Qué tanto nos importa el bien común

“Una sociedad egoísta nunca elegirá un gobierno que anteponga el bien común sobre el individual, por lo que el estado sólo cambiará cuando el pueblo cambie su forma de pensar y comportarse”: LUIS FERNANDO CARDONA

Diez ejemplos del comportamiento egotista del colombiano promedio que le impiden vivir en comunidad:

1. “Sálvese quien pueda”: Si alguien es perseguido o asaltado en la vía pública la reacción será de indiferencia agradeciendo no ser él la víctima o que no lo haya sido uno de los parientes cercanos.
2. “No se acabaron los caballeros, sino los puestos”. respuesta típica cuando nadie le cede el puesto al anciano o al discapacitado en el transporte público.
3. “Ese es su problema, no el mío”. Reacción de indiferencia cuando un invidente o un anciano trata de cruzar la vía congestionada.
4. “Pase por encima”, le grita el conductor a quien intenta rebasarlo en la vía.
5. “Trabajen, vagos”, típica respuesta de nuestra clase alta cuando alguien promueve un proyecto que beneficie a las clases populares.
6. “Pague taxi, mijo”, esta expresión le sale del alma a quien va al volante y ve a su vecino mojándose en medio de la tempestad.  Si puede, pasa sobre el charco para, de sobremesa, dejarlo empapado.
7. “A usted qué le importa, lambón”, dice, cuando es sorprendido contraviniendo una norma de tánsito o de convivencia social,..
8. “Y entonces qué va a hacer o qué”, dice el vecino cuando le pides que controle a su mascota o a su hijo menor por su mal comportamiento.
9. “Quédese con su pastal”, le responde furiosa una mujer a su vecina cuando le pide que no estacione el automóvil en su antejardín.
10. “Que la recojan los barrenderos, que para eso les pagan”, dice el indolente cuando lanza al suelo el empaque de la golosina que acaba de comerse.

Ñapa: “Es con mi plata no con la suya, o usted me está pagando los servicios?”, dice aquel que desperdicia el agua potable lavando su carro o la acera de su casa, mientras mira desafiante a quien le reclama.

Y finalmente, esta perla que me regala uno de mis lectores:  la que dicen los usuarios en Hospitales y Clínicas, a los Profesionales de la salud: “atienda bien, muévase que usted come porque yo pago”.

Es por eso que nada podemos esperar del congreso cuando son sometidos a su consideración los proyectos de ley que buscan la justicia social como por ejemplo la ley de tierras, las reformas a la salud, a las pensiones, la universalidad de la educación pública y la reforma laboral, en fin, todas aquellas que intentan beneficiar a las mayorías con dineros que hasta hoy fueron destinados a favorecer los privilegios de unos pocos.

Nada fácil proteger el colectivo cuando en el fondo todos, o la gran mayoría tenemos mentalidad egoísta, tendencia a favorecer lo individual.  Cuando se nos enseñó desde niños que el éxito consiste en atesorar dinero y bienes de consumo.  Y que hay que lograrlo pisoteando a quien haya qué hacerlo.  Cuando, como dicen los americanos, triunfar es ser un winner y fracasar, un looser.  Y a nadie le gusta ser llamado “un  fracasado”.

Esos congresistas que dicen representarnos son los que encarnan los valores del ser individual, ese egoísta que llevamos dentro tal vez no todos, pero sí las mayorías.