Pereira cruce de caminos, paso de arrieros y encuentro de culturas, desde sus inicios y en medio de las diferencias culturales de sus allegados se buscó siempre el propósito infinito de la unidad, de la construcción colectiva del estado de bienestar en general donde todos a pesar de sus diferencias, diversidades y pensamientos tenían claro que deberían arar en el mismo sentido si el propósito era superior a las personas y las individualidades. En esa construcción de aldea, distrito y de ciudad desde finales del siglo XIX e inicios del XX, era importante tejer un discurso entorno a la unidad de sus pobladores, respetando sus diferencias, viniese de donde viniese, ya fuera del Norte del Cauca, del sur de Antioquia o del centro del país donde la mejor forma de lograr la unidad sería respetando la diversidad heterogénea que construiría la nueva ciudad. Por eso nuestros ancestros y fundadores entendieron desde muy temprano que era de gran importancia construir una narrativa discursiva entorno a elementos de unidad a pesar de las diferencias, de ahí surge la palabra civismo, palabra que proviene del francés civisme y del vocablo latino civil que significa buen ciudadano. De ahí que civismo constituye el conjunto de cualidades que permiten a los ciudadanos vivir en comunidad, respetando unas normas de convivencia pacífica, aceptando las reglas del juego de la democracia y los derechos fundamentales o los valores constitucionales, en la naciente Pereira la narrativa del civismo surge alrededor de dos elementos, el respeto por los derechos ciudadanos, principios y valores ciudadanos y el cultivo del espíritu de solidaridad, de esos dos elementos se forjó la sociedad que tenemos hoy en día, entregados en herencia por nuestros ancestros y fundadores, donde con el civismo lograron alcanzar grandes proyectos, obras y gestas cívicas, siendo guardianes de los derechos de la sociedad y promoviendo la caridad hacia el prójimo. De ahí surgieron actores y asociaciones cívicas importantes como la Sociedad de Mejoras, Club Rotario, Leones, Rialto y Kiwanis, las Damas de la Caridad, las Damas Rosadas y Grises, los Amigos del Arte, la sociedad San Vicente de Paul, el hogar San Marcos, la cofradía aliadas de los pobres, las logias masónicas entre otros grandes actores de construcción de sociedad. Sin embargo hoy en día gran parte de esa narrativa discursiva en torno a la unidad se ha perdido, la ciudad donde no hay forasteros, la ciudad sin puertas ha dejado desvanecer elementos tan valiosos de unidad, tal vez porque se ha venido evaporando el amor y sentido de pertenencia por la ciudad, la Pereira amada no se puede convertir en la ciudad del caos y la anarquía, sin valores ni principios familiares. Sabemos que atravesamos momentos difíciles en materia económica, social de productividad de divisiones y tensiones políticas, pero somos optimistas y creemos que el espíritu cívico que forjó esta raza y este pueblo de valientes hombres no se ha perdido, no se ha desvanecido, solamente está dormido; consecuencia de los individualismos personales, institucionales y colectivos, nuestra amada Pereira debe ser el propósito superior y por eso hacemos este llamado a la unidad en un momento crucial y determinante, un año electoral donde Pereira debe ser propósito superior a cualquier interés político, creemos en la gente buena, hay excepcionales candidatos alternativos e independientes, no tenemos que estar condenados a candidatos que utilizan las maquinarias para hacer política, dilapidando los recursos públicos que vienen del bolsillo de los pereiranos o los candidatos obsesivos con el poder financiados por actores oscuros de dudosa procedencia. Creemos que podemos tener un futuro mejor, para nosotros y nuestras familias, con candidatos buenos, independiente en sus ideas, que quieran recuperar el civismo y amor por la ciudad, el llamado es a votar diferente, votar por los mejores, sin tachas ni pasados oscuros.