Reflexiones

Por FABIO OLMEDO PALACIO

La semana Santa, es el momento en el que nosotros los  cristianos recordamos la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Para los creyentes, es la forma de entender  que después de la muerte, cuando todo se termina,  ocurre el milagro de la vida, del comienzo, de volver a caminar.  También, es el tiempo de reflexión, recogimiento espiritual y gratitud con Dios. Para los judíos, se llama Liberación para celebrar el momento en que  se libran del yugo  del Faraón. Para el Islamismo es un descanso, no la celebran. En la mayoría de creencias distintas al cristianismo y judaísmo se celebra como el renacer, el comienzo,  para buscar en mi interior las respuestas, que de pronto por el trasegar diario, no nos hemos detenido a analizar. Otros, la utilizan para vacacionar, pero todos sin distingo de credo tenemos el tiempo,  para detenernos a pensar en nuestro paso por la tierra, en lo útil o inútil que esto ha representado para mi familia, para mí o para la sociedad a  la que pertenezco. Uno de los actos más bellos y significativos de la semana santa, es el lavatorio de los pies, que significa la vocación de servicio, la humildad, la igualdad que todos debemos practicar, Jesús en la última cena tiro el manto y comenzó a lavarle los pies a sus 12 apóstoles. Creo que este acto en particular representa una de las enseñanzas de mayor trascendencia para la humanidad, es la humildad que deben de tener los gobernantes, es hacer a un lado la soberbia del poder, los egos que no los dejan ver, mas allá de sus círculos cercanos y que no les permite oír las respuestas que sus gobernados están esperando. El lavatorio también nos lleva a preguntarnos donde estamos parados, para donde vamos,   como Moisés, que  después de atravesar el desierto, condujo su pueblo  hasta la tierra prometida. Una tierra donde haya menos inequidad, donde todos tengan acceso a la educación, a la  salud, recreación y donde nuestro mayores después de trabajar toda una vida se les  mire con respeto y se les entregue lo que ellos merecen amor y calidad de vida, que los niños sean de verdad el tesoro más preciado de nuestra comunidad y que la educación este por encima de cualquier consideración mercantilista, que los campesinos, no solo sean objeto de discursos o avisos en los distintos medios de comunicación, como estrategia de márketing comercial. Que los empresarios entiendan que el balance social de sus empresas, debe de estar equiparada por lo menos al de las utilidades personales.  Los gobernados, deben de entender que también les cabe una responsabilidad de  ser respetuosos de la ley y el prójimo, ser solidarios, tolerantes y productivos.

Esta pandemia, nos debe enseñar que debemos  volver por los caminos del amor, el  respeto, la  sencillez y de las cosas simples de la vida. Muchos de nuestros padres, hermanos, familiares, vecinos o amigos, por culpa de este virus no podrán hacer nada de esto, pero nosotros que tenemos esta oportunidad debemos detenernos y reflexionar sobre ello, más allá de cualquier creencia religiosa.  El actor Anthony Hopkins, tiene una frase que resume lo dicho “ninguno de nosotros saldrá de aquí con vida, así que por favor deja de tratarte mal hasta con los pensamientos. Come la comida deliciosa, camina a la luz del sol, salta al mar, di la verdad que llevas en tu corazón como un tesoro escondido, se amable. Se raro”.