- La hora de la verdad para el castigo en la urnas.
- Viudez de poder y satrapía por jubilación en la mitad de la vida.
Es posible engañar a muchos y en la fase irreversible del cinismo auto engañarse para vivir la coherencia triste de la mentira patológica. Ésa forma de vida es la que abruma hoy a una sociedad agobiaba y agotada por el pensamiento tramposo que se aprovechó del miedo y la dependencia inventada entre paisanos acostumbrados, a fuerza de realidad, a vivir por cuenta propia en la informalidad del rebusque excluyente y llevado cada quien de su parecer.
La mitomania, vivir para la mentira creyendo ser lo que nunca será posible sin verdad, es la médula identitaria de las gentes que capturaron el poder público hace treinta años desde el recambio del año noventa del siglo veinte en un nuevo orden global con la caída de muros, cortinas, apartheid y guerra fría en el frenesí neoliberal de la ficción consumista que desató la inequidad, concentración de riqueza, hambre para la mitad de la humanidad sin derechos.
De esa ficción salió la generación tecnócrata que controla lo público desde aquella época. El primer empleado del Estado colombiano saliente en menos de cien días, es el arquetipo de la vida en la verdad a medias y las mentiras dobles a la hora de hacerse al manejo de lo público, incumplir y hacer lo contrario de lo mandado y agrandar la mentira al rendir cuentas.
Nunca se le oyó al próximo viudo de poder, reconocer un error, aceptar un desacierto o incumplimiento, ni ofrecer un duelo compartido por las víctimas. Aún cree que todo es soñado como su burbuja en el abuso de poder y castración de empatia. Decepción ofensiva es la sensación que deja esta frustración de cuatro años. Colombia es menos de lo que recibió el nuevo viudo de poder cuando ocupó el inquilinato en 2018. Como nación, unidad y cohesión social, colectividad en dignidad y convivencia no es mejor la realidad hoy. Sin pandemia el resultado no hubiera sido distinto. No había peso específico, capacidad, ni brújula en la dirección de lo público. Fue un gobierno secta que dividió a la sociedad entre amigos y enemigos del régimen. Improvisación y venalidad. Autoridad ausente.
Ahí el tamaño del daño recibido y en tal proporción el castigo a un régimen de veinte años en caducidad por avanzado grado de descomposición convertido en satrapía inaceptable. No hay como revalidar semejante resultado. Hacerlo sería esquizofrenia colectiva. Si hay democracia con la mitad sana y libre el relevo es el mínimo de dignidad. Si se impone la fórmula para seguir los mismos, será por acción anómala a examinar conocidos de antemano los síntomas. La elección del 13 de marzo con violación de Ley de garantías y 6 billones de erario nacional repartidos, dijo que el gobierno no tiene el respaldo electoral.
La inminencia del relevo por agotamiento de una época, desbarata mitos, derrumba ídolos y tumba pedestales en el reino que se acaba. El ocaso definitivo de un patriarca que abusó de un teflón impune dos décadas , ostracismo para su apóstol discípulo aprendiz que perdió la pasantía y se pensiona en la mitad de la vida con rango de sátrapa después de la violencia del régimen contra jóvenes y civiles a quienes disparó armas del Estado.
Daño colateral el pedestal roto y mito caído del ciclista símbolo de dignidad nacional que se bajó de su lugar en un costoso inútil respaldo a la fórmula de continuismo, en su libre albedrío, decisión triste para quienes se sienten decepcionados por su ídolo. Costo inútil.
En franca lid limpia de juego democrático sin actos ilícitos como la compra de votos de las elecciones presidencial de 2018 y las parlamentarias de siempre, la política venal repetida en la captura del poder erario no ganaría de ninguna manera en un Estado sociedad decente, educada, libre, como Canadá, Australia, Japón, Francia, España o Escandinavia. No habría ratificación de un régimen como el actual en Colombia. El castigo debe ser el domingo 29 de mayo en las urnas. Veremos si sucede lo que es digno en Dinamarca, aquí en Cundinamarca. Cualquier cosa puede pasar en Macondo.
Escrito por Hernando Ayala M. Periodista Mail disnnet@gmail.com
Respetado Columnista:
» Cualquier cosa puede pasar …….».
Precisamente, hay 6.402 razones para pensar que el sistema violento, sin escrúpulos puede desatar toda una ola de atrocidades, hacia la oposición y hacia su mismo candidato, con tal de seguir en el poder.
Peligro inminente en Colombia.