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LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

ActualidadRENACE "LA MULA DE HIERRO", EL TREN

RENACE «LA MULA DE HIERRO», EL TREN

En muchas ciudades colombianas, antiguas locomotoras y vagones han sido transformados en monumentos, recordatorios de una época en la que el tren era el rey del transporte. En la glorieta que da acceso al Terminal de Transportes de Pereira, una vieja locomotora se exhibe como símbolo de un pasado de progreso que, lamentablemente, quedó inmóvil en el tiempo. Este tipo de reutilización cultural es un reflejo de la añoranza por aquellos días en que el tren conectaba ciudades y generaba empleo y desarrollo. A pesar de los esfuerzos actuales por reactivar el sistema ferroviario, estas viejas locomotoras siguen siendo un recordatorio melancólico de las oportunidades perdidas.

El sistema ferroviario en Colombia, que alguna vez fue un símbolo de progreso y conectividad, ha transitado por un camino lleno de altibajos. Desde su construcción en el siglo XIX hasta su decadencia en el siglo XX, el tren fue vital para el desarrollo económico y social del país. Hoy, bajo el actual gobierno, el tren ha vuelto al escenario público con grandes promesas de inversión para revitalizar el sistema.

La historia del tren en Colombia comenzó en 1855 con la construcción del ferrocarril en el istmo de Panamá, cuando aún formaba parte del territorio nacional. Esta línea férrea fue un proyecto estratégico para conectar los océanos Atlántico y Pacífico, sentando las bases para el desarrollo ferroviario en el país.

En los años siguientes, Colombia construyó varias líneas ferroviarias que conectaban las zonas productoras con los puertos, facilitando la exportación de productos agrícolas como el café y el banano.

Durante las décadas de 1940 a 1970, el sistema ferroviario colombiano vivió su apogeo. Se construyeron más de 3.500 kilómetros de vías, y el tren se consolidó como el principal medio de transporte de carga y pasajeros. Las principales líneas, como el “Ferrocarril del Pacífico” y el “Ferrocarril del Atlántico”, conectaban el interior del país con los puertos de Buenaventura y Santa Marta, respectivamente. Este sistema permitió que productos vitales para la economía colombiana, como el café, el carbón y el banano, se movieran eficientemente hacia los mercados internacionales.

El declive comenzó en los años 80, cuando las políticas de transporte empezaron a favorecer el uso de carreteras. La falta de inversión en mantenimiento e infraestructura ferroviaria, sumada a la expansión del transporte por carretera, llevó al abandono de muchas líneas. En 1992, la liquidación de los Ferrocarriles Nacionales de Colombia marcó el fin de una era. Las estaciones quedaron en ruinas y las locomotoras, inmovilizadas. Lo que alguna vez fue una red vibrante de transporte ahora es solo un vestigio del pasado.

Hoy, Colombia enfrenta una oportunidad única para revivir su sistema ferroviario. El gobierno ha anunciado una inversión histórica de 30 billones de pesos para revitalizar las líneas férreas del país. Este ambicioso plan no solo busca modernizar la infraestructura existente, sino también expandir el sistema ferroviario para conectar las principales ciudades y regiones productivas con los puertos y mercados internacionales.

Entre los proyectos más importantes está el Ferrocarril del Pacífico, que conectará el puerto de Buenaventura con el centro del país, atravesando regiones clave como el Valle del Cauca, Tolima y Caldas. Esta ruta es vital para el comercio internacional, ya que facilitará el transporte de mercancías desde el Pacífico hacia el interior del país y viceversa. Este proyecto será clave para reducir los costos logísticos, mejorar la competitividad del país y disminuir la dependencia del transporte por carretera, que ha demostrado ser más costoso y menos eficiente.

En el norte del país, el tren sigue siendo importante para el transporte de carbón y otros productos hacia los puertos del Caribe.

El corredor que conecta La Dorada con Santa Marta ha experimentado un resurgimiento en los últimos años, con un aumento del 350% en el volumen de carga transportada en 2023.

Este crecimiento subraya la importancia de las rutas férreas para la cadena logística de Colombia y su potencial para seguir expandiéndose.

Además, en el noroeste del país, el Ferrocarril de Antioquia busca conectar Medellín con otras regiones clave. Este proyecto no solo mejorará la movilidad de personas y mercancías, sino que también reducirá el tráfico vehicular y disminuirá el impacto ambiental causado por el transporte terrestre.

El corredor central, que conectará Buenaventura con el Caribe, incluye la rehabilitación de tramos vitales y la construcción de túneles y puentes que permitirán que el tren opere a velocidades más altas y con mayor capacidad de carga.

Este proyecto no solo promete mejorar la infraestructura existente, sino también incorporar nuevas tecnologías y trochas estándar que permitirán que los trenes alcancen velocidades de hasta 160 km/h, mejorando significativamente la competitividad del sistema.

La Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), juega papel fundamental en el avance de estos proyectos, ya que la aprobación de licencias ambientales es un proceso largo y complejo. La falta de personal idóneo en la ANLA ha sido señalada como uno de los factores que podrían retrasar la implementación de los proyectos.

Uno de los aspectos clave en el éxito de estos proyectos es la colaboración público-privada.

Desde el año 2000, concesiones privadas como la de Fenoco han operado algunas de las rutas más importantes, como la línea de carga que conecta Chiriguaná con Santa Marta. Estas concesiones han permitido que las rutas clave se mantengan operativas, a pesar del abandono general del sistema.

El renacimiento del tren en Colombia también forma parte de una estrategia más amplia de transporte multimodal, que busca combinar el uso de trenes, carreteras y puertos. Esta visión tiene como objetivo reducir la dependencia del transporte por carretera, que es más costoso y menos sostenible, y promover el uso de trenes para el transporte de grandes volúmenes de carga a largas distancias.

En este sentido, la creación de centros logísticos en puntos clave, como el propuesto en La Dorada, será esencial para la interconexión del transporte ferroviario con otras formas de transporte. Estos centros permitirán transferir mercancías de manera eficiente entre trenes y camiones, optimizando la logística y reduciendo los tiempos y costos de transporte.

A pesar de los avances y las inversiones planificadas, hay regiones que no han sido contempladas en los planes de reactivación ferroviaria, lo que genera inquietudes. Un claro ejemplo de esto es la exclusión de Pereira y La Virginia, ubicadas en el Eje Cafetero, una de las regiones productivas más importantes del país. La falta de inversión en estas áreas plantea interrogantes sobre el liderazgo regional y la visión a largo plazo para estas ciudades, que históricamente han desempeñado un papel fundamental en la economía nacional.

Otras regiones como Boyacá también han comenzado a explorar la creación de nuevas líneas ferroviarias, como el tren moderno que conectaría Belencito con Bogotá.

Desde aquí proponemos que es fundamental que estas iniciativas locales se integren en una visión nacional que permita que todas las regiones se beneficien de este renacimiento ferroviario.

El renacimiento del tren en Colombia representa una promesa de modernización y desarrollo económico que ha generado grandes expectativas. Si bien los proyectos actuales son ambiciosos y presentan desafíos técnicos, financieros y ambientales, el éxito de estos esfuerzos dependerá de la colaboración entre el gobierno, el sector privado y las comunidades locales. El tren tiene el potencial de reconectar a Colombia de manera sostenible, eficiente y competitiva.

Es importante que las inversiones se extiendan a todas las regiones estratégicas del país, garantizando que ninguna zona quede excluida de este proceso de reactivación. El tren, esa vieja «mula de hierro», tiene el potencial de convertirse en el motor que impulse a Colombia hacia un futuro más conectado y competitivo.

 

6 COMENTARIOS

  1. excelente cronica. y donde se esconden nuestros politicos, que dejaran a pereira fuera de los ferrocarriles??
    sera que podemos los ciudadados hacer algo para no quedar por fuera??
    politicos corruptos.

  2. Gracias por tan excelente información.
    Para los que soñamos ver a Colombia creciendo y con su economía cada vez más fuerte, este sistema de transporte sin duda hará de nuestro país una potencia en exportación de productos.

  3. Excelente crónica. Viaje en el desaparecido Expreso del sol de Gamarra a La Dorada en mi retorno de la costa al eje cafetero.

  4. Otra nueva y excelente crónica de Javier. Que remembranzas agradables, en la niñez nos colabamos en la Estación del hoy Aeropuerto y todos saltaban en el «infierno», 34 con ferrocarril, yo no era capaz y me tocaba seguir hasta la estación y regresar solo a pie.
    También nos recuerda la instalación en el poder (gobierno) de apátridas que solo han gobernado a favor de los grandes negociantes.
    Y que vamos hacer para que Risaralda no se quede por fuera de esta útil interconexion?

  5. Oportuno el artículo. Reactivar las líneas férreas coadyuvarán de manera importante al crecimiento económico. Y con el adicional de bienestar a muchas poblaciones, será también impulsor de desarrollo

  6. VIAJE EN TREN , EN AUTOFERRO, MUCHO.ERA UN SERVICIO EXCELENTE. HABIA » PRIMERA CLASE»? EN SILLONES COMODISIMOS CON TAPICERIA DE CUERO. SURCABAN TUDO EL PAIS. GOBIERNOS SUCESIVOS Y CORRUPTOS LO EXTINGUIERON LENTAMENTE PARA BENEFICIAR UN TIPO DE TRANSPORTE, EN EL QUE ELLOS INVERTIRIAN….. BUSES Y CAMIONES POR CARRETERAS

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