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LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

ActualidadTransición, el gobierno del cambio, es más de inclusión

Transición, el gobierno del cambio, es más de inclusión

Es necesario afirmarlo: Petro y Francia son los dignatarios de la nación colombiana. Su triunfo es un aporte hacia un estado de derechos y de promoción de una cultura democrática, en donde quienes se han beneficiado, tendrán el deber de corresponder con sus obligaciones, y el usufructo o para llamarlo directo: ya no tendrán un gobierno que los complazca y les genere exenciones y hasta subsidios para mantenerlos (según la Revista Semana del 16 de enero del 2021, se les da más de 30 billones anuales a los millonarios en subsidios, pueden ser menos de 5 mil los beneficiados[1]). El cambio es tan drástico, que los miedos que siguen rondando y las creencias en una cultura de avalar lo que antes vivíamos, pueden ser los puntos de quiebre de las nuevas dinámicas que ya se están viviendo.

Empecemos. Una parte de la ciudadanía tiene la convicción que el sistema de salud (tercerizado con empresas manejadas por personas que se enriquecen con el dinero público) es de lo mejor que tiene Colombia y olvidan (porque eso es lo que no quieren que creamos) que la salud es un derecho. Tan simple como pensar que no merecemos algo mejor y que la constitución al tipificar una serie de garantías, no nos sean reconocidas. Están en el papel, sólo que se han convertido en negocio, en mercancía, como la vida misma, por ejemplo, podemos feriar páramos, montañas, arrasar con miles de hectáreas de bosque, permitir concesiones mineras para acabar con el patrimonio biodiverso, en fin, se puede traficar con los derechos, y una capa poblacional posiciona la creencia que es adecuado hacerlo.

Por desarrollar no sólo está la recuperación de un dinero de recaudos exonerado, sino generar una distribución de lo que nos ha puesto en el rango de los países más desiguales del mundo: la tenencia de la tierra, el poco acceso a la educación universitaria: nos falta incorporar a más de dos millones de personas, apenas tenemos unas seiscientas mil en universidades públicas. Desarrollar más las fuerzas productivas propias, quizás este rasgo sea el que de manera concreta llamó Gustavo el día que la ciudadanía le otorgó el mandato: potenciar el capitalismo. La izquierda se ha visto con reparos por las garantías a la población, pero por descuidar sus aparatos de producción de riqueza, y sin titubeos ya en Colombia se habla no sólo de educación como tema prioritario (ya no una carga), sino de economía, desde referentes como la italiana Mariana Muzzacato, con sus ideas del estado emprendedor, o cómo aprovechar la tecnología y la innovación, siendo garantes de derechos a la población.

La agenda del país, tiene más incorporada el tema de la paz y por primera vez un gobierno que pone a los sectores sociales diversos a juntarse y a proponer perspectivas y horizontes de país. Las regiones encuentran un eco a sus voces y lo silente de propuestas como que puedan disponer de un acueducto (Quibdó, Riohacha, entre otros) ya se dejan ver posibilidades y alternativas. La transición nos traslada a un salto social y a enfrentar unas realidades latentes: los movimientos sociales con un alto grado de interlocución con un gobierno, en tiempo récord un acuerdo nacional para que el diálogo prime y permita convivencias de todo tipo. Jóvenes entusiasmados de la política y participando resueltos.

Algunos quieren que se les haga lo mismo a los que han vulnerado derechos y otros prefieren que todo aquello que sea diverso se mancille o rotule con nombres de rechazo: comunistas, dictadores, terroristas, ensucian la ciudad (para referirse a los indígenas o afros), delincuentes (para tachar al joven rebelde), entre una cantidad más, como el discurso de nos vamos a volver como Venezuela; y así también en lo político, los defensores del gobierno progresista desean que nadie de la derecha (es un término donde se acomoda al que haya tenido vínculos con los gobiernos uribistas) ocupe cargos significativos. La transición es una manera muy apropiada de llamar a lo que se pone en movilidad y aunque no plantea la víspera de lo nuevo, ni deja atrás lo viejo, más bien se queda en un borde, donde la línea está tan cerca del abismo, como de la esperanza que estalla y se vuelve un esplendor.

Estamos pasando una prueba. Gustavo y Francia se han convertido en el referente de una nación olvidada y atacada, de unos derechos negados y dejados como si fueran privilegios, de mendigar cultura y de abrazar lo que queda y no lo que se merece. La transición dará la forma de una sociedad digna, donde la vida sea el mayor valor y donde el recurso público se cuide y no sean de nuestro vocabulario expresiones como: que roben pero que sea poquito. Hemos visto despilfarrar lo que nos pertenece, somos un territorio de agresiones y donde la sangre ha manchado nuestra historia, los poderosos se ufanan sacando excusas y enrostrando la idea y el sentir que el pobre es pobre porque así lo ha querido.

No vamos a virar hacia el socialismo o a impedir que la propiedad privada se mantenga o a expropiar. Tampoco vamos hacia la equidad completa, apenas seremos un ejercicio de transiciones donde habrá lugar para recobrar el papel del poder, de la política, de múltiples reconciliaciones. Creería que lo que estamos conociendo es inédito para nosotros, y es algo que no teníamos: inclusión, en medio de las diferencias. No se han posesionado y en medio de una situación agreste por el endeudamiento y el deterioro de las condiciones sociales, de derechos humanos, padeciendo hambruna y desempleo, se espera que desde las poblaciones más invisibilizadas hasta las corrientes, las intelectuales, las trabajadoras, los nadie, los de todo, los que están en la mitad y los que crean y resisten puedan disponer de un cambio.


[1] Ver el artículo que empieza diciendo: “Al estilo contrario de Robin Hood, que les quitaba a los ricos para darles a los pobres, buena parte de los subsidios en Colombia están llegando a hogares con bolsillos abultados”, disponible en: https://www.semana.com/economia/articulo/subsidios-estrato-seis-las-billonarias-ayudas-que-reciben-los-mas-ricos/202100/

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