Por: Juan Mario Sánchez Cuervo
«Señor de las sombras, el tiempo de la misericordia terminó. ‘Le voy a dar en la cara, marica’, como usted alguna vez dijo».
En la clase más memorable de teología que yo recuerde, los asombrados seminaristas escuchamos esta información de un santo sacerdote: “Si el diablo se arrepintiera, Dios en su infinita misericordia lo perdonaría”.
El caso es que Dios quiere y puede, pero Satanás jamás se arrepentirá. Él es el padre de la mentira, de la envidia, el orgullo y la violencia. Uribe tampoco se arrepentirá jamás. Es el padre de la mentira en Colombia. Le vendió el alma a las mafias, a las multinacionales, a los magnates, a los paramilitares, a los políticos corruptos para oprimir y sembrar el terror en el pueblo colombiano. Le vendió el alma al diablo.
Al cobarde de Uribe le propuse un reto espiritual. El iría con sus miles de gorilas y secuaces y yo iría solo, con mis manos limpias de sangre, con mi consciencia tranquila, con Cristo en mi corazón. La respuesta de sus amigos fue la intimidación, la injuria y la calumnia, y por último el destierro de este servidor que tiene como única arma su pluma de escritor.
Señor del Miedo, señor de las sombras, el tiempo de la misericordia terminó. “Le voy a dar en la cara, marica”. Esa frase no es mía es suya y la cito porque me parece una frase brillante, santa, pulcra, bellísima e inmaculada como su alma divina. Señor Miedo, nos vemos en la Corte Penal Internacional. No es odio ni venganza, es mínima justicia lo que anhelo. Me mataron 6 seres amados, uno de ellos un crimen de lesa humanidad. En la mayoría de ellos usted está involucrado. Solo en esa corte presentaré mis argumentos. En Colombia declarar contra usted es una condena de muerte. Usted es el intocable innombrable. Ya le veo, ilustre dictadorzuelo, muecas de viejo muerto de miedo.
Verdugo de mi pueblo, matarife de la paloma de la paz, enemigo de la reconciliación, responsable directo de la horrible noche colombiana. Padre de la mentira que con labia de culebrero endemoniado engaña y lleva a la perdición a millones de almas. Señor Miedo, usted le vendió el alma al diablo. Los que te siguen y adoran no son inocentes, son cómplices, pues se niegan a ver lo evidente, lo obvio, una verdad escandalosa y sangrienta. Todo aquel que calla y permanece indiferente es también culpable.
Columna de opinión publicada (31 de julio de 2019) y tomada de Las2orillas, y reproducida en El Opinadero con autorización expresa del autor.