“Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, entonces estás peor que antes”
Confucio es la traducción del chino, KUNG FU TSE. Nació el 28 de septiembre del 551 a.n.e. y murió el 18 de abril de 479 a.d.e., en el estado de LU, al norte de China. Los detalles de la vida y obra de Confucio se basan en dos fuentes fundamentales; Analectas y el “Comentario” de Zuo, que cubre el período de Primavera y Otoño de la historia de China, del año 722 al 468 a.n.e. Del padre de Confucio se sabe que era un noble venido a menos; es decir que era un noble sin feudo, por ello se dedicó a la profesión de militar. Se casó en primeras nupcias, por esa época se practicaba la poligamia; el rey podía tomar hasta quince mujeres, el príncipe nueve, el oficial tres y el que no tiene título solo dos. Este es un aspecto fundamental en la cultura china, ya que toda la existencia del noble se basa en la necesidad de perpetuar el clan y asegurar el culto a los antepasados. El matrimonio constituía un acto religioso rodeado de garantías.
El noble solo se casa una vez tomando en una sola ceremonia a la mujer principal, la mujer podía ser repudiada por causas graves como desobediencia, la envidia, la enfermedad o el robo. El padre de Confucio tuvo que repudiar a dos mujeres porque no le dieron hijos varones que pudieran encarnar la virtud del clan y perpetuar el culto a los antepasados. Los hijos varones eran un signo de prestigio. Había llegado a los setenta años y seguía preocupado porque no tenía descendencia masculina. Por ello pidió a través de un intermediario, la mano de una de las hijas de YEN para cumplir con las sagradas tradiciones. El jefe del clan YEN reunió a sus hijas y les dijo: “He aquí al jefe de Seu, sus padres y abuelos son simples nobles, pero sus antepasados descienden de nuestros santos reyes. Estoy deseoso de emparentarme con él, aunque sea viejo y de carácter austero, no podemos vacilar. ¿Cuál de vosotras, hijas mías, quiere ser su mujer?” Ante este ruego las hijas mayores quedaron en silencio, pero la más pequeña, le dijo: “nuestro padre ha ordenado, yo obedeceré. ¿Para qué interrogarnos?” La joven solo tenía 17 años, debido a la edad avanzada de Confucio para que pudiera concebir para tener un hijo, este se dirigió al templo en el monte de NI-KIEU.
Dice el mito que la joven esposa subía a rezar en un campo de moreras, hojas se irguieron a su paso, pasó la noche en oración y cuando el sueño le vencía, soñó: “Darás vida a un hijo sabio que depositarás en una morera hueca”. Durante el parto, dos dragones velaban a la derecha y a la izquierda de la colina; dos espíritus femeninos aparecieron en el aire y rociaron perfumes a la cueva, y surgió una fuente de agua donde fue lavado el cuerpo del recién nacido. Sonaba música sagrada y una voz gritó: “El Cielo, conmovido por vuestras oraciones, os ha dado un hijo santo”.
Confucio relata: “a los quince años estudiaba; a los treinta estaba completamente formado; a los cuarenta ya no dudaba; a los cincuenta ya conocía los secretos del Cielo; a los sesenta comprendía lo que oía; y a los setenta siguiendo las indicaciones de mi corazón, no transgredía la regla”. Experto en caballos, practicaba el tiro con arco, la pesca y la caza. Audaz e incansable viajero. Fue en esencia un educador y político, durante más de 2.000 años los emperadores chinos establecieron y promovieron el culto oficial a Confucio. El confucianismo se convirtió en una especie de religión de Estado. ¿Cuál es el arte gobernar? “Sea el príncipe el príncipe, el criado el criado, sea el padre el padre, sea el hijo el hijo”. Cada cual ha de estar en su sitio para que en la sociedad reine la armonía. En definitiva, considera que la base para que un estado sea estable es la jerarquía asumida, esto es que cada uno ocupe el lugar que le corresponde. La vida social está organizada en torno a la fidelidad al príncipe y al padre. Pero estos, a su vez, han de actuar como tales. Se debe gobernar con civismo.
Deben gobernar aquellas personas en las que sobresalgan la benevolencia, la compasión, el ejemplo debe brillar. Los gobernantes deben gobernar por los intereses del pueblo, y si estos derechos no están bien representados, el pueblo tiene el derecho de rebelarse. El que no lo haga debe ser destituido. La filosofía confuciana es, cómo debe gobernarse, ser justos y virtuosos, pues así se consigue la paz y la prosperidad. Cuando gobernó se preocupó por los pesos y las medidas, revisó las leyes, repuso en sus cargos a los funcionarios que habían sido apartados y el gobierno marchó bien, reunió las familias dispersas. Para él lo más importante era alimentar al pueblo, realizar los ritos, ser generoso, sincero y justo.
En la educación enseñaban: historia, literatura, cálculo, escritura, música, danza, y los rituales militares. Tres virtudes trataban de imbuir: fidelidad al príncipe, fidelidad al maestro y al padre. Estas escuelas que inicialmente eran temporales, podían asistir de todos los estratos sociales. Confucio se aseguró que la educación fuera un agente de cambio, y a través de ella inculcar el amor al prójimo como un agente para cambiar la sociedad; vio con precisión la importancia de la alimentación para todos sus estudiantes y los ancianos que estaban a cargo del Estado.
La educación confuciana tenía como objetivo lo moral; el logro intelectual era el único medio para cultivarse éticamente. Lo más importante de la educación confuciana es humanista y universal. Como decía: “Un caballero no es una vasija”, o también: “Un caballero no es una herramienta”, queriendo decir que su capacidad no tenía un límite específico, ni una utilidad limitada. Lo importante no es la información técnica acumulada ni lo profesión especializada, sino el desarrollo de la humanidad. La educación no tiene que ver con el “tener”, sino con “ser”. Admite que memorizar sin reflexionar es inútil, estudiar y no reflexionar es también inútil, es decir, estudiar y no reflexionar es peligroso. La relación entre maestro y discípulo reproduce el modelo de organización social que predica: el maestro sustituye al soberano, y los discípulos adoptan el papel de súbditos, que acatan su autoridad indiscutida. Esto es, así como se propugna unas relaciones de obediencia de los súbditos hacia el soberano, y en una relación de autoridad ejemplar de éste hacia los súbditos, de la misma forma él se esfuerza en asumir el papel de autoridad ejemplar y sus discípulos de súbditos obedientes y disciplinados. Decía Confucio: “No tengo interés en hacer comprender a quien no vuelca su corazón en el estudio. Yo no puedo enseñar a hablar, a quien no se esfuerza en hablar. Si a alguien le descubro un aspecto del problema y él no descubre tres más, yo desisto de enseñarle”. Es considerado el Padre de la Educación.
La familia es el modelo fundamental en la sociedad china, la familia no es más que un reflejo del Estado. Ahora bien, familia y Estado son dos estructuras idénticas que se apoyan, su diferencia radica en el elemento cuantitativo. Por ello el culto al jefe del clan es el culto al Estado. Este culto participa en un sentido religioso en tanto que religa el presente con el pasado, tanto que une a los ciudadanos con el pasado, y a estos con sus guardianes. Y este culto a los antepasados explica la ausencia de toda Iglesia como poder paralelo al Estado. Esta es una lucha del confucianismo, evitar que las religiones dominen o anulen al Estado, cuando éstas seducen a determinados emperadores, sus intereses coinciden con los de un Estado burocratizado; una burocracia religiosa, trascendente, es un peligro muy serio para los intereses del Estado.
La tendencia pragmática ha sido decidida por la forma de concepción religiosa; una religión desprovista de metafísica, de monoteísmo, de dogmas y de meditación trascendente, que se resume en prácticas de culto a los muertos y a pequeños dioses familiares. El fundamento de las relaciones sociales se legitima en la unión con los pasados ancestrales; por ello cuanto más lejano sea el período de referencia tanto mayor será su legitimidad. La primera dinastía Chang, fue una sociedad fundamentalmente agrícola que conocía el bronce. Esa sociedad se convierte en sedentaria y comienza a encauzar ríos, crea la religiosidad naturalista, sus dioses eran el dios del cielo y el dios del suelo. En la formación del estado intervienen tres factores: el pueblo, la nobleza y el monarca. La unidad básica es la familia ampliada o clan, en torno a una pequeña extensión de tierra que cultivan. Después hay una clase social noble, conformada por los parientes del rey que son los ejecutores de sus órdenes, esta clase social no tiene dominio alguno, solo ejecuta órdenes; únicamente ejerce dominio el monarca.
La sucesión dinástica se hacía buscando un ciudadano cualquiera que poseyera las cualidades de mando y de organización, al igual que los ministros y funcionarios. Nunca tenían en cuenta lazo de sangre. El soberano no es más que el intermediario entre el Cielo y el pueblo. Sin embargo, se pasó de dicho régimen de producción comunitario a uno de propiedad, en virtud de los excedentes de producción. Ello hizo posible el nacimiento del comercio y la moneda, y en últimas los campesinos ricos pudieron comprar tierras y poner a trabajar a otros. Es un modo de producción “asiático”, que al final del período da lugar a un sistema de producción feudal.
Confucio ocupó en cargo de regente de vigilancia de los postes a los que se ataban los bueyes y los carneros para el sacrificio, se distinguió por ser muy riguroso con las cuentas, como en todo, actividad que no coincidía con su reputación de hombre de letras. Fue nombrado Intendente de las Obras Públicas, su misión consistía en la planificación y construcción de canales, caminos, diques contra las inundaciones y obras urbanas. Más tarde es nombrado Ministro de Justicia, allí expuso uno de los elementos fundamentales del confucianismo: la necesidad de que el pueblo esté instruido, lo contrario es la maldad del príncipe. Durante su estadía como Ministro trató de implementar su doctrina, la que tuvo resistencia debido a los intereses de la clase alta. Su ideal del Estado es que sea gobernado por el príncipe (Jefe de Estado), centralizado, asistido por sus consejeros y un aparato administrativo impersonal, bien organizado, jerarquizado y eficaz. Es tener un gobierno con los mejores.
El confucianismo no es una religión como tal. No negó la existencia de un mundo espiritual, afirmó que era más importante concentrarse en este mundo mientras uno estaba en él. Reflejó su disgusto por la guerra, declaró que el orden era un requisito clave en la sociedad. Apuntar ese orden era creer en la importancia de las relaciones jerárquicas. Los sujetos debían obedecer a sus gobernantes, los niños, a sus padres y las esposas, a sus esposos. Sin embargo, Confucio no pretendía que ese orden fuera impuesto por la fuerza. Pensaba que la sociedad debía ser armoniosa.
La tradición confucianista de hoy contiene valores morales y espirituales válidos para todos, sin distinción de condición social, étnica o religiosa. La nueva versión de esta tradición – el neoconfucianismo – incluso ha sido considerada como el artífice del modernismo y el progreso de los países asiáticos que han emergido después de la II Guerra Mundial. El «maestro número uno» – Confucio, está una vez más en los programas escolares. Los valores de orden, jerarquía, lealtad y obligación mutua siguen siendo tan atractivosen este siglo como lo fueron en el siglo V a.n.e.
Muy ilustrativa columna. Con datos y reflexiones muy interesantes. Ojalá la leyeran nuestros dirigentes.