Por Luis García Quiroga. Especial El Opinadero.-
El columnista defensor de la Junta de la Cámara de Comercio de Pereira CCP dice que “nadie tiene la razón” en el escándalo surgido entre otras cosas, por las denuncias de malos manejos corporativos, uso indebido de recursos públicos, incompatibilidades en contratación y negación reiterada a una auditoría forense que despeje la niebla de sospechas que tanto daño le hacen a la institucionalidad pereirana en general.
No se requiere tener la razón. Superan con creces a la razón y a la lógica, la sola percepción de la actitud negativa de la Junta y de su presidente Diego Panesso, al decir que “asumo la responsabilidad” de hechos por demás antidemocráticos y anti estatutarios.
Distinto piensa el empresario Eduardo Castrillón Trujillo: “Lo que más me duele es que los que tenemos el honor de representar a los ciudadanos en juntas directivas no demos ejemplo de transparencia, de respeto, de buen gobierno corporativo y no se den cuenta de que, con sus acciones, están llevando a los ciudadanos a la desesperanza, llevándonos al abismo y dándoles la razón a la izquierda extrema y a los corruptos”.
No es solo por la mera liberalidad de opinión que en justa ley le asiste al columnista defensor, quien además es empresario, inversionista, político, pre candidato, ex alcalde y otros títulos que incluye el de ex presidente del Deportivo Pereira. Es también porque hay otras fuerzas de poder político, gremial y social preocupadas por la suerte de la CCP pero, están tan extrañadas y largamente sorprendidas, que no logran entender o guardan silencio hasta poder ver un eventual desenlace o punto de quiebre.
Hay excepciones como la de Castrillón Trujillo quien además ofreció conseguir recursos para pagar la auditoría forense. También el ex embajador, ingeniero Samuel Eduardo Salazar González, opina en Facebook, entre otras cosas que, “Me parece que lo que exponen los denunciantes es cierto y viene ocurriendo desde hace mucho tiempo en esta institución (…) Dicen colaborar y coadyuvar la tarea comercial pero todos los cursos de capacitación y de formación los cobran y además su estructura administrativa es excesiva y su estructura salarial también”.
Igual, la ex gerente del Aeropuerto Matecaña, Gladys González de Arenas, quien con su habitual sensibilidad y sabiduría femenina pide “que todos deben dar un paso al costado y por el bien de la ciudad, mucha claridad”.
El columnista defensor -quien recién escribió que no le gusta comprar cachivaches- nos sorprende porque al parecer estima preferible gastar los recursos de los comerciantes -según la auditoria de la CGR a menos del 10% de la operación de la CCP- en $46 millones 160 pesos en suculentos almuerzos (con langostinos) antes que pagar una auditoría forense que haga la radiografía al posible daño -que en esta visceral confrontación- las tales viandas le hicieron al sistema digestivo de la Junta.
A propósito de las viandas langostiniadas. ¿Cuántos restaurantes de Pereira pueden servir almuerzos corporativos? ¿Sólo el del presidente de la Junta de la CCP? ¿Estarán acaso los demás restaurantes exonerados de los impuestos que recauda la Cámara?
Y mientras tanto, ¿Que los comerciantes pereiranos -como rebaño de ovejas- sigan pagando el impuesto de registro mercantil, renovaciones y certificados producto de todos los actos, documentos y contratos de comerciantes y empresarios?
¿Olvida el defensor ex presidente de junta de la CCP, que las de Montería, Barranquilla, Villavicencio y otras cuestionadas por escándalos similares e innobles pujas de poder, bajo artimañas, terminaron dañando la buena imagen institucional, justo ahora cuando los comerciantes más necesitan de su protección y apoyo?
El columnista defensor dice que la sociedad pereirana es hipócrita. Parece que de hipócrita, pocón pocón, porque hay que recordarle que si no fuera por la prensa local, las redes sociales y en especial por la Corporación Vigía Cívica, integrada por una veintena de instituciones pereiranas, el saqueo al hospital hubiera pasado como un rayo de luz por un cristal. Esto va más allá de moralismos y oportunismos, porque más acá está la Pereira que queda, nosotros, incluso usted, seremos el olvido.
Así pues, si ninguno tiene la razón, ¿tendremos que pasar olímpicamente agachados mientras la ciudad y sus comerciantes sufren por falta de estrategias creativas, ausencia de apoyos y acciones eficaces y solidarias de sus dirigentes empresariales señalados de excesos que no quieren, ni permiten ser aclarados? ¿A qué le temen?
¿No es un derecho legítimo de los contribuyentes y de la ciudad, tener un informe más completo que el realizado tangencialmente por la CGR apenas con una muestra muy por debajo del 10 % de los casi $20 mil millones de recaudo anual?
¿Pueden el presidente y los tozudos sobrevivientes de la Junta darse el lujo de no ir a una rendición pública de cuentas en el Concejo Municipal, que es por definición junta de juntas? Claro que pueden, porque sin parpadear así lo hicieron el pasado viernes.
¿Desconocen acaso que a la luz del Derecho Público, son particulares que desempeñan funciones públicas y administran recursos públicos?
El columnista defensor del statu quo, hizo una analogía gastronómica que me conduce al comentario concluyente, deletéreo de uno de mis lectores: “Luis, cuando en el plato hay carne, es difícil levantarse de la mesa”.
Aquí le respondo en una mezcla de cocina y filosofía: Apreciado doctor Orlando Restrepo, por ahora, la carne le gana a la ética, incluso a la estética. La carne se pudre; la filosofía es eterna.