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LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

ActualidadSOMOS MUY CHIQUITOS

SOMOS MUY CHIQUITOS

Miscelánea 

 

Irónicamente hasta hace poco en Colombia, con el folclor que nos caracteriza, los dramas más sonados eran el desaire de James Rodríguez al Junior de Barranquilla para irse al León de México y la imposibilidad de que Falcao García continuara su fichaje en el Club Los Millonarios, todo porque a nuestra estrella del fútbol, con todo y lo piadoso que es, no le apetecen los impuestos. Estábamos lejos de imaginar los verdaderos líos que se venían, además de la crisis humanitaria del Catatumbo.

 

Luego de su visita a Haití el presidente Petro, quizás insomne y alterado, con su trino de la madrugada del pasado domingo nos permitió palpar lo que era una tormenta perfecta; todos sabemos lo que dijo Petro y todos sabemos lo que sucedió luego, pero al sol de hoy seguimos sin saber en qué carajos estaba pensando o si en verdad no le alcanzó el sentido común para anticipar lo que su rebeldía podría causar en el ánimo de las autoridades Estadounidenses que, con un Donald Trump omnipotente y desatado, aprovecharon el papayazo para dejar claro hasta dónde podrían llegar con su política nacionalista y lo minúsculo que podrían hacer ver a un país como el nuestro, dejando de paso la advertencia para el resto de países latinoamericanos.

 

La primera sensación que tuve sobre lo que estaba sucediendo, fue de indignación; no entendía por qué teníamos que aguantarnos el trato miserable que las autoridades migratorias del norte les daban a nuestros coterráneos indocumentados; no podía ser que la migración ilegal, per se, justificara el trato como criminales, no podía ser que Trump se atreviera a tanto. Luego, con el correr de las horas y con el análisis de las implicaciones del incidente, como la mayoría de mis compatriotas, me tuve que tragar la indignación.

 

Por la impulsividad de nuestro presidente, al que le asiste la razón moral, que es una razón que no vale nada, se puso en peligro la interacción con una nación que representa el 30% o el 40% del comercio de Colombia con el mundo; para dimensionar la cosa, eso significaba que ya no seríamos competitivos vendiendo nuestro café y nuestras flores, inimaginable.

 

Con la suspensión de los visados y el anuncio de aranceles de hasta del 50% para las exportaciones provenientes de Colombia, el presidente Trump nos aplicó una llave de esas de lucha libre imposibles de resistir y en cuestión de horas, antes de la media noche, la cúpula diplomática colombiana ya estaba arrojando la toalla, anunciando, con algo de eufemismo, que la crisis ya estaba superada, omitiendo precisar que ello era posible simplemente porque nos tuvimos que tragar el sapo del trato miserable en la deportación de nuestros compatriotas.

 

Si el objetivo de Petro era sonar y visibilizar por unas horas los excesos de Trump, el riesgo que corrimos ha sido muy grande y el precio muy alto en términos de la humillación a la que a la postre se sometió a toda la nación, mayor aún a la de ver a un puñado de compatriotas encadenados.

 

Humillación para todos los colombianos, sí, porque así siento el golpe de realidad que nos acaban de dar, al comprobar de la manera más cruda e incontestable, respecto del imaginario de nación que tenemos, frente a los intereses que representamos y la relevancia que creíamos tener, que nuestra estatura es insignificante.

 

Al margen de la responsabilidad que claramente le cabe a nuestro presidente, por arrebatado e inconsecuente, la verdad es que Petro y la izquierda colombiana llevan al frente de este barco tan solo 3 años, y eso es muy poquito en nuestra historia y, por ello,  la falta de peso en el concierto internacional se lo debemos al país que nos ha construido nuestra rancia dirigencia desde hace 200 años, ellos, godos y liberales, nos han dado lo que tenemos y el trato que Donald Trump ha decidido que merecemos, ni más ni menos.

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3 COMENTARIOS

  1. Respetado Columnista:
    _ » Somos muy chiquitos.’.
    O somos abyectos: desde la época de la conquista, desde la colonia, desde todos los años en que hemos sido gobernador a punto de garrote y premio
    Cómo en los colegios : el matoncito y el nerdo, así se les identifica, y así es la constante: no es respeto por la grandeza en humanidad, en conocimiento, sino es el MIEDO.
    Así son las relaciones en general: RELACIONES DE PODER.
    Hasta que aparece el » nerdo «, » o el mal llamado » Chiquito.» Y enfrenta con su inteligencia, así sea poniendo en riesgo su vida, pero , saca » las uñas» y que hace el » matoncito» retrocede
    Es cuestión de analisis de años, de conocimiento de políticas internacionales, cuando se arriesga tanto el Señor Presidente Gustavo Petro, es cuestión de analisis: usted tiene un poderío, nosotros tenemos otros, .
    Se inicia entonces, la fuerza de poderes, y los » chiquitos», tienen muchos aliados,
    En conclusión, El Señor de cabeza naranja, sintió que no se acobardo el chiquito.

  2. Que de tanto en tanto emerjan figuras como esas, Hitler, Stalin, Franco, Trump, es terrible pero vaya y venga, pero que la sociedad después de haber aprendido las lecciones las olvide y retroceda, que les coman cuento y se sumen a la sin razón, eso es la tapa; nada que hacer, el pesimismo es totalmente fundado. La sociedad tiene que recapacitar; las redes sociales, en la forma en que se han estado utilizando, nos han hecho mucho daño, y se suponía que eran para evolucionar, para hacer una mejor humanidad. Ese contubernio entre políticos y magnates de la tecnología nos va a llevar a la hecatombe.

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