“Vuelve la mula al trigo y el pollino al cebedal”, en relación con los docentes de Colombia. Los sindicatos protestaron contra la ley estatutaria de educación a la cual le metieron un felino peligroso: dar bonos para que los estudiantes de Básica y Media, vayan a instituciones privadas. ¡No saben nada los angelitos de la derecha! Pues resulta que, una pensión en un buen colegio privado de Pereira, por ejemplo, no baja de un millón de pesos mensuales. Total, 10 por año, cuando la cifra por capitación que el gobierno gira a los establecimientos públicos no pasa de 150 mil pesos, promedio, por estudiante, anualmente. Imagínense la competencia politiquera por hacerse a la beca para el hijo del sumiso líder social que, retribuye con trabajo electoral el favorcito “desinteresado” del jefe. De manera que, en un santiamén, el sistema público se desmantelará como hicieron con la red hospitalaria. Estamos, pues, frente a una ley 100 educativa.
Pero no en todo tienen razón los maestros. No comprendo cómo, siendo tan duros con los estudiantes al momento de evaluar el conocimiento, se oponen a la medida con consecuencias punitivas para ellos. Una de dos, o no se preparan o vienen de programas de garaje que saben no les garantizan un conocimiento sólido sino un título para ascender en el escalafón.
Como la realidad es que los maestros no se dejarán evaluar, propongo revisar a fondo el proceso de ingreso a los programas de las Facultades de Educación para que lleguen no sólo los mejores puntajes ICFES, sino los más aptos desde el punto de vista del interés por la profesión, el amor a los niños y el compromiso con las comunidades. Rediseñar los pénsumes que deben tener duración igual a cualquiera carrera profesional; no permitir graduarse a quien pierda el ECAES; subir la tabla del concurso de ingreso. Concomitantemente, elevar los estímulos económicos para que llegar el magisterio no sea sólo una vocación, sino también, una profesión muy significativa. Si la facultad es nocturna, un año más de estudio
Creo que una salida intermedia a la evaluación-sanción, ha de ser evaluación-formación. Es decir, si el docente pierde el examen, no será excluido del cargo; tendrá unos años para prepararse y afrontar de nuevo la prueba que, de ser negativa, lo obligaría a salir del magisterio. Y, además, habría consecuencias para la universidad que lo formó. De otra parte, no todas las fallas de la mala educación pública son atribuibles al docente. Sin jornada completa, alimentación, canasta escolar, más el hacinamiento, jamás la educación estatal avanzará sustancialmente.
*Los últimos sondeos en Francia al viernes 28 de junio, dos días antes de las elecciones: Coalición de toda la izquierda, 29 %. Partido del presidente, 20 %. Extrema de Le Pen, 35 %. Pero, no logrará mayoría para poner primer ministro. Arriba la democracia progresista en la gran Francia.
*Admiro a Biden. Pero, los demócratas han de revisar esa candidatura.
Volveré sobre el tema educativo.
Jaime Bedoya Medina.