Que el compromiso de disciplina social sea claro: Que las basuras, escombros y trebejos inservibles que no quieres ver en tu casa o en tu negocio, los pereiranos no tengamos que sufrirlos en las calles.
El gerente de la Empresa de Aseo de Pereira, el abogado unilibrista Ricardo Alán González, se ha fijado el propósito superior de emprender una campaña educativa y de cultura ciudadana de largo aliento que ha denominado “Pereira, te quiero limpia”.
Cuando me lo comentó, le dije: ¿Cómo puedo ayudar? Pienso que esa es la pregunta que todos los pereiranos deberíamos hacernos y poner manos a la obra haciendo lo que el deber llama para lograr victorias tempranas de las que nos podamos sentir orgullosos.
Esta campaña de la Empresa de Aseo de Pereira, es promisoria siempre y cuando se saque del discurso y el eslogan y se lleve a la práctica en sinergia con las comunidades hasta convertirla en una causa cultural generadora del propósito colectivo de ciudad limpia.
Ojalá la empresa Atesa, operadora del aseo, colabore dándole valor agregado a la concesión pese a la mala fama de incumplir el contrato y de su nula cooperación con la ciudad.
Este reto básico de higiene, educación y cultura ciudadana me recuerda el día de 1981 que, en su afán por ver a su ciudad como una tacita de plata, el estupendo alcalde que fue Roberto Arenas Mejía (QEPD), abrió un concurso para que los pereiranos propusieran un eslogan para una campaña de aseo.
En aquella ocasión, el concurso se lo ganó el maestro Luis Carlos González Mejía con una frase limpia, contundente y escrita en positivo: Juéguele limpio a Pereira.
Bella y constructiva frase de poeta que fuimos olvidando con el inexorable paso del tiempo y de la larga ausencia de liderazgo efectivo en cultura ciudadana. Nunca es tarde para reaccionar y cumplir buenos propósitos.
No podemos seguir indiferentes viendo gallinazos destrozando bolsas de basura sacadas a destiempo en nuestras las calles. Por fortuna la campaña tendrá inspectores de aseo.
Es una vergüenza ver escombros de materiales de construcción, inservibles como colchones, muebles viejos y cadáveres de sanitarios que malos ciudadanos ponen en los andenes cual si fueran monumentos al desprecio por la ciudad.
Estas campañas también requieren una política de garrote y zanahoria. Sugiero al gerente Ricardo Alán Gonzáles, además de los comparendos ambientales, crear incentivos para zonas de restaurantes, el barrio o la zona comercial más limpia. Los reconocimientos enaltecen y ayudan a seguir los buenos ejemplos.
Vamos todos a respetar la ciudad que nos habita predicando con el ejemplo. No hay de otra si queremos que la campaña “Pereira te quiero limpia” sea un grato fenómeno de apropiación ciudadana.
Luis García Quiroga