas de carros estacionados a un lado de la Avenida 30 de agosto. En un gran evento, es un camello salir de la Villa. En Atenas Grecia, a la Villa se entraba caminando. En Pereira nos parecemos a lo que somos: caóticos, improvisados, desordenados.
En medio de la crisis de movilidad, el pasado fin de semana, para el clásico Pereira-Once Caldas tuvieron que prohibir el uso de la plazoleta de la piscinas olímpica para el parqueo de carros.
Al menos para los carros sería una solución práctica que a alguien se le ocurra proponer la construcción de un edificio de parqueaderos. No vemos otra, porque hasta en eso nos quedamos cortos.
Ya hicimos unos Bolivarianos, Pero si seguimos así nunca tendremos una nueva sede de juegos de ciclo olímpico. Y a este paso tampoco en desarrollo de infraestructura deportiva iremos a ningún Pereira.
El columnista Luis Garcia Quiroga, invoca aquí aquellos tiempos maravillosos en los que esta ciudad se levantaba a defender todo lo que tenia6que ver con la ciudad.
Es esta la hora y esta la invocación a volver por el civismo que caracterizó a Pereira y por los valores que distinguieron a los pereiranos.